viernes, 9 de julio de 2021

Canta, me dices. Y yo canto.
¿Cómo callar? Mi boca es tuya.
Rompo contento mis amarras,
dejo que el mundo se me funda.
Sueña, me dices. Y yo sueño.
¡Ojalá no soñara nunca!
No recordarte, no mirarte,
no nadar por aguas profundas,
no saltar los puentes del tiempo
hacia un pasado que me abruma,
no desgarrar ya más mi carne
por los zarzales, en tu busca.

Canta, me dices. Yo te canto
a ti, dormida, fresca y única,
con tus ciudades en racimos,
como palomas sucias,
como gaviotas perezosas
que hacen sus nidos en la lluvia,
con nuestros cuerpos que a ti vuelven
como a una madre verde y húmeda.

Eras de vientos y de otoños,
eras de agrio sabor a frutas,
eras de playas y de nieblas,
de mar reposando en la bruma,
de campos y albas ciudades,
con un gran corazón de música.
"Soy demasiado inteligente, demasiado exigente, y demasiado ingeniosa como para que alguien pueda encargarse de mí completamente. Nadie me conoce o me ama totalmente. Sólo me tengo a mí misma".



Simone De Beauvoir

jueves, 9 de julio de 2015

DISTANCIAS CORTAS

Quién lee cuentos, uno se pregunta, y me gusta pensar que los leen hombres y mujeres en salas de espera; que los leen en viajes aéreos transcontinentales en vez de ver películas banales y vulgares para matar el tiempo; que los leen hombres y mujeres sagaces y bien informados quienes parecen sentir que la ficción narrativa bien puede contribuir a nuestra comprensión de unos y otros, y algunas veces, del confuso mundo que nos rodea. La novela, en toda su grandeza, exige, al menos, algún conocimiento de las unidades clásicas, que preservan ese lazo misterioso entre la estética y la moral; pero que esta antigüedad inexorable excluyera la novedad en nuestras formas de vida sería lamentable. Algunos conocemos esta novedad a través de La guerra de las galaxias, otros a través de la melancolía que sigue al error cometido por un jugador que no batea en las últimas entradas de un partido de béisbol. (…) En los cuentos de mis estimados colegas —y en algunos míos— encuentro esas casas de verano alquiladas, esos amores de una noche, y esos lazos extraviados que desconciertan la estética tradicional. No somos nómadas, pero —sin embargo— subsiste más que una insinuación en el espíritu de nuestro gran país, y el cuento es la literatura del nómada.  

JOHN CHEEVER

viernes, 30 de enero de 2015

A LA PEREZA (Manuel Bretón de los Herreros)


¡Qué dulce es una cama regalada! 
¡Qué necio, el que madruga con la aurora, 
aunque las musas digan que enamora 
oír cantar un ave la alborada!

¡Oh, qué lindo en poltrona dilatada 
reposar una hora, y otra hora! 
Comer, holgar..., ¡Qué vida encantadora, 
sin ser de nadie y sin pensar en nada!

¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo 
ya, tendido a la larga, me acomodo. 
De tus graves alumnos el ejemplo

me arrastra bostezando; y,  de tal modo 
tu estúpida modorra a entrarme empieza, 
que no acabo el soneto... de per...

jueves, 4 de diciembre de 2014

FRAGMENTO (Samuel Taylor Coleridge)



Me gustaría mucho, como Vishnu, flotar sobre un océano infinito mecido en la flor de Loto y despertar una vez en millones de años sólo por unos minutos (sólo para saber que dormiré otro millón de años más… Puedo, en ocasiones, sentir con fuerza estas bellezas que describes, en sí mismas (pero es más frecuente que todas las cosas aparezcan pequeñas) todo el conocimiento que puede ser adquirido un juego de niños (el universo musmo) qué sino un fardo inmenso de cosas pequeñas… Mi mente se siente como si estuviera deseando tener y conocer algo grande (algo uno e indivisible) y es sólo en la fe que las piedras o cascadas, montañas o cavernas, me dan el sentido de lo sublime y majestuoso.

martes, 11 de noviembre de 2014

Reflexiones ante un espejo (Ricardo Abdahllah)



Desde que era niño nunca había podido mirarse en un espejo sin sentir algo extraño, y aunque por muchos años le había sido imposible darle un nombre a ese sentimiento, ahora lo sabía, era el miedo, ahora estaba completamente seguro de ese nombre y completamente seguro de que el espejo era el camino perfecto a lo que los autodenomidados cuerdos llaman "locura".

