domingo, 31 de octubre de 2010

La máscara perdida..(Lizkno, J)

Erase una vez una niña que dejó de sonreir, aún asi para donde ella iba llevaba una gran maleta donde cargaba sus máscaras, si, sus máscaras, la del amor, la de la confianza, la de la tranquilidad, la de la rabia, la tristeza, todas menos la de la felicidad....las cuales mostraba dependiendo de a donde fuese y como se sintiese, pues desde q perdió la máscara de la felicidad, recorre el mundo paso a paso para encontrarla....

Cuenta la historia que hacia unos años, la niña mantenia puesta su máscara  preferida, la de la felicidad, pero un día de otoño, cuando dejaron de crecer las Dalias, la niña nunca mas volvió a sonreir...un granjero cuenta q un día la niña dormia en su habitación, vivía en una casa grande y lujosa kon su papá y su mamá, pero esa noche en especial su madre, al igual que su padre dejaron de respirar , sus cuerpos de desvanecieron en el aire, como humo diluido....es así que al día siguiente al despertase la niña su máscara habia desaparecido, la niña salio corriendo y gritando...mi máscara, mi máscara, quién tiene mi máscara?, me han robado mi máscara, con los ojos llenos de lágrimas, no es hora de ponerme la máscara de la tristeza, explicaba la niña - aún no la deseo....todos en el pueblo miraban asombrados, algunos la ayudaron a buscar su máscara, mientras q otros comentaban que su madre y su padre se la habían arrebatado.....fue así q la niña salió en búsqueda de su madre y su padre, para pedirles la máscara que ellos abusivamente se habian llevado, aun asi la niña no entendia que  su madre y su padre la habian abandonado...todos en el pueblo, incapaces de contar la verdad, volvieron a refugiarse en sus casas, en un aglomerado desinterés por lo q sucedia a esa niña que kon tanto llanto en su rostro se alejaba lentamente de su pueblo, pueblo donde habia crecido y donde tanto tiempo nunca habia sentido la necesiad de cambiar su máscara, pues su felicidad no se comparaba con la felicidad que sentian los otros niños del pueblo, quienes de vez en cuando cambiaban sus máscaras....

Transcurridos los años, desde que la niña había dejado su pueblo,aun llevaba su máscara, pues su alma estaba destrozada, y no comprendía el porqué de tantos años y aun no encontraba a su madre y a su padre, se le era difícil comprender y entender esos nuevos sentimientos que sentia cada dia, aún asi le molestaba tener que cambiar sus máscaras a acada momento, para ocultar su sentimientos de tristeza que apoderaban su espíritu...un día mientras caminaba, un hombre de aspecto un poco envejecido, encorbado, de pasos lentos se acercó a esa niña, ofreciendo una serie de varios prductos, fue ahí donde la niña vio algo que alumbraba en el fondo de ese canasto del anciano, era una máscara, la máscara de la FELICIDAD que durante tantos años estaba buscando, pero el anciano pedia mucho por ella, y la niña no tenia dinero para comprarla, sin embargo, aún asi la niña siguió su camino, tal vez alguien mas adelante también venda máscaras y no las cobre tan caro, comentó la niña, mientras secaba sus ojos que habian empezado a humedecerse - 

Un día de repente la niña dejó de caminar, miraba su maleta y volvía a recordar una y otra vez cómo habia perdido su máscara de la felicidad, le daba rabia saber que habia sido tan descuidada, por que aun así la felicidad no sólo estaba en contar con sus padres, esa máscara en especial, le permitiría estar bien con ella, con sus actos, con su vida....pero desde q sus padres la abandonaron, ellos mismos se habian encargado de llevarse parte de la vida de ella también; fue asi q surgió la idea de construir su propia máscara de la felicidad, auqnue algunas veces le tallaba, aún asi su vida seria mejor.....la niña dejó de buscar su máscara  de la felicidad, construyó su propia máscara , construyó su propia vida, construyó su propio futuro, volvió a su pueblo el cual hacia 15 años habia dejado -obviamente todos sorprendidos- la recibieron....y la niña con su nueva máscara  de la felicidad se dio cuenta que la felicidad la hubiese podido construir ella misma, asi como muchos en su pueblo lo hacian....como símbolo de fortaleza....asi termina esta historia, aquel pueblo, con aquella niña quien aprendió a construir su felicidad....

Un gran obstáculo para alcanzar
la felicidad es el prometerse
una felicidad demasiado grande. (Fontenelle)

La ficticia felicidad de esa noche (Sergio Covarrubias)


“Muy cerca de mi ocaso
yo te bendigo, vida…”
Amado Nervo, En Paz

La ausencia de bien… la carencia de mal: la nada. La nada que a su vez lo es todo sin siquiera saber que ha comenzado a ser algo y dejado de ser algo sido con anterioridad… la nada: vacía como ella sola puede serlo… llena de una manera efímera y existencialmente pura. Existencialismo… ¿existencialismo?...¡Mierda! Sólo mierda y nada más… palabras bonitas en frases bonitas en ediciones bonitas. Mierda. La carencia de bien… la ausencia de mal. La nada está ahí acompañándonos en nuestro rudo sendero, acompañándonos mientras nos convertimos en arquitectos que construyen un destino propio y único, que juegan y beben hiel y mieles sabrosas, asqueándose delicadamente; ladrillo a ladrillo, martillo a martillo, pajarillo amarillo: vuela sin preocupación, vuela sin darse cuenta de el don que el cosmos le obsequió al momento de nacer: la felicidad: el ser y estar y seguir a nadie más que su espíritu, su alma, su instinto, él mismo: vive, y nada más.

Nosotros, afortunada o desgraciadamente, somos incapaces de siquiera anhelar el estar cerca de acariciar con la punta de nuestro dedo índice la felicidad, no así su copia barata artificialmente promovida por nosotros mismos: cara bonita, auto bonito, ropa bonita, billetera bonita, vida bonita, mierda bonita: arquitectos jardineros que plantan rosales y obtienen a su debido tiempo marihuana. Son encarceladas sus vidas por la posesión de rosales dopados, de belleza amartillada salvajemente por ellos mismos: pajarillos encarcelados.

Planto rosales, cosecho rosas, blancas, rosas, rojas, negras… rosas al fin y al cabo: belleza intacta: vida: belleza intacta.

Arquitectos viejos que añoran sus lozanías, y que sus huesos desgastados sufren adoloridos con las bajas temperaturas de la temporada de su presente. ¿Mayo será eterno? No… lo fue en su momento… pero dejó de serlo el primer día, el primer minuto y el primer segundo de junio, que tuvo a su vez su eternidad efímera, su belleza propia. su presente pasado.

Noches largas, corazones bellos rotos, penas inundándome, aún sin llegar ahí, estando lejos de esa cama fría y lúgubre que sea mi última posada, que sea portadora de mi última eternidad; prostituta de mi vida acabada lentamente, pero graciosamente aprovechada (espero)… y poseedor de una de las mayores dichas del universo: tener una sola noche santamente serena, esa noche, esa hermosa y fúnebre noche en el que mis diálogos amados con Amado se vuelvan realidad, esa noche en el que unas líneas cobren vida, esa noche en la que todo esté por vez primera en el lugar que le corresponde. Amé, no sé si fui amado… la luna, el sol, las estrellas incluso besaron y acariciaron mi faz, mato mis palabras, dejando que las suyas entren a mi garganta y asesinen mi último respiro; bajo lentamente a mis entrañas y salgo disparado, no sin antes besarme y agradecerme por no deberme nada… y por decirle, con una mueca torcida y feliz por primera vez en mi vida, aún sin llegar a la verdadera felicidad, pero acercándome como nunca lo había hecho en esta vida: sonrío, realmente lo hago: sonrío: “… vida, nada me debes, vida, estamos en paz.”

Prohibido. (Pablo Neruda)

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,
todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.



ArBoL de La ViDa....(Borges)

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, más otras apenas vemos entre un paso y otro.

A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos. Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestra lo que es la vida.

Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz. Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.

Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.
Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.

El tiempo pasa, el verano se vá, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre... Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejaran nada.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que Dos Almas no se encuentran por Casualidad

RECOMENZAR

Perdí un juguete que me acompañó en mi infancia, pero
gané el recuerdo del amor de quien me hizo ese regalo.

Perdí mis privilegios y fantasías de niño, pero gané
la oportunidad de crecer y vivir libremente.

Perdí a mucha gente que quise y que amo todavía, pero
gané el cariño y el ejemplo de sus vidas.

Perdí momentos únicos de la vida porque lloraba en vez de sonreír,
pero descubrí que es sembrando amor, como se cosecha amor.

Yo perdí muchas veces y muchas cosas en mi vida, pero
junto a ese “perder” hoy intento el valor de “ganar“, porque
siempre es posible luchar por lo que amamos, y
 porque siempre hay tiempo para empezar de nuevo.

No importa en qué momento de la vida te cansaste, lo que
importa es que siempre es posible y necesario recomenzar.

Recomenzar es darse una nueva oportunidad, es renovar
las esperanzas en la vida y lo más importante, creer en vos mismo.

¿Sufriste mucho en este período? … Fue aprendizaje
¿Lloraste mucho? … Fue limpieza en el alma.
¿Sentiste rencor? ….. Fue para poder perdonar.
¿Estuviste solo en algunos momentos? … Fue porque cerraste la puerta.
¿Creíste que todo se había perdido? … Fue simplemente el inicio de tu mejora.
¿Te sientes solitario? Mira alrededor y encontrarás a mucha 
gente esperando tu sonrisa para acercarse más a vos…

Recomenzar.

Hoy es un excelente día para comenzar con un nuevo proyecto de vida.
¿Dónde quieres llegar? Mirá alto, soñá alto, anhelá lo mejor de lo mejor,
anhela todo lo bueno, porque la vida nos trae lo que anhelamos.

Si pensamos pequeño; lo pequeño nos vendrá. Si pensamos
 firmemente en lo mejor, en lo positivo y luchamos por alcanzarlo;
Lo mejor va a venir a nuestra vida.

Hoy es el día de la gran limpieza mental.
Tirá todo lo que te encadena al pasado que te hace daño.
Arrojá todo a la basura, limpiá tu corazón, hacé que esté
 listo para una nueva vida, y para un nuevo amor si te
encontrás solo porque somos apasionados,
somos capaces de amar muchas veces,

Porque somos la manifestación del amor
Siempre se puede recomenzar…

Rostro de Vos (Mario Benedetti)

Tengo una soledad tan concurrida
tan llena de nostalgias y de rostros
de vos de adioses hace tiempo y
besos bienvenidos de primeras de
cambio y de último vagón.

Tengo una soledad tan concurrida
que puedo organizarla como una procesión
por colores tamaños y promesas
por época por tacto y por sabor.

Sin un temblor de más, me abrazo
a tus ausencias que asisten y
me asisten con mi rostro de vos.

Estoy lleno de sombras de noches y
deseos de risas y de alguna maldición.

Mis huéspedes concurren,
concurren como sueños con sus rencores
nuevos su falta de candor.
Yo les pongo una escoba
tras la puerta porque quiero estar
solo con mi rostro de vos.

Pero el rostro de vos mira a otra
parte con sus ojos de amor que
ya no aman como víveres que buscan
a su hambre miran y miran y apagan la jornada.

Las paredes se van queda la noche
las nostalgias se van no queda nada.

Ya mi rostro de vos cierra los ojos.

Y es una soledad tan desolada.

Las elegías de Duíno ( Jaime Ferrero Alemparte)

¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes angélicas? Y aun si de repente algún ángel me apretara contra su corazón, me suprimiría su existencia más fuerte. Pues la belleza no es nada sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente desdeña destrozarnos. Todo ángel es terrible. Así que me contengo, y me ahogo el clamor de la garganta tenebrosa. Ay, ¿quién de veras podría ayudarnos? No los ángeles, no los hombres, y ya saben los astutos animales que no nos sentimos muy seguros en casa, dentro del mundo interpretado. Nos queda quizás algún árbol en la loma, al cual mirar todos los días; nos queda la calle de ayer y la demorada lealtad de una costumbre, a la que le gustamos, y permaneció, y no se fue. Oh, y la noche, y la noche, cuando el viento lleno de espacio cósmico nos roe la cara: ¿Para quién no permanecería aquélla, la anhelada, la tierna desengañadora, ahí, dolorosamente próxima al corazón solitario? ¿Es más suave con los amantes? Ay, ellos sólo se ocultan uno a otro su suerte. ¿Todavía no lo sabes? Arroja el espacio que abarquen tus brazos hacia los espacios que respiramos; quizá los pájaros sientan el aire ensanchado con un vuelo más íntimo.

