Capítulo primero. De la liberalidad.
Su definición; la prodigalidad, la avaricia. Caracteres generales de la liberalidad; virtudes accesorias que ella supone. – La liberalidad debe graduarse por la fortuna del que da. – El liberal no siente excesivamente la pérdida de dinero; es dispuesto para los negocios. – La prodigalidad es mucho menos reprensible que la avaricia, por más que produzca algunas veces los mismos efectos. – La avaricia es incurable; grados diversos de la avaricia, 89
Capítulo II. De la magnificencia.
Su definición; su diferencia de la liberalidad. Defecto y exceso relativos a la magnificencia. – Cualidades del magnífico; sus designios; su manera de hacer las cosas. – Gastos en que se ejercita más especialmente la magnificencia; gastos públicos, gastos privados. – Exceso en la magnificencia: fausto grosero y sin gusto. – Defecto en la magnificencia : mezquindad, 96
Capítulo III. De la magnanimidad.
Definición. Los dos vicios opuestos: pequeñez de alma y vanidad presuntuosa. – El magnánimo no tiene otro norte que el honor; es el más virtuoso de los hombres. – Moderación del magnánimo en todos los grados de fortuna; con las ventajas de una gran posición se desenvuelve la magnanimidad. – Elevación y grandiosidad del magnánimo; su valor, su desinterés, su independencia, su lentitud y su indolencia, su franqueza, su gravedad silenciosa, sus maneras. – El hombre sin grandeza de alma. El necio vanidoso, 100
Capítulo IV. Del justo medio entre la ambición excesiva y la completa indiferencia respecto de la gloria.
No tiene nombre especial; es a la magnanimidad lo que la liberalidad a la magnificencia: Sentido equívoco de la palabra ambicioso, tomada ya en buen sentido, ya en malo. – El justo medio carece de nombre en muchos casos, 106
Capítulo V. De la mansedumbre, medio entre la irascibilidad y la indiferencia.
Descripción de la dulzura y de los dos extremos contrarios. Del carácter irascible; los hombres irascibles se irritan pronto y se calman pronto; con los atrabiliarios sucede todo lo contrario. – Dificultad de fijar con precisión los límites en que debe encerrarse la cólera, 107
Capítulo VI. Del espíritu sociable.
El hombre amable y el hombre que quiere complacer con demasía. La disposición media en este carácter se aproxima a la amistad. – El hombre que quiere agradar debe manifestar firmeza en ciertos casos y hacer sufrir también cuando sea necesario; sabe asimismo tratar las gentes según su posición. – Defectos opuestos a este carácter; la disposición media en este género no ha recibido nombre especial, 110
Capítulo VII. De la veracidad y de la franqueza.
Es un medio entre la vana jactancia, que hace que se suponga uno con cualidades que no tiene, y la reserva, que hace que se rebajen las que se tienen. – Carácter del verídico: detesta la mentira y la evita así en las cosas pequeñas como en las grandes. – El fanfarrón y el charlatán; sus motivos diversos. – Carácter reservado o irónico; Sócrates; la ironía, cuando es moderada, es digna de estimación y graciosa, 112
Capítulo VIII. Del donaire en el decir.
El hombre de buen tono sabe guardar un justo medio entre el bufón, que sólo se propone hacer reír, y el hombre de humor áspero que de nada se ríe. – Límites de la gracia de buen género; ejemplo tomado de la comedia antigua y de la nueva; regla por que se rige siempre el hombre bien educado. – Resumen, 114
Capítulo IX. Del pudor y de la vergüenza.
Es más bien una afección corporal que una virtud; sólo cuadra bien a la juventud. Más tarde, la vergüenza, que consiste en ruborizarse por lo que se hace, no puede nunca darse en el hombre de bien, el cual no hace jamás cosa mala. – La vergüenza indica por otra parte un sentimiento de honradez, 116
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