Una  noche de lluvia el pedazo de ser humano se desnudó para tomar una ducha. Vivía solo y todos estaban muy ocupados como para escucharlo cuando le daba por quejarse de su soledad. El día había sido un tormento y se sentía más arrepentido que nunca de haberse unido a la masa y de haber cambiado la música de la vida creadora por un baile mecanizado al monótono ritmo de las variaciones del mercado internacional. Después de salir del baño, hizo diez minutos de pesas y se tomó un par de pepas. Con eso sería suficiente para no darle más vueltas al asunto, un par de pepas, una copa de vino y listo. Mañana sería sábado y seguramente se sentiría mejor. Ya no le daba por pensar con tanta frecuencia como cuando era joven, así que por  ahora sólo quería dormir plácidamente.

Entonces ocurrió, sin querer, por distracción y olvido. Se quedó mirando fijamente sus propias pupilas reflejadas. Las Furias habían sido liberadas pero el soma que cada día tomaba en su café, en sus periódicos y en sus noticieros le impidió notarlo… quizás unos años antes habría sido diferente… pero en ese momento, conforme, viejo y estúpido, no pudo evitar concentrarse en su reflejo y sentir cómo la sonrisa que traía se iba desvaneciendo. Se aterrorizó, su imagen le estaba llenando la cabeza y en su atormentado cerebro se multiplicaba y deformaba. Los siglos de quietud y vacío se quemaban en cuestión de segundos… se desdoblaba, cantaba a todo pulmón y observaba al mundo desde lejos, desde la perspectiva que tienen Dios y las moscas…vio el universo como solo un hombre libre puede verlo y entonces cayó en cuenta de que él era él y no la tercera persona que solía creerse  y que siempre contemplaba, como un actor en un mundo de personajes creados por un libretista entre santo y maquiavélico del que solo se podía esperar que le diera un final feliz a la serie. Sintió todo el dolor de encontrarse a sí mismo y cómo súbitamente se le helaba la sangre… quiso correr pero las puertas y ventanas habían desaparecido.

Fue entonces cuando comprendió que esa multitud de personas que lo envolvían diariamente para jugar a herir y ser heridos tampoco eran actores y que quizás en ese preciso momento estarían enloqueciendo al pensar lo mismo.
Todo fue en cadena… todo fue un apocalipsis a una muy miserable escala personal. Las cosas que lo rodeaban dejaron de ser los decorados de la obra de teatro para  transformarse en una mezcla de fuego y gloria en honor de quienes lo construyeron y destruyeron todo… las paredes se curvaron y el monótono decorado geométrico del baldosín comenzó a mostrar sonrisas tiernas y dedos acusadores… el pobre caníbal gritó, gritó como nunca lo había hecho y con una de las rocas que aparecían bajo sus pies rompió  el espejo… pero una vez más, como en todos los años en los que por gusto jugó a ser mártir aun a sabiendas de lo inútiles que son los sacrificios de los mártires una vez que se convierten en los estandartes de sus seguidores-profanadores, la violencia con la que se atacaba no fue suficiente para liberarlo. Fue entonces cuando su propia imagen rota comenzó a devorarlo, una nueva contradicción se revelaba en el momento: sufría al ser devorado y se dejaba devorar para dejar de sufrir. Tras una sonrisa melancólica, que indicaba a los espectadores ausentes que se había resignado a su destino, su imagen lo devoró y excretó completamente.

Y al día siguiente, cuando en teoría todo el humo debía haber salido de su cuerpo, lo hallaron con los brazos sobre el borde del lavamanos. Un análisis detallado del cadáver permitió encontrar restos de pintura de platino en las heridas de sus muñecas.  

lunes, 20 de octubre de 2014

FRAGMENTOS

Paula Bonet Illustration


Mi vida ha empezado...con una melancolía espantosa turbado en lo más hondo en la temprana juventud, una melancolía que me arrojó durante algún tiempo al pecado y al vicio, y a pesar de ello, hablando desde el punto de vista humano, era más locura, que culpa... (Soren Kierkegaard)


Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación" (Bertrand Russell )



La mente del Poeta no es un refugio de Paz, es el calabozo de mil tragedias silenciosas. (Víctor De la Hoz‎)



No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo (Oscar Wilde)



Dar sentido a la vida puede desembocar en la locura, pero una vida sin sentido es la tortura de la inquietud y de los vagos deseos. (Edgar. E. Masters)



No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo. (Buda)



Es necesario llevar en sí mismo un caos, para poner en el mundo una estrella danzante. (Nietzsche)



