miércoles, 4 de enero de 2012

Misantropia I: La Crítica (Lizkno, J)



Hombre de guerras fatales, dejando siempre huellas de dolor y angustia, tú sangre se derrama en todo lo que tocas, tus golpes no dejan vida alguna. Apártate de los de buena alma, aunque ellos también fallan a la humanidad, siempre con desagradable conducta; el rencor y el odio caminan por las calles y se esparce como virus por el aire. Todos se apartan de la vida y la desgracia los acoge. 

Humanos-inhumanos invaden el mundo, Hitler repeló sus fuerzas y el rencor carcomió su alma. Victimas quemadas, golpeadas y privadas de la libertad añoran una segunda oportunidad. Otros por otro lado, filántropos y amantes de la vida surgen de las cenizas y dejan su vida para entregarla a los demás, demostrando su poco interés de "Reciprocidad".

Tú, hombre de pocas agallas pides e imploras a los dioses que den, lo que nunca serás capaz de recibir, pues nunca te das cuenta de lo que te entregan, pues eres tan desagradecido que tus ojos se ciegan ante los regalos. Y qué del hombre que cree tener el mundo comprado, mirando siempre por encima de sus hombros, creyendo que todos a su alrededor se arrodillarán ante su presencia, y qué ironía, guardando sus riquezas, para luego morir desnudo, solo y sin un legado humano de que lo recuerden por ser un "buen hombre", como irónicamente siempre lo deseo. Y qué decir de los religiosos, interpretando mal los escritos de dios, creyendo que refugiarse en su Vaticano y en sus llamadas casas de oración, la humanidad estará bien, los Africanos e Indios muriéndose de hambre y tú comiendo en platos de Oro.

Tú misántropo, critico y criticón del mundo, te sientas esperando a que el mundo cambie, cuando por obligación se debe creer que en el mundo debe existir el bien y el mal, quizás así la vida no sería empalagosa, y como siempre no te cansarías de tener una vida fructífera de paz y armonía. Es que el hombre es el único animal que se cansa de la buena vida, pues nada lo complace y siempre pidiendo más de lo que tiene, poniendo siempre por encima lo material, y luego deprimiéndose porque llega al punto en que este puerco mundo no le interesa y se declaran solos en un mundo donde la sobrepoblación pasa sus límites; Pero que mejor respuesta volverse loco, traspasando el mundo irreal, el mundo donde las voces circundantes traspasan tu mente, castigándote con sus palabras y tú tan impotente, te pierdes en un mundo donde la imaginación por pocos instantes es tu fuente de felicidad; Que la realidad se vaya a la mierda, pues mis amigos de ese mundo paralelo son más perfectos, entonces, te conviertes en ese búho humano, despersonalizado.

Y qué importa, si es que el mundo poco a poco se derrumba y yo...yo en verdad no quiero verlo destruirse...pues no soy arquitecta de tú vida, ni ingeniera del Universo.

Misantropia II: La Respuesta (Lizkno, J)


Kika Cisternas – Misantropía.



Inspirado en tus palabras...

El misántropo a la Humanidad:

- Siento que hay en el hombre un ser que decidió emprender una batalla, y se ha lanzado. Guerreros que aún no se han puesto todos sus colores, pero que saben cuales tienen.

Siento en ustedes humanos, seres que se desenvuelven en su mundo singular exigiéndose. Hay formas de ubicarse en la esquina del Mundo, en la que sentimos nuestro poder, en donde nos desplegamos y no renunciamos a ser críticos del mundo que no nos gusta, pero podemos tejer el destino del que nos gusta.

Eres un humano tan exigente que no ve todas las personas que a su alrededor están dispuestas a trabajar para su mundo y se señalan como solos, cuando en realidad no lo están; pero, que sabe distinguir singularