Ocúltate en mi noche: tengo miedo
de que la luz devore tu cintura
y de que en su fragante arquitectura
sus verdes brazos hunda el viento acedo.
No puedo ver tu destrucción, no puedo
verte asediada por la crueldad pura,
mientras se apaga, ingrávida criatura,
la forma que al temblar de amor te cedo.
Sólo esparcida en mi cercado ahondas
tu humana plenitud, como las ondas
que turban y propagan la corriente.
Ocúltate en mi noche, amor, descansa:
déjame ser la sombra y la esperanza
que guarden tu relámpago inocente.
( España, 1903 - 1976 )
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