No sé para qué me meto: el problema de filosofar demasiado es que no se tienen nunca respuestas certeras ni atractivas sobre nada. (Fernando Pessoa)



Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla con las manos, o por los ojos, o por los poros o por donde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada. (Anónimo)



Pero qué nos importa la opinión de la gente fría siempre que nuestras almas, más ardientes y más nobles que las suyas, sepan disfrutar de lo que ellos no perciben. (Marqués De Sade)



Aprende las palabras de sabiduría que pronuncian los sabios y aplicalas a tu propia vida. Vívelas, pero no trates de lucirte recitándolas, porque el que repite lo que no sabe no es mejor que un burro cargado de libros. (Khalil Gibrán) 



Cuando me dices: "No te comprendo", es un elogio que va más allá de mi valer y un insulto que no mereces. (Khalil Gibrán)



Por regla general, tanto hoy como antaño, cursar estudios de filosofía no significa el comienzo de una carrera exitosa, sino el comienzo de una tragedia personal. (Odo Marquard)



¿Por qué buscas la compañía en tus momentos de degradación? Vuélvete adicto a los vicios solitarios.(Andrés Caicedo)



Mi pesimismo, como le llaman los demás, o lucidez, como le llamo yo, es una pesada carga que tampoco pedí llevar. Es difícil vivir así, y casi merezco una medalla por, a pesar de todo esto, seguir levantándome cada día, ir al trabajo y colaborar en algo que no deseo que siga así, sino aniquilarlo. (E. Ciorán)



"No es suficiente convatir la ignorancia de los ignorantes. Es preciso también, y en primer lugar, combatir la ignorancia de los que saben muchas cosas, incluso de los que creen saberlo todo" (Faure, E)



La lectura hace al hombre completo, la conversación lo hace ágil, la escritura lo hace preciso. (Francis Bacon)



Que cada uno de vosotros sea su propia isla, cada uno su propio refugio. (Buda)



La infancia es a veces un paraíso perdido. Pero otras veces es un infierno de mierda. (Benedetti)



Es más fácil soportar la muerte sin pensar en ella, que soportar el pensamiento de la muerte. (Pascal)



La vida de un animal vale más que la de quien se anime a matarlo. (Mahatma Gandhi)



Sólo un idiota puede ser totalmente feliz. (Vargas LLosa)



No me pregunten quién soy ni me pidan que siga siendo el mismo. (Michel Foucault)



Hay dias en que la tristeza se encuentra en su máximo esplendor, es como si el alma dejase de respirar! (Euterpe)



No puedo explicarme a mi misma porque yo no soy yo. (L. Carroll)



El sentido común del hombre tiene su propia necesidad; afirma su legitimidad con la única arma que está a su alcance, esto es, la invocación a lo "obvio" de sus aspiraciones y reflexiones. (Martin Heidegger)



Una conversación es un diálogo, no un monólogo. Por eso hay tan pocas buenas conversaciones: debido a la escasez de personas inteligentes. (Truman Capote)



La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes! (Schopenhauer)



Alguna gente no enloquece nunca... Qué vida verdaderamente horrible deben tener (Charles Bukowski)



“¿Porqué e de estar aquí, oh, Dios, yo, una semilla verde de pasiones insatisfechas, una loca tempestad que no se dirige ni al Oriente, ni al Occidente, un fragmento errante en un planeta en llamas?” (Khalil Gibrán)



Lo que soy es una nada, esto me da a mí y a mi carácter la satisfacción de conservar mi existencia en el punto cero, entre el frío y el calor, entre la sabiduría y la necedad, entre el algo y la nada, como un simple quizás. (Sartre)



A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren, y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil. Seria eso, verdaderamente, ¿toda nuestra vida sería una serie de gritos anónimos en un desierto de astros indiferentes? (Ernesto Sabato)



Debí decir te amo. Pero estaba el otoño haciendo señas, clavándome sus puertas en el alma. (Juan Gelman)



Nada, es sin embargo, más necesario q esta sabiduría. Es la ética misma: aprender a vivir solo, por uno mismo. La vida no sabe vivir de otra manera! (Derrida, J.)



