Te tiendes sobre ti misma sin adorno
toda recorrida por pequeños guerreros
que dejas hacer, inmóvil, inmaginando,
y con un lento brazo te acarician
los cabellos derramados en castillos
y el cuerpo enjoyado de prefecturas,
de Paduas, de Sienas, de Venecias,
¡oh marismeña de cola blanca
lamida por el petróleo y por el plástico!
Enamoraste, desmemoriada, enamoras.
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