domingo, 19 de diciembre de 2010

Escrito de Osho

El erudito tiene que ir a lo vital. El plástico tiene que ir a lo real.
Saraha es el fundador del Tantra así como Bodhidharma es el fundador del Zen.
Si yo tuviera que contar con mis dedos, cinco de los factores de la humanidad, sería uno de ellos.
Saraha nació en Vidarbha, en Maharashtra, muy cerca de Poona. Era hijo de un brahmin erudito que estaba en la corte del rey Mahapala... El rey estaba dispuesto a dar su propia hija a Saraha, pero Saraha quería renunciar, quería ser sannyasin. El se hizo discípulo de Sri Kirti, un budista. Lo primero que Sri Kirti le dijo a Saraha fue que dejara todos los vedas, que dejara atrás toda su sabiduría.
Los años pasaron y Saraha se transformó en un gran meditante. Un día, cuando estaba meditando, tuvo la visión de una mujer que estaba en el mercado, que iba a ser su verdadera maestra. Sri Kirti lo había puesto justo en el camino, pero la verdadera enseñanza iba a venir de una mujer. Entonces le dijo a Sri Kirti: `Tú has limpiado mi pizarra, ahora estoy listo para hacer la otra mitad de mi trabajo`. Y partió con las bendiciones de Kirti, que estaba feliz.
Encontró a la mujer de su visión en el mercado. Ella estaba haciendo un arco. Se dedicaba a hacer arcos. Era una mujer de clase baja, de casta baja. Para Saraha, que era un brahmin erudito que había pertenecido a la corte del rey, ir a una mujer que se dedicaba a hacer arcos, era simbólico. El erudito tiene que ir a lo vital, el plástico tiene que ir a lo real.
Vio a esta mujer, una mujer joven, llena de vida, radiante de vida, que estaba cortando el eje del arco, totalmente absorta en lo que estaba haciendo. El inmediatamente sintió algo extraordinario en su presencia... estaba absolutamente abstraída en su acción.
Saraha la miró atentamente. Una vez que el arco estuvo listo, la mujer cerrando un ojo y abriendo el otro, asumió la postura de estar apuntando a un objetivo invisible, a un blanco invisible...
Y algo sucedió, algo como una comunión. En ese preciso momento, el significado espiritual de lo que ella estaba haciendo, se le representó a Saraha. El no la vio por mirar a la derecha, ni por mirar a la izquierda. El había escuchado tantas veces, él había oído, pensado, discutido con otros acerca de ésto: que estar en el centro es lo correcto, y ahora por primera vez, lo vio en acción y estaba tan absolutamente abstraída, tan totalmente en la acción, que comprendió claramente este mensaje budista: ser total en la acción es estar totalmente libre en la acción. Sé total y serás libre. La belleza, la luminosidad de la mujer vino por su total abstracción. Por primera vez él entendió que la meditación no era sentarse por un tiempo especial y repetir un mantra; tampoco ir a la iglesia o al templo o a la mezquita, sino estar con vida, continuar haciendo cosas triviales, pero con tal abstracción, que la profundidad es revelada en cada acción. El lo podía sentir, incluso lo podría haber tocado...
Saraha se transformó en un tantrika bajo la guía de la mujer arquera, un discípulo y un maestro. Es un romance de amor del alma. Saraha había encontrado su compañera del alma. Ellos encontraron un amor tremendo, un amor grande, que rara vez sucede en la tierra. Ella le enseñó Tantra... Saraha primero tuvo que dejar los vedas, las escrituras, el conocimiento. Ahora dejó incluso la meditación. Ahora la celebración era su estilo de vida total.
Saraha y la mujer que hacía arcos fueron a un campo de cremación y vivieron juntos. Vivir en un campo de cremación y celebrar, vivir dónde sólo la muerte ocurre y vivir felices. Si tú puedes ser feliz, si tú puedes celebrar allí, entonces la felicidad radiante ocurre en ti. Ahora es incondicional. El juego entró en el ser de Saraha y a través del juego, la verdadera religión nació.

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