jueves, 9 de julio de 2015

DISTANCIAS CORTAS

Quién lee cuentos, uno se pregunta, y me gusta pensar que los leen hombres y mujeres en salas de espera; que los leen en viajes aéreos transcontinentales en vez de ver películas banales y vulgares para matar el tiempo; que los leen hombres y mujeres sagaces y bien informados quienes parecen sentir que la ficción narrativa bien puede contribuir a nuestra comprensión de unos y otros, y algunas veces, del confuso mundo que nos rodea. La novela, en toda su grandeza, exige, al menos, algún conocimiento de las unidades clásicas, que preservan ese lazo misterioso entre la estética y la moral; pero que esta antigüedad inexorable excluyera la novedad en nuestras formas de vida sería lamentable. Algunos conocemos esta novedad a través de La guerra de las galaxias, otros a través de la melancolía que sigue al error cometido por un jugador que no batea en las últimas entradas de un partido de béisbol. (…) En los cuentos de mis estimados colegas —y en algunos míos— encuentro esas casas de verano alquiladas, esos amores de una noche, y esos lazos extraviados que desconciertan la estética tradicional. No somos nómadas, pero —sin embargo— subsiste más que una insinuación en el espíritu de nuestro gran país, y el cuento es la literatura del nómada.  

JOHN CHEEVER

viernes, 30 de enero de 2015

A LA PEREZA (Manuel Bretón de los Herreros)


¡Qué dulce es una cama regalada! 
¡Qué necio, el que madruga con la aurora, 
aunque las musas digan que enamora 
oír cantar un ave la alborada!

¡Oh, qué lindo en poltrona dilatada 
reposar una hora, y otra hora! 
Comer, holgar..., ¡Qué vida encantadora, 
sin ser de nadie y sin pensar en nada!

¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo 
ya, tendido a la larga, me acomodo. 
De tus graves alumnos el ejemplo

me arrastra bostezando; y,  de tal modo 
tu estúpida modorra a entrarme empieza, 
que no acabo el soneto... de per...