sábado, 25 de diciembre de 2010

Hombre preso que mira a su hijo (Mario Benedetti)


Cuando era como vos me enseñaron los viejos 
y también las maestras bondadosas y miopes
 
que libertad o muerte era una redundancia
 
a quien se le ocurriria en un país
 
donde los presidentes andaban sin capangas.
Que la patria o la tumba era otro pleonasmo 
ya que la patria funcionaba bien
 
en las canchas y en los pastoreos.
Realmente no sabian un corno 
pobrecitos creian que libertad
 
era tan solo una palabra aguda
 
que muerte era tan solo grave o llana
 
y carceles por suerte una palabra esdrújula.
Olvidaban poner el acento en el hombre.
La culpa no era exáctamente de ellos 
sino de otros mas duros y siniestros
 
y estos si
 
como nos ensartaron
 
en la limpia república verbal
 
como idealizaron
 
la vidurria de vacas y estancieros
 
y como nos vendieron un ejército
 
que tomaba su mate en los cuarteles.
Uno no siempre hace lo que quiere 
uno no siempre puede
 
por eso estoy aqui
 
mirándote y echándote
 
de menos.
Por eso es que no puedo despeinarte el jopo 
ni ayudarte con la tabla del nueve
 
ni acribillarte a pelotazos.
Vos ya sabes que tuve que elegir otros juegos 
y que los juegue en serio.
Y jugue por ejemplo a los ladrones 
y los ladrones eran policias.
Y jugue por ejemplo a la escondida 
y si te descubrian te mataban
 
y jugue a la mancha
 
y era de sangre.
Botija aunque tengas pocos años 
creo que hay que decirte la verdad
 
para que no la olvides.
Por eso no te oculto que me dieron picana 
que casi me revientan los rinones
 
todas estas llagas hinchazones y heridas
 
que tus ojos redondos
 
miran hipnotizados
 
son durisimos golpes
 
son botas en la cara
 
demasiado dolor para que te lo oculte
 
demasiado suplicio para que se me borre.
Pero también es bueno que conozcas 
que tu viejo callo
 
o puteo como un loco
 
que es una linda forma de callar.
Que tu viejo olvido todos los números 
(por eso no podria ayudarte en las tablas)
 
y por lo tanto todos los teléfonos.
Y las calles y el color de los ojos 
y los cabellos y las cicatrices
 
y en que esquina
 
en que bar
 
que parada
 
que casa.

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