Tú mujer de piel tersa, pero también
escamosa, que con suavidad envuelves
en tu pecho, los brazos que alivian el caminar,
que aunque escarpado por la vida, refugias
con tu amor de mujer, la delicadeza
vislumbrante de la vida, y proteges del viento
el dolor y el llanto de una existencia
sin salida.
Tus labios son finos pincelazos rojo carmín,
que expresen un sin fin de emociones,
y un sin fin de desamores. El rojo carmín
que ala acompaña es la viva esencia de vida
hecha carne... hecha ella.
Tú corazón está acompañado de candor y
emoción, candor por el calor y por la
comprensión, que abarca su alma,
emoción por el valor de ser una en
un millón y también un millón en una.
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