¿Por qué crecí yo de esta forma, porqué quise escogerla y ahora me quejo tanto? ¿Por que no merezco ni siquiera tener un amor, salvarme en él, superarme por él? ¿Fue que descubrimos? solamente una nueva, grande, modalidad del sexo y nada más? (Andres Caicedo)



''Además no quiero levantarme más, Miguel, no quiero sentir ese terror de nuevo. Ya estarás pensando que me expreso desde el esnobismo existencialista de hace mil años, pero es que ya no puedo más con la vejez de mi adolescencia, ya no puedo más con las exigencias que me hacen los malditos intelectuales ni las que me hace mi alma educada según el cumplimiento del deber y del arrepentimiento'' (Andres Caicedo)



Odio a mis amigas, porque su pelo es casi tan artificial como sus pensamientos. (Andres Caicedo)



La despertada es la peor hora para la nostalgia. En esta semana me he acostado a dormir agradeciendo que tengo un cuarto y una buena cama, pero en las últimas dos noches me duermo con un poco de miedo de lo que voy a sentir al otro día (Andrés Caicedo).



"Nos echan a este mundo, y nadie nos ha preguntado si queríamos nacer, nadie nos previene de lo que nos espera, ingenuo pensamiento el que dice que la vida es un don, algo que deberíamos agradecer cada día que nos despertamos y cada día que pasamos y seguimos aquí. (E. Cioran)



No me guardes rencor por mi largo silencio; sería mucho más horrible si supieras de cuántos fragores y sordos ruidos se componía este silencio. (Julio Cortázar)



Sé que mi nacimiento es una casualidad, un accidente risible, y, no obstante, apenas me descuido se comporta como si se tratara de un acontecimiento capital, indispensable para la marcha y el equilibrio del mundo. (Cioran)



El hombre que percibe a su propia vida como carente de sentido, no sólo es infeliz, no es apto para vivir. (Einstein)



"Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí, que solo yo me pienso, y si ahora muriese, nadie, ni yo, me pensaría." (Fragmento - Pienso que en este momento, Roberto Juarroz)



Algo me enseño que hay que ser un poco egoísta con la gente, hay que aprender a no contar a cualquier común nuestros sueños vicios ni obsesiones, pensar muy bien antes de regalar una palabra o una nube y sobre todo cuidar las sonrisas sinceras. (Andrés Caicedo)



Es prudente oír música antes del desayuno. Cómete todo lo que sea malo para el hígado; (...) y acostúmbrate a amanecer con los gusanos. Tú no te preocupes, muérete antes que tus padres, para librarlos de la espantosa visión de tu vejez. Y encuéntrame allí donde todo es gris y no se sufre.
“Tengo la ponzoña en los bronquios y la nariz y la pared de la boca y el conducto urinario y tengo la ponzoña en mi semen escaso y en la forma que tengo de abrirme de piernas cada vez que defeco. Huelo la ponzoña en lo que defeco, y en el color de bosque nuevo que tienen mis excrementos adivino allí todo el sentido de mis nostalgias…”. (Andrés Caicedo)



Yo alguna vez pensé, que cortándome el pelo
se me iba la tristeza, la desesperanza, el vacío, el desasosiego...lo que no se me ocurrió fue haberme cortado el alma. (Euterpe)



En el pasado no hay nada perdido irremisiblemente, sino más bien todo está protegido para siempre. (Viktor Frankl)



Nunca escribo mi nombre en los libros que compro hasta después de haberlos leído, porque sólo entonces puedo llamarlos míos. (Carlos Alberto Pisani Dossi)



Mi existencia es un carga horrible; hace ya mucho tiempo que la hubiera arrojado de mí si no fuera porque en este estado de sufrimiento y de renuncia casi absoluta yo he hecho los ensayos y los experimentos más instructivos en el campo espiritual y moral. (Niezsche)



"Son drogas que dopan pero no embrutecen. Sentir que estoy pero no estoy. Que soy pero no soy. No resisto esta soledad, busco compañía y no resisto la compañía". (Andrés Caicedo)



Ah ¿quién me salvara de existir? (F. Pessoa)



"No es suficiente convatir la ignorancia de los ignorantes. Es preciso también, y en primer lugar, combatir la ignorancia de los que saben muchas cosas, incluso de los que creen saberlo todo" (Faure, E)



Aprende las palabras de sabiduría q pronuncian los sabios y aplicalas a tu propia vida. Vívelas, pero no trates de lucirte recitándolas, porque el q repite lo q no sabe no es mejor q un burro cargado de libros...(Khalil Gibrán)



Los poetas son personas desventuradas, pues, por más alto q se eleven sus espíritus , siempre estarán envueltos en una atmósfera de lágrimas. (Andrés Caicedo)



La existencia humana debe ser una especie de error. (Schopenhauer)

jueves, 16 de octubre de 2014

ESTE SOY YO (EDEL JUAREZ)