Sí, las primaveras de veras te necesitaban. Varias estrellas te pedían que las rastrearas. Se alzaba en el pasado una ola hacia ti, o cuando pasabas por una ventana abierta, se te entregaba un violín. Todo esto era una misión, ¿pero fuiste capaz de cumplirla? ¿No estabas siempre distraído por la esperanza, como si todo ello te anunciara a una amada? ¿Dónde intentas alojarla, si en ti los grandes pensamientos extraños entran y salen, y con frecuencia se quedan durante la noche?. Pero si sientes anhelos, canta pues a las amantes; no es, en absoluto, suficientemente inmortal su famoso sentimiento. Aquéllas que casi envidias, las abandonadas, las encuentras mucho más amantes que las saciadas. Empieza siempre de nuevo la alabanza siempre inalcanzable. Piensa: el héroe sigue en pie, aun el ocaso fue para él sólo un pretexto para ser: su último nacimiento. Pero a las amantes la exhausta naturaleza las recoge en su seno, como si no hubiera fuerzas para lograr esto dos veces. ¿Has pensado lo suficiente en Gaspara Stampa, y lo que puede sentir cualquier chica a quien el amado abandonó, frente a tan elevado ejemplo de mujer amante: ¿Llegaré a ser como ella? ¿Estos, los más antiguos dolores, no deberán, por fin, darnos fruto? ¿No es tiempo ya de que, al amar, nos liberemos del amado y, temblorosos, resistamos, como la flecha resiste al arco, para ser, unidos en el salto, algo más que la sola flecha? Porque el permanecer está en ninguna parte.

Voces, voces. Corazón mío, escucha, como sólo los santos escuchaban; la enorme llamada los alzaba del suelo; pero ellos seguían de rodillas, de modo imposible, sin darse cuenta: de tal manera escuchaban. No que pudieras soportar la voz de Dios, lejos de eso, pero escucha el soplo, las noticia incesante que se forma del silencio. Murmura hasta ti desde aquellos que han muerto jóvenes. ¿Acaso su destino no se dirigió siempre tranquilamente a ti, en Roma y Nápoles, cuando entrabas en alguna iglesia? O una inscripción sublime se grababa para ti, como hace poco la lápida de Santa María Formosa? ¿Qué quieren de mí? Debo apartar en silencio la apariencia de injusticia que a veces estorba un poco el puro movimiento de sus espíritus.

Realmente es extraño ya no habitar la tierra, ya no ejercitar las costumbres apenas aprendidas; a las rosas, y a otras cosas particularmente promisorias, ya no darles el significado del futuro humano; ya no ser aquél que uno fue en interminables manos angustiadas y hasta hacer a un lado el propio nombre, como un juguete roto. Extraño, ya no seguir deseando los deseos. Extraño, ver todo lo que tenía sus propias relaciones, aletear tan suelto en el espacio. Y estar muerto es doloroso, y lleno de recuperación, de modo que uno rastree lentamente un poco de eternidad. Pero todos los vivos cometen el mismo error de diferenciar demasiado tajantemente. Los ángeles (se dice) con frecuencia no sabrían si andan entre los vivos o entre los muertos. La corriente eterna arrastra siempre consigo todas las edades a través de las dos zonas y atruena sobre ambas.

Finalmente ya no nos necesitan, los que partieron temprano, uno se desteta dulcemente de lo terrestre, como uno se emancipa con ternura de los senos de la madre. Pero nosotros, que necesitamos tan grandes secretos, nosotros que tan frecuentemente obtenemos del duelo progresos dichosos, ¿podríamos existir sin ellos? ¿Es inútil el mito de que, en la antigüedad, durante las lamentaciones fúnebres por Linos, una atrevida música primitiva se abrió paso en la árida materia inerte; y entonces, por primera vez, en el espacio sobresaltado, en el que un muchacho casi divino de pronto se perdió para siempre, el vacío produjo esa vibración que ahora nos entusiasma y nos consuela y ayuda?* * *


