La fuente profunda lo sabe bien,
una vez todos fueron profundos y mudos,
y todos por eso lo supieron.
Como palabras mágicas, tartamudeadas
y no comprendidas en su fundamento,
así va ya de boca en boca.
La fuente profunda lo sabe bien;
postrado, un hombre comprende,
comprende y entonces se pierde.
Y habló locuras y cantó una canción—
en cuyo espejo oscuro se agacha
un niño que se alejará.
Y crece y nada sabe de sí mismo
y habrá una mujer que lo ame
y —¡maravilloso cómo se da el amor!
¡Cómo el amor da profunda noticia!—
Ahí será una cosa de vislumbrado peso,
en sus profundos besos recordada…
En este punto nuestras palabras están,
como cuando el mendigo pisa dinero sin saberlo,
como una piedra preciosa en un calabozo.
La fuente profunda lo sabe bien,
pero por eso una vez todos lo supieron
y ahora da vueltas alrededor de un sueño.
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