Si al menos alumbrara el sol esta noche
Si en el fondo de la Opera dos senos relucientes y claros
Compusieran para la voz amor la más maravillosa letra viviente
Si el pavimento de madera se entreabriese en la cima de las montañas
Si el armiño mirara con aspecto suplicante
Al sacerdote de turbantes rojos
De vuelta del baño contando los coches cerrados
Si el eco lujoso de los arroyos que yo importuno
No lanzara sino mi cuerpo en los prados de París
Por qué no graniza en el interior de las joyerías
La primavera al menos no me causaría más temor
Si al menos yo fuera una raíz del árbol del cielo
Por último el bien en la caña de azúcar del aire
Si se hiciera un estribo con las manos a las mujeres
Que contemplas bella silenciosa
Bajo el arco de triunfo del Carrousel
Si el placer ordenara bajo la apariencia de un transeúnte eterno
Los Aposentos no siendo más surcados que por el guiño violeta de los
senderos
Qué no daría yo para que un brazo del Sena se deslizara bajo la Mañana
De todas maneras perdida
No estoy resignado tampoco a las salas acariciantes
Donde suena el teléfono de las multas del atardecer
Al partir he prendido fuego a un mechón de cabello que es el de una bomba
Y el mechón ahonda un túnel bajo París
Si al menos mi tren penetrara ese túnel
Si en el fondo de la Opera dos senos relucientes y claros
Compusieran para la voz amor la más maravillosa letra viviente
Si el pavimento de madera se entreabriese en la cima de las montañas
Si el armiño mirara con aspecto suplicante
Al sacerdote de turbantes rojos
De vuelta del baño contando los coches cerrados
Si el eco lujoso de los arroyos que yo importuno
No lanzara sino mi cuerpo en los prados de París
Por qué no graniza en el interior de las joyerías
La primavera al menos no me causaría más temor
Si al menos yo fuera una raíz del árbol del cielo
Por último el bien en la caña de azúcar del aire
Si se hiciera un estribo con las manos a las mujeres
Que contemplas bella silenciosa
Bajo el arco de triunfo del Carrousel
Si el placer ordenara bajo la apariencia de un transeúnte eterno
Los Aposentos no siendo más surcados que por el guiño violeta de los
senderos
Qué no daría yo para que un brazo del Sena se deslizara bajo la Mañana
De todas maneras perdida
No estoy resignado tampoco a las salas acariciantes
Donde suena el teléfono de las multas del atardecer
Al partir he prendido fuego a un mechón de cabello que es el de una bomba
Y el mechón ahonda un túnel bajo París
Si al menos mi tren penetrara ese túnel
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