jueves, 5 de enero de 2012

MEDIA NOCHE (José Martí)


Oh, qué vergüenza!: —El sol ha iluminado 
La tierra: el amplio mar en sus entrañas 
Nuevas columnas a sus naves rojas 
Ha levantado: el monte, granos nuevos 
Juntò en el curso del solemne día 
A sus jaspes y breñas: en el vientre 
De las aves y bestias nuevos hijos 
Vida, que es forma, cobran: en las ramas 
Las frutas de los árboles maduran:— 
Y yo, mozo de gleba, he puesto sòlo, 
Mientras que el mundo gigantesco crece, 
Mi jornal en las ollas de la casa!

Por Dios, que soy un vil!:— No en vano el sueño 
A mis pálidos ojos es negado! 
No en vano por las calles titubeo 
Ebrio de un vino amargo, cual quien busca 
Fosa ignorada donde hundirse, y nadie 
Su crimen grande y su ignominia sepa!
No en vano el corazòn me tiembla ansioso 
Como el pecho sin calma de un malvado!

El cielo, el cielo, con sus ojos de oro
Me mira, y ve mi cobardía, y lanza
Mi cuerpo fugitivo por la sombra
Como quien loco y desolado huye 
De un vigilante que en sí mismo lleva! 
La tierra es soledad! la luz se enfría! 
Adonde iré que este volcan se apague? 
Adonde iré que el vigilante duerma?

Oh, sed de amor! —oh, corazòn, prendado 
De cuanto vivo el Universo habita;

Del gusanillo verde en que se trueca 
La hoja del árbol: —del rizado jaspe 
En que las ondas de la mar se cuajan:— 
De los árboles presos, que a los ojos 
Me sacan siempre lágrimas: —del lindo 
Bribòn gentil que con los pies desnudos 
En fango o nieve, diario o flor pregona. 
Oh, corazòn, —que en el carnal vestido 
No hierros de hacer oro, ni belfudos 
Labios glotones y sensuosos mira,— 
Sino corazas de batalla, y hornos 
Donde la vida universal fermenta!—

Y yo, pobre de mí!, preso en mi jaula, 
La gran batalla de los hombres miro!— 
[1878]

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