jueves, 2 de diciembre de 2010

GLOBALIZACIÓN E IDENTIDAD CULTURAL (Lizkno, J.)


“Lo que más pone en peligro las pretensiones  del «nuevo orden mundial» y cualquier forma de totalitarismo político, económico o académico  es la libertad que nace con aquel que quiere pensar diferente o que quiere moverse para cualquier lado.”(Herrera, J).

Hoy vivimos en un mundo donde en todos los niveles de la vida social los cambios adquieren un ritmo acelerado. Las últimas décadas han sido testigo de profundas transformaciones en el sistema económico mundial y la humanidad, entonces,  ha navegado diversos viajes intelectuales que le han dado forma al mundo en el que vivimos. Es así que una de las aberraciones que trae consigo esta época globalizada, es la explicación del mundo a partir de una identidad única, donde quedan barridas las historias regionales y nacionales, los procesos colectivos e individuales de hombres y mujeres que construyen sus memorias y su realidad social. (Delgado, A. 2001)

Las profundas transformaciones que ha experimentado en los últimos tiempos el sistema mundial, no sólo se han expresado en el terreno económico, convirtiendo virtualmente al mundo en un mercado único, sino también han alentado un modo de vida global, conocido también como homogeneización ó estandarización cultural ( no es raro que los jóvenes de países tan distantes entre sí compartan los mismos ídolos en su mayoría actores o cantantes, beban Coca-Cola mientras comen una hamburguesa del Mc Donald´s, pasen su tiempo libre jugando con su PlayStation y vistan de similar estilo con marcas internacionalmente conocidas).  Pues, estamos sometidos a la influencia de los medios informativos, obligados a montarnos en el tren global del mercado; a riesgo de sucumbir económicamente, no escapamos al régimen financiero globalizado que impera en el mundo. El ritmo migratorio de nuestras poblaciones crece aceleradamente intensificándose las interconexiones culturales (todos desean salir de su país, pues se cree que en otros ciudades  u países “ahí mejores oportunidades de vida”, así mismo, la oportunidad de salir del país es mucho mas facilitadora que en épocas anteriores) y sin duda formamos parte de la cultura global. Estos fenómenos  relativizan los contextos nacionales como condicionantes básicos de la identidad (García Canclini 1994).

Hay que tener en cuenta, que la diversidad de elementos que conforman nuestras identidades no tiene por qué ser vividas como un defecto que se convierte en una crisis de pertenencia, pero para ello es necesario asumir la diversidad como un elemento distintivo y enriquecedor.  Todo nosotros tenemos pertenencias múltiples, o sea una identidad compleja, y permanentemente estamos enfrentados a  pertenecías que se oponen entre sí y nos obligan a elegir. Mas la identidad se va construyendo y transformando a lo largo de nuestras vidas.   Los valores de la naturaleza nos enseñan que la acción humana está siempre inserta en el seno de un mundo cósmico y físico de modo que la sobrevivencia de los pueblos indígenas y el futuro de las sociedades tradicionales están vinculados estrechamente a una decisión humana responsable sobre el futuro de la tierra y de los cuerpos; por ende, ante tal abundancia, nuestras mentes experimentan percepciones distintas de los fenómenos sociales, estéticos y de la naturaleza. (Kravsov, E. 2003)

La realidad se presenta como un experiencia que se forma en nuestras mentes y cada persona, cada cultura, experimenta diversos aspectos de esas misma realidad. La diversidad de visiones y perspectivas es una clara expresión de las diferencias y contradicciones existentes. Si bien son muchos los esfuerzos para reducir los riesgos  a los que no enfrentamos con la diversidad, el desafío entonces, creería yo, sería en  aceptar la diversidad misma, la riqueza y la abundancia del mundo, sin necesidad de perder nuestra identidad (características subjetivas), la  idea es mantener nuestra sociedad, recuperando eso sí, las riquezas culturales que se han perdido a través del tiempo por intentar convertirnos en una marioneta más de los países tercer mundistas. La idea entonces, es que la globalización, se convierta no en un enemigo (ya que aun la sociedad no lo ve así), sino como una ventana que abra nuevas posibilidades para defender la diversidad de culturas, pueblos y lenguas. Así mismo, los recursos tecnológicos (que aunque no queramos), ofrecen los medios para convertir realidad los sueños, para mejorar el mundo en que vivimos, el secreto está en conocer nuestra historia con el fin de reconocer la diversidad de identidades que nos conforman. Redefinir los vínculos que históricamente se han forjado (hoy los recursos tecnológicos permiten diversas formas de interacción, que nos permiten comunicarnos con familiares, amigos u conocer gente que se encuentra fuera de nuestro alcance).

Finalmente, se hace necesario difundir y crear proyectos culturales propios, ese, es el camino de los pueblos ante los destinos que les reservan los imperios económicos contemporáneos, que se saben fuertes y poderosos. Enfrentar los modelos hegemónicos es la lucha de todos y de forma especial la de América Latina, que debe proteger su herencia patrimonial y por ende, su originalidad latinoamericana, para salvar y salvarse. La aproximación a los cambios que experimenta el mundo, signados por lo que se ha dado en llamar globalización, nos marca indudablemente aunque lo haga de modo distinto de acuerdo a los sectores sociales implicados. Todos compartimos un imaginario social modelado por los medios de comunicación que nos emparenta y nos hace partícipes de una cultura mundializada que reubica, si no minimiza, el rol de lo específicamente nacional. En estas circunstancias nuestra identidad está signada por la presencia de lo otro, por la alteridad en que nos reconocemos como sociedad. Gracias a ello nuestra casa es múltiple, está teñida de variados colores y puede ser tibia o fría al mismo tiempo, confortable o incómoda, hermosa y fea a una vez. Pero es definitivamente una casa abierta, que necesita ubicarse desde su particularidad en la gran vecindad que es el mundo para seguir siendo nuestra casa.








Referencias

García Canclini. (1994) Néstor: identidad cultural frente a los procesos de globalización y regionalización: México y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte» en C. Moneta y C. Quenan: Las reglas del juego. América Latina. Globalización y regionalismo, Corregidor, Buenos Aires.

           Delgado, A. (2001). El discurso filosófico y la identidad. Filosofía y sociedad. La Habana: Editorial Félix Varela.

Kravsov, 2003. (2003). Globalización e identidad cultural. Revista mexicana de ciencias políticas y sociales. Vol. XLVI. Universidad autónoma de México. Distrito federal, México. p.p 237-245

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