¡Oh maravilla! ¿Él vuela todavía?
¿Sube arriba y descansan sus alas?
¿Qué lo levanta y lo lleva?
¿Cuál es ahora su meta y camino y rienda?
Igual a la estrella y la eternidad,
vive ya en las alturas, de las que huye la vida,
compasivo él mismo con la envidia—:
¡y alto vuela también aquel que sólo está colgado!
¡Oh pájaro albatros!
Hasta lo alto floreces para mí con retoños eternos.
Pienso en ti: ahí me fluye
Lágrima sobre lágrima, —sí, ¡yo te amo!
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