En este instante de mi triste vida,
cuando mi corazón aun late y siente,
que todos mis problemas y mis dudas
resueltos han quedado, me parece.
Mas cuando llamo mi razón a cuentas
y en análisis hondo se sumerge,
no tardo en ver que todo ha sido humo,
y que la noche a circundarme vuelve.
Y aquellos de la ciencia y las virtudes
conductores magnánimos y jueces,
que por la gracia del saber profundo
antorchas vivas en el mundo encienden;
ellos, no más que yo, dieron un paso
fuera del aro en que todo se mueve;
dijeron, sí, su fábula, y al punto
volvieron a su sueño de la muerte.
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