Este soy yo. 
este soy yo intentando prender fuego,
haciendo llover mientras lo intento.
este soy gritándole a mi sombra que no me deje.
este soy yo, temblando.

soy yo el que te ha ahuyentado,
el que muere por ti y tu boca.
soy el que le roba palabras a la noche,
el que abusa del ron y la memoria.
este soy yo, culpable.

soy y siempre he sido el que huye,
el que teme a los espejos y a las fotografías,
el que duerme solo y hace llamadas a deshoras.
soy yo el que no responde.

este soy, el que sobrevive a su ausencia,
el que se suicidó de niño.
soy el que vota, el que cumple, el que saluda
soy el que mienta madres al volante.
este soy yo, perdido.

este soy, cubierto de ropa, de piel, de mugre,
relleno de tripas, de sangre, de ausencias.
soy yo naufragando, renaciendo, conquistando.
soy el que tú conoces, el que nadie ha visto.
este soy, y también no soy este.
soy tan poco y soy todo lo que tengo,
soy manos vacías, cartera vacía, cama vacía;
soy necedades, cobardía, indecencias.
soy todo tacto, corazón y oídos,
y soy para ti, quien quiera que tú seas.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Charles Bukowski (Fragmentos)

Me levanté y fui hacia el jodido cuarto de baño. Odiaba mirarme en aquel espejo pero lo hice. Vi depresión y derrota. Unas bolsas oscuras debajo de mis ojos. Ojitos cobardes, los ojos de un roedor atrapado por un jodido gato. Tenía la carne floja, parecía como si le disgustara ser parte de mí.

lunes, 13 de octubre de 2014

La despedida (Milán Kundera, Fragmentos)




"Los cabellos rubios y los morenos son los dos polos de comportamiento humano. Los cabellos morenos representan virilidad, valor, franqueza y actividad, mientras que los rubios simbolizan la femineidad, la ternura, la impotencia y la pasividad. De modo que una rubia es, en realidad, doblemente mujer. Las princesas tienen que ser rubias. Por eso las mujeres, para ser lo más femeninas que puedan, se tiñen de rubio y nunca de negro.

(...) Las rubias, sobre todo las artificiales, imitan involuntariamente a sus cabellos. Quieren ser fieles a su color y se transforman en seres frágiles, en muñecas de juguete, exigen ternura y atenciones, galantería y pago de alimentos, no saben hacer nada por su cuenta, por fuera son todo finura y por dentro grosería. Si el pelo moreno se pusiera de moda en todo el mundo, se viviría bastante mejor en esta tierra. Ésa sería la más importante reforma social que se hubiera realizado jamás." (46 - 47. 2010)

martes, 9 de septiembre de 2014

NO TE PUEDES ENTERAR (Edel Juàrez)




Ahora no te puedes enterar que tomo café en una taza de vaca
que toda la casa huele a café
y si te acercas a ciertos rincones a tabaco.
No tienes como enterarte que no dormí bien
que estuve pensando casi toda la noche
y que cuando por fin enfocaba tu imagen
era siempre de espaldas huyendo.
No te puedes enterar que me levante con miedo
que no puedo estar tranquilo
sabiendo de todos los fantasmas que te acechan,
sabiendo que tienes la fuerza
y la inconsciencia para devolver la vida a alguno de ellos.
Tome un diccionario de hadas y según su definición dice
que un hada con tales características
es peligrosa para ciertas flores
y para algunas especies
que se sienten irrefrenablemente atraídos hacia su locura.
No quiero que te enteres de ninguna manera
que tengo un atado con todos los planes
que guardo en el bolsillo interior de una chamarra tu imagen:
tu imagen dormida, jugando, riendo,
sentada, esperando, esperando ...
Que sigue tu olor en mi almohada,
que aveces tu apareces aun en el espejo del baño.
No te puedes enterar que hay canciones
que nunca volverán a sonar igual aquí ni en ningún lado.
No te puedes enterar que te espero aquí
como desde hace semanas de nuevo.

martes, 19 de agosto de 2014

Fragmento, Angelitos empantanados.

Me he impuesto la urgencia de encontrarles (a los recuerdos) una solución, una armonía, que no digamos justifique mi estado actual, pero que al menos neutralice tanto potencial, tanta capacidad de herirme. Así pues me apuesto a hacer con los recuerdos que aún no controlo, una historia. A ello me mueven necesidades más bien de carácter poético, ya que siempre que me acuerdo, grito...
-Andrés Caicedo.

martes, 29 de julio de 2014

Definición de hijo (José Saramago)

Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje. Sí. ¡Eso es!

Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado.

¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un préstamo... EL MAS PRECIADO Y MARAVILLOSO PRÉSTAMO ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por sí mismos, luego le pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias. Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos. "

 

miércoles, 9 de julio de 2014

“Ten cuidado. No estás en el País de las Maravillas. He escuchado de la extraña locura que crece en tu alma. Pero eres afortunado en tu ignorancia, en tu aislamiento. Tú que has sufrido al encontrar donde el amor se oculta, das, compartes, pierdes, para que no muramos marchitos”

Allen Ginsberg Kill Your Darlings

miércoles, 2 de julio de 2014

El suicida. (Raul Gomez Jattin)


Airoso en su galope 
Levantó la mano armada 
Hasta su sien 
Y disparó: 
Suave derrumbe 
Del caballo al suelo
Doblado sobre un muslo 
Cayó 
Y sin un solo gemido
Se fue a galopar 
A las praderas del cielo. 

miércoles, 4 de junio de 2014

El despescuezamiento de Andrés Caicedo "El Cuento de mi vida. Memorias Inéditas".

Antes de viajar de Medellín tuve mi primera novia, que se llamó, de forma coincidente, Patricia. Es curioso, pero recuerdo esa época como la más feliz de mi vida. Teníamos en el barrio La Flora, una especie de pandilla de delincuentes juveniles, jugábamos escondite americano con las muchachas. El juego consiste en que ellas o uno se esconde y si lo descubren tiene que dejarse dar un beso. Hacíamos cagadas como quebrar ventanas en las casas de los vecinos, y en diciembre tirarle bombas de agua a los buses o estallar papeletas y tronantes. La pasé feliz. Pero cuando regresé de Medellín los muchachos se habían cambiado de barrio, las muchachas andaban con hombres mayores. Mi impresión fue tal que les pedi a mis padres que me enviaran de nuevo a Medellín, pero no se pudo, por razones economicas y de falta de cupo. Me tuve que acostumbrar, pues, de nuevo a Cali. Aquí ya leía mucho a Edgar Allan Poe, aunque aun no soñaba con llegar a ser un escritor. Iba mucho al cine, y cuando, años despues, leí en la revista HABLEMOS DE CINE del Perú que todas mis preferencias eran de importancia, me fui volviendo cinéfilo a conciencia y empecé a llevar un diario de films vistos, cosa que hago hasta ahora.

...fui haciéndome, luego, a un reconocimiento nacional como entendido en cine, pero aún tenía problemas con la droga, sobre todo con las pepas, pues yo comencé a tomar Valuim 10 cuando hacía viajes por tierra de Cali a Bogotá. No tenía mujer, ni me interesaba. Tomaba mucha cerveza y me la pasaba contento en Cali, mucho más despues que me hice muy amigo de Clarisol y Guillermo Lemos, dos niños super precoces y super perversos y fui dando la imagen del niño que no ha crecido o se niega a crecer: ellos me hicieron probar los hongos y el Daprisal, y yo estaba contento con mi pose silvestre porque así desconcertaba a los intelectuales de profesión, a los que he detestado siempre y bastante es el mal, con puyas indirectas, que me han hecho. Pero como todo el mundo deseaba y admiraba a Clarisol, no se podían meter conmigo, pensaban "ese va a acabar mal", pero no decían nada. Con Clarisol hicimos un pacto: "Tú aparentas mi edad y yo la tuya", y así pasábamos el tiempo, cada uno desconcertando a su manera. Pero llegó Patricia y todo se acabó.

