sufrimientos, dolores e insomnios, pero
no olvides que yo fui para ti,
la carnada y el objeto de tus
deseos sexuales insatisfechos.
Acostada sobe tu lecho, me obligaste
a mirar tu asquerosa masculinidad.
Todo, absolutamente todo, lo que
antes se me era hermoso, se volvió en
un instante, en mi peor pesadilla.
Ya, penetraste mi cuerpo y mi alma,
nunca volví a ser la misma de antes,
nunca !
Convertiste mi cuerpo en un juego
del sexo, me volviste prostituta
y luego me vendiste a otros...
iguales a ti.
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