Todo ángel es terrible. Y sin embargo, ay, los invoco a ustedes, casi mortíferos pájaros del alma, sé quiénes son ustedes. Los días de Tobías, ¿dónde quedaron?, cuando uno de los más radiantes apareció en el umbral sencillo de la casa un poco disfrazado para el viaje, ya no tremendo (muchacho para el muchacho, que se asomó, curioso). Si ahora avanzara el arcángel, el peligroso, desde atrás de las estrellas, un solo paso, que bajara y se acercara: el propio corazón, batiendo alto, nos mataría. ¿Quién es usted? Tempranos afortunados, ustedes, los mimados de la creación, cadena de cumbres, cordillera roja del amanecer de todo lo creado -polen de la divinidad floreciente, coyunturas de la luz, corredores, escalones, tronos, espacios del ser, escudos deliciosos, tumultos del sentimiento tormentosamente arrebatado, y de pronto, individualizados, espejos, ustedes, los que recogen nuevamente en sus propios rostros, la propia belleza que han irradiado.

Porque nosotros, siempre que sentimos, nos evaporamos; ay, nosotros nos exhalamos a nosotros mismos, nos disipamos; de ascua en ascua soltamos un olor cada vez más débil. Probablemente alguien nos diga: Sí, entras en mi sangre; este cuarto, la primavera se llena de ti..., ¿de qué sirve? Él no puede retenernos, nos desvanecemos en él y en torno suyo. Y aquellos que son hermosos, oh, ¿quién los retiene? Incesantemente la apariencia llega y se va de sus rostros. Como rocío de la hierba matinal se esfuma de nosotros lo que es nuestro, como el calor de un plato caliente. Oh, sonrisa ¿a dónde? Oh, mirada a lo alto: nueva, cálida, fugitiva ola del corazón; sin embargo, ay, somos eso. ¿Entonces el firmamento, en el que nos disolvemos, sabe a nosotros? ¿De veras los ángeles recapturan solamente lo suyo, lo que han irradiado, o a veces, como por descuido, hay algo nuestro en todo ello? ¿Estamos tan entremezclados en sus facciones, como la vaga expresión en los rostros de las mujeres preñadas? Ellos no lo advierten en el torbellino de su regreso a sí mismos. (¿Cómo habrían de advertirlo?).

Los amantes podrían, si lo comprendieran, hablar extrañamente en el aire nocturno. Pues parece que todo nos oculta. Mira, los árboles son; las casas que habitamos permanecen todavía. Sólo nosotros pasamos de largo sobre todas las cosas como un cambio de vientos. Y todo se une para acallarnos, mitad por vergüenza quizás, y mitad por esperanza indecible.

Amantes, a ustedes, satisfechos el uno en el otro, les pregunto por nosotros. Ustedes, los que se aferran a sí mismos. ¿Tienen pruebas? Miren, me ha ocurrido que mis manos se reconozcan entre sí, o que mi rostro ajado se refugie en ellas. Eso me da cierta sensación. ¿Pero quién, sólo por eso, se atrevió a creer que de veras es? Sin embargo ustedes, los que crecen el uno en el arrobo del otro, hasta que él suplica, abrumado: “Basta”; ustedes, los que crecen, bajo sus recíprocas manos, más exuberantes, como años de grandes uvas; los que mueren a veces, sólo porque el otro se ha expandido demasiado; a ustedes les pregunto por nosotros. Sé que se tocan tan dichosamente porque la caricia retiene, porque no desaparece el sitio que ustedes, los tiernos, ocupan; porque, debajo de todo ello, ustedes sienten la duración pura. Ustedes, de sus abrazos, por ello, casi se prometen eternidad. Sin embargo, cuando ya se han sostenido el sobresalto de la primera mirada, y ya ocurrieron las ansias junto a la ventana y del primer paseo juntos, una vez, por el jardín: Ustedes, amantes, ¿siguen todavía entonces siendo los mismos? Cuando el uno alza al otro hasta su boca y se unen -bebida con bebida-: ¡oh, de qué manera tan extraña el bebedor entonces se escapa de su función!

¿No se asombraron ustedes, en las estelas áticas, de la prudencia de los gestos humanos? El amor y la despedida, ¿no fueron puestos demasiado ligeramente sobre los hombros, como si se tratara de seres hechos de otra materia que nosotros? Recuerden las manos, cómo se posan sin presión, aunque hay vigor en los torsos. Estos dueños de sí mismos lo sabían: Hasta aquí, nosotros; esto es lo nuestro, tocarnos así; que los dioses nos aprieten con mayor fuerza. Pero eso es cosa de los dioses. Si nosotros encontráramos también una pura, contenida, estrecha, humana franja de huerto, nuestra, entre río y roca. Pues nuestro propio corazón nos excede tanto como a aquéllos. Y ya no podemos mirarlo a través de imágenes que lo sosieguen, ni a través de cuerpos divinos, en los que se contenga más. 

Los Suicidas (Antonio Porpetta)

Suicidarse en el mar es como desnacerse
en el claustro materno, es como retornar a la tibieza
de la verdad primera, redescubrir el hálito
fugaz que nos perdura, quizás la certidumbre
de que también el fin puede ser una forma de empezar.
Hay suicidas muy torpes: tienen prisa en sus renunciaciones
y eligen sin pensar acantilados altos como el desprecio,
foscos como la ruina para el vuelo final. Acaban
casi siempre como siempre vivieron: en alguna
caverna de escollos heridores, atrapados en
redes sin linaje, recubiertos de umbría,
anclados a su malva soledad.

Pero hay quienes ofician el suicidio
como un rito: se visten de túnicas muy blancas,
con guirnaldas de flores dan prestigio a sus sienes,
y enaltecen sus cuellos y sus manos con bellísimas
joyas y abalorios cuyo fulgor conforta los sentidos
y el ánimo sosiega y la inocencia acrece.

Después, tras consultar tablas lunares, astrónomos,
augures, cartas de marear, escogen una fecha
de otoño transparente y con el claroscuro de la tarde
vencida se internan con cuidado entre las aguas,
la mirada en sus culpas, el olfato en su ausencia,
el tacto en sus ensueños, mientras van repitiendo
las palabras que jamás escucharon y que siempre
quisieron escuchar…

Con su gentil y antigua cortesía acoge
nuestro mar a estos pulcros suicidas, les da la bienvenida,
les recibe en su imenso nidal. Y arrullando su frágil
mansedumbre, entre un magno silencio de ondas
y presagios, les orienta hacia dársenas ocultas,
hacia anónimas clas donde aguarda una pequeña
barca que ya tiene la orden de partir.

EL TUNEL (FRAGMENTO). Ernesto Sabato

Fue un espera  interminable. No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de infancia y yo la veía correr desenfrenadamente en su caballo, con los cabellos al viento y los ojos alucinados, y yo me veía en mi pueblo del sur, en mi pieza de enfermo, con la cara pegada al vidrio de la ventana, mirando la nieve con ojos también alucinados. Y era como si los dos hubiéramos estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos, sin saber que íbamos el uno al lado del otro, como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasadizos, delante de una escena pintada por mí, como clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los pasadizos se habían por fin unido y que la hora del encuentro había llegado.¡La hora del encuentro había llegado! Pero ¿realmente los pasadizos se habían unido y nuestras almas se habían comunicado? ¡Qué estúpida ilusión mía había sido todo esto! No, los pasadizos seguían paralelos como antes, aunque ahora el muro que los separaba fuera como un muro de vidrio y yo pudiese verla a María como una figura silenciosa e intocable... No, ni siquiera ese muro era siempre así: a veces volvía a ser de piedra negra y entonces yo no sabía qué pasaba del otro lado, qué era de ella en esos intervalos anónimos, qué extraños sucesos acontecían; y hasta pensaba que en esos momentos su rostro cambiaba y que una mueca de burla lo deformaba y que quizá había risas cruzadas con otro y que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera su vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que viven afuera, esa vida curiosa y absurda en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad. Y a veces sucedía que cuando yo pasaba frente a una de mis ventanas ella estaba esperándome muda y ansiosa (¿por qué esperándome? ¿y por qué muda y ansiosa?); pero a veces sucedía que ella no llegaba a tiempo o se olvidaba de este pobre ser encajonado, y entonces yo, con la cara apretada contra el muro de vidrio, la veía a lo lejos sonreír o bailar despreocupadamente o, lo que era peor, no la veía en absoluto y la imaginaba en lugares inaccesibles o torpes. Y entonces sentía que mi destino era infinitamente más solitario que lo que había imaginado.

La conjura de los necios (fragmento) John Kennedy Toole

" Soy capaz de tantas cosas y no se dan cuenta. O no quieren darse cuenta. O hacen todo lo posible por no darse cuenta. Necedades. Dicen que la vida se puede recorrer por dos caminos: el bueno y el malo. Yo no creo eso. Yo más bien creo que son tres: el bueno, el malo y el que te dejan recorrer. El bueno lo he intentado andar y no me ha ido bien. Juro que ha sido así. De pequeño hice todo lo que consideré correcto y lo que está bendita New Orleáns, con sus acordes de ébano y sus insoportables chaquetas a rayas me inducía a hacer. Estudié profundamente y traté de trasladar mis conocimientos con pasión. Los estudiantes saben eso. También escribí encerrado en un pequeño mundo cuarto juntando frases, frustrándome ante las huidizas buenas palabras y las no menos resbaladizas imágenes, comparaciones, situaciones, personajes, diálogos. Asumí estar en ese camino porque es ese el modo como se consiguen los sueños. Al menos eso creía hasta un día, cuando tenía todo acabado y faltaba la confirmación de que había decidido bien, no hubo recompensa. No hubo zanahoria, Ahí me di cuenta de que ya estaba caminando, lejos de mi voluntad, por la otra senda. Esa que no es la buena ni la mala. Porque está claro que la buena es buena porque es una opción propia. La mala es mala porque también es tu opción. Pero la otra no es algo que hayas escogido, por lo cual no pueden decir que es ciertamente buena o ciertamente mala. Es ciertamente ajena, impropia. Por ese camino involuntario caminé, llevado de las narices, arrastrado como un palo sin poder animarme. Tuve que resignarme a ser como ellos me ordenaban, a aceptar sus juicios y sus rechazos. A comprobar una vez más que no todos pueden ver más allá de su aliento. A ser víctima de un sistema que hace de gente como yo infelices zombis o incomprendidos. Y hay que tener el espíritu muy bien templado, tal vez como acero damasquino o más, para afrontar semejante fuerza. " 

No diré (José Saramago)

No diré:
que el silencio me sofoca y me amordaza.
Callado estoy, callado quedaré,
ya que la lengua que hablo es de otra raza.

Las palabras consumidas se acumulan,se contienen,
cisterna de aguas extinguidas,penas ácidas en limos transformadas,
fondo vaciado con raíces torcidas.

No diré:
que ni siquiera el esfuerzo de decirlas merecen,
palabras que no digan lo que sé en este retiro en que no me conocen.
Ni sólo lodos se arrastran, ni sólo limos,ni sólo animales flotan,
muertos, miedos,turgentes frutos en racimos entretejidos,
en el negro pozo desde donde suben dedos.

Sólo diré,crispadamente recogido y mudo,
que el que se calla cuando me callé
no podrá morir sin decirlo todo.

PERFUME DE MUJER (BENEDETTI)

El pasado es una colección de silencios,pero hay partículas calladas,irrecuperables provincias de mutismo,albas y crepúsculos que quedaron ocultos,más allá de ese horizonte tan poco hospitalario;tallos que nunca más se expandirán en rosas,oscuras golondrinas que se aclararán en uno que otro vuelo.Lo perdido tuvo color pero ahora es incoloro.Los latidos del gastado corazón invaden nuestra noche,pero el insomnio actual tiene otra partitura.Lo perdido es también un par o dos de labiosque probaron el sabor de los míos,y que ahora tan sólo puedo besar en mi memoria.Lo perdido es la luna redonda que yo hacía ovaladaen mi retina y el firmamento con estrellas que ahora esapenas un cielo raso azul.Todo se va borrando, todo pasa a ser sombra y vacío.Y el obligado acabose no nos ayuda a hallarlo.

LOS PORTADORES DE SUEÑOS.-Gioconda Belli (1948).-Nicaragua

En todas las profecías está escrita la destrucción del mundo.Todas las profecías cuentan que el hombre creará su propia destrucción.
Pero los siglos y la vida que siempre se renueva engendraron también una generación de amadores y soñadores; hombres y mujeres que no soñaron con la destrucción del mundo, sino con la construcción del mundode las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor. detrás de su apariencia cotidiana guardaban la ternura y el sol de medianoche. Las madres los encontraban llorando por un pájaro muerto y más tarde también los encontraron a muchos muertos como pájaros. Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos por un invierno de caricias. Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños, atacados ferozmente por los portadores de profecías habladoras de catástrofes. Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías dijeron que sus palabras eran viejas y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso es antigua al corazón del hombre. Los acumuladores de riquezas les temían lanzaban sus ejércitos contra ellos, pero los portadores de sueños todas las noches hacían el amor y seguía brotando su semilla del vientre de ellas que no sólo portaban sueños sino que los multiplicaban y los hacían correr y hablar. De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida como también había engendrado a los que inventaron la manera de apagar el sol. 

Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos pero en los climas cálidos casi parecían brotar por generación espontánea. Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias torrenciales tuvieron algo que ver con esto, la verdad es que como laboriosas hormiguitas estos especimenes no dejaban de soñar y de construir hermosos mundos, mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se llamaban compañeros, que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban en las muertes, se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se ayudaban en el arte de querer y en la defensa de la felicidad. 

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento, de todas partes venían a impregnarse de su aliento,de sus claras miradas, hacia todas partes salían los que habían conocido portando sueños soñando con profecías nuevas que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores y de que el mundo no tendría que terminar en la hecatombe. Por el contrario, los científicos diseñarían puentes, jardines, juguetes sorprendentes para hacer más gozosa la felicidad del hombre. 

Son peligrosos - imprimían las grandes rotativas Son peligrosos - decían los presidentes en sus discursos Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra. Hay que destruirlos - imprimían las grandes rotativas Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus discursos Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra. 

Los portadores de sueños conocían su poder por eso no se extrañaban también sabían que la vida los había engendrado para protegerse de la muerte que anuncian las profecías y por eso defendían su vida aun con la muerte. Por eso cultivaban jardines de sueños y los exportaban con grandes lazos de colores. Los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días enteros vigilando los pasajes y los caminos buscando estos peligrosos cargamentos que nunca lograban atrapar porque el que no tiene ojos para soñar no ve los sueños ni de día, ni de noche. 

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte; por doquier hay paquetes con grandes lazos que sólo esta nueva raza de hombres puede ver la semilla de estos sueños no se puede detectar porque va envuelta en rojos corazones en amplios vestidos de maternidad donde piesecitos soñadores alborotan los vientres que los albergan. 

Dicen que la tierra después de parirlos desencadenó un cielo de arcoiris y sopló de fecundidad las raíces de los árboles. Nosotros sólo sabemos que los hemos visto sabemos que la vida los engendró para protegerse de la muerte que anuncian las profecías.

Occiso (Lizkno, J)

La vida se me escapa de las manos
como humo se desvanecen mis sueños
no tengo esperanzas, no tengo deseos
vivo porque me toca vivir, vivo sin ánimos.
El mundo está lleno de puertas
intento abrirlas pero todas cerradas con llave.

Mi corazón llora, mi alma llora y por mis ojos sale.
No vale la pena vivir en este mundo de almas desiertas.
Mi alma sin sueños, mi corazón roto y mi cuerpo sin fuerzas
¿será q existe cura para este vacío infernal?
¿será q tiene sentido está vida en la eternidad?
Trato de evitar la muerte q de mis manos provenga.

Deseria regresar el tiempo, volver a nacer si es posible
desearía adelantar el reloj para pasar sin saborear este trago ácido
¡Que ironía! me doy cuenta q tengo deseos en esta vida sin sentido
¿ Increíbles mis sentimientos? Vivirlos es increible.

Me siento solo, ni la compañía de mi ser poseo.
La soledad: fiera, indomable, sin comparación.
El dolor me acompaña, el aliento me abandona. Amargura, desilusión.
Esperanzas no tengo y tampoco tengo deseos.

La vida es un tiquete sin regreso al sufrimiento
Tengo mucho miedo y las pocas ganas de vivir
los caminos largos y estrechos, parecen sin fin.

No tengo sueños, ya fuerzas no me quedan y pocos los sentimientos.
Estoy muerto en vida, estoy vivo en la muerte
El dolor es constante y el sufrimiento eterno
Esto es un infierno, es mi infierno
Un mundo difícil donde todo se pierde