Con Clarisol había conocido una especie de vida salvaje. El amor salvaje de Patricia me trajo a una cercana realidad, aunque también peligrosa. Yo la conocía a ella desde hace dos años, pero no le había parado bolas, desinteresado como estaba por toda mujer hecha y derecha. Pero mentiras; Patricia resultó ser una niña malcriada, exigente y desconfiada. Ella me sedujo y me atrapó. Su amor fue como un viaje sin regreso por la selva más tenaz de todas, la del Chocó; fue como pasar hambre y darse después un festín y emborracharse con cerveza helada. Yo creo que eramos unos niños al conocernos y juntamos nuestras malas crianzas y hacíamos el amor de una forma perfecta. Por varios meses yo fui se segundo hombre hasta que las circunstancias me llevaron a ser el único, el primero. Su matrimonio iba ya muy mal cuando nos conocimos, y por pura coincidencia feminista yo me dejé seducir, porque era testigo de lo mal que la trataba su marido. Además él, Carlos Mayolo, había arruinado por su mal genio un film que realizamos en 1971; "Angelita y Miguel Angel", en 16 mms. y con guión mio. Pero no creo que haya sido venganza; hice a medias el amor con ella y me gustó muchísimo y estuvo: quedé enamorado como nunca en mi vida. De alli, nuestra relación fue siempre incompleta, y su marido, como dice el proverbio, fue el ultimo en saberlo; nos pillo in fraganti en el último Festival de Cine de Cartagena. Pero con él ya todo estaba dañado, y la cosa no fue muy grave. En el intervalo yo trabajé durísimo con el grupo de teatro de la U. del Valle en mi obra "El mar", sobre el desorden, el trabajo acumulado y sobre la relacion dificil con los objetos (incapacidad manual), ademas de ser, a la vez, un comentario critico (no sé cómo me las arreglé para lograrlo) a dos novelas magnificas: MOBY DICK de Melville y ARTHUR GORDON PYM de Poe. Con perdón de todo el mundo, esa fue mi (fatua) obra maestra. No duró más que tres dias en cartelera, ya que el protagonista celebró tan duro el éxito del estreno que hasta hoy sigue borracho.

Mi relación con Patricia ha estado sujeta (ya no) a un grado tal de inestabilidad que yo tuve que recurrrir al triple Valium 10. Primero que todo ella se demoró en dejar de amar a Carlos, a mi me tocó presenciar una escena de súplica y de amor en vano tal, que me pegó uno de los mayores sustos de mi vida. Y lo que lo acaba a uno no es la droga sino los sustos. Después de eso yo me porté muy duro con ella, repitiéndole que ya no habia caso, que ya no la quería, y eso y la separación con su esposo la condujeron a una especie de locura por los hombres; hizo el amor con el más grande y el más chiquito de los cineclubistas de Bogotá, pero siempre venía hacia mi. Y yo estaba bastante golpeado, a medias destruido, ya que "el más grande" era uno de mis mejores amigos, y yo nunca le perdoné lo que hizo con Patricia. La verdad fue que ella me utilizó como muleta, me expuse como escudo de su inestabilidad, y yo tenía que estarla cuidando, impidiendo toda clase de rumba, convencido, como dice la canción, "que las rondas no son buenas, que hacen daño y que dan penas". Además ese ambiente para mi ya estaba completamente pasado de moda. Hará unos tres años yo fui un muchacho super rumbero, tanto que escribí una novela sobre todo eso. Pero me aburrió el esnobismo y la vulgaridad de la rumba, y fue precisamente en mitad de una rumba que yo intenté suicidarme por primera vez, cortándome las venas despues de tomar veinticinco blues, como le decimos nosotros al Valium de 10 mgs. Me despertó el mismo ruido de mi sangre goteando sobre el piso de madera, y minutos después cicatrizaría. Pero como no me hicieron lavado de estómago estuve todo pepo como quince días. Después, quedé muy propenso al llanto, por todo lloraba como un niño, y hablaba imitando a Patricia. La segunda vez que me intenté suicidar esta rodeada de ciurcunstancias más allá de mi memoria. Según parece me tomé 125 pepas y discutí mucho con ella. A los varios cinco o seis días me vine a despertar en Cuidados Intensivos creyendo, por la calefacción, que estaba en Cali.

Me llegaba el recuerdo de Patricia como el de un ángel guardián y experimentaba ráfagas de felicidad indefinida e inconclusa. Ahora, pasado ya un mes de estar en esta clinica tengo planes urgentes para un futuro inmediato; sacar un número cinco de OJO AL CINE que sea mejor que los anteriores, gestionar la publicación de mi novela QUE VIVA LA MUSICA! con las dos editoriales que me la han comprado y arreglar la publicación de un libro de Eduardo Agudelo, el dueño de la editorial que me saca la revista; asimismo, comenzar dándole forma al libro que tengo planeado sobre los Rolling Stones, entroncandolo con el relativo fracaso de mi generación. Yo siempre estuve muy influenciado por la música de los Stones, por su postura lumpenesca en la vida, aunque estuvieran disfrutando el puesto número uno en la industria (que hoy esta en plena decadencia artística) del Rock'n Roll. Ya creo haber salido de ese estado de confusión en el que no recordaba los sueños, en el que perdia un bolígrafo todos los dias, y no terminaba ningún trabajo ni terminaba la lectura de ningún libro y para todos era una intolerancia que me estaba haciendo enemigos de todos los que eran amigos mios. Quiero escribir un libro ante la decadencia del cine mundial ligado a la super perfección técnica, se llame "Por un cine imperfecto", parafraseando un artículo del cubano Julio García Espinosa, y análisis de los films que más admiro: PERSONA, de Ingmar Bergman, PSICOSIS de Alfred Hitchcock y LILITH de Robert Rossen. Así es. He podido ser mejor, pero qué le vamos a hacer.

(Andrés Caicedo, "El Cuento de mi vida. Memorias Inéditas". 

ANGELITOS EMPANTANADOS: EL PRETENDIENTE

Para comenzar esta historia pudiera escoger una mañana luminosa, un viento sin polvo (la plasticidad de los contrastes), un atadito de libros. Mejor veamos: a las 9 de la mañana baja por la Avenida Sexta, hacia el sur, un bus «Blanco y Negro» («Blanco y Nunca», le decíamos de muchachos). A esa hora iban más bien vacíos.
Cuando Angelita montaba en bus (y montar en bus le fascinaba, cualquier acción que significara trasladarse la tranquilizaba mucho) su asiento era el último en llenarse completo. Ningún hombre se le sentaba al lado sin antes pensarlo dos veces. Lo cierto es que ella mantenía como una agresividad que se manifestaba, sobre todo, en lo desprevenida que pa- seaba su belleza, y un tímido hubiera prevenido allí una humillación, cierto gesto duro en la boca, suficiente, se lo advertía, cierto sentimiento de alerta en la mirada. Pero en general era que se avergonzaban de interrumpir tanta independencia. Angelita sacaba los codos y la cabeza por la ventanilla (siempre se estaba quejando de que el pelo se le ensuciaba rapidísimo, y era que ni después del shampoo se privaba del gusto de ofrecerlo al viento) y se dedicaba a una contemplación de los andenes, de las palmas africanas, que ofendía a los buen mozos pues se sentían marginales e incapaces. Lo que era curioso, no faltaba por allí ninguno que también se asomara, que se pusiera a mirar la calle en movimiento, tratando de encontrar el motivo de aquella exagerada atención; incómodo, veía pasar las mismas orillas, un hombre con una botella de alcohol amarrada al pecho imprecando a los carros y a las mujeres; entonces el curioso, disgustado, se acomodaba de nuevo, y si la hubiera mirado bruscamente gozaría de la visión de Angelita cerrando los ojos (ese gesto anunciaba siempre una breve reflexión profunda para abrirlos ante una mujer que llevaba un vestido de la misma tela que su camiseta). Con el tiempo fue adquiriendo la costumbre de volver la cara violentamente ante un objeto desagradable, y de quejarse y hablar sola siempre que un pensamiento doloroso volvía sobre lo que ella intentaba fuese un tránsito de impresiones y recuerdos gozosos.
Sucedía que cuando el bus ya estaba lleno (a la altura del paradero del Parque Bolívar) el chofer, mirando por el espejo, tenía que reprocharle a los pasajeros lo absurdo de aquel asiento vacío, entonces alguien se decidía y se dejaba caer en un impulso sacándole aire al cojín, y ella aunque consciente de la irrupción no voltiaba a mirar; pero el otro era incapaz de seguir ignorando durante todo el viaje la repentina dureza de aquel cuerpo que por más que intentaba no podía, con tanta curva y frenazo, dejar de tocar. Y al rozarlo lo sentía dulce y tibio. Si él se bajaba antes, pisaba tierra con un agobiante sentimiento de exclusión (si era uno de los buen mozos, imagínense). Pero si era Angelita la que primero tocaba el timbre, el hombre se confundía todo ante ese «Permiso por favor» que ella siempre acompañaba de alguito de presión con la rodilla; a la vez lo invadía una como misericordia por aquella muchacha de rostro abierto y frente tan sudorosa, tan sudorosa que humedecía la profunda raíz del pelo, esa muchacha de bluyines que no podía soportar la cercanía de él, un semejante, sin demostrar tanta consternación, tanta agonía. Solo después de que la había visto bajar a tierra y perderse con paso largo y torpe se le antojaba el sentido y la naturaleza de ese (que ahora sí recordaba) ronco «Permiso por favor», y del furioso golpe que ella le dio en la pierna, tanto que cuando bajara le seguiría doliendo, y esa tarde también, y también mañana.



Angelitos empantanados(El pretendiente).
Andres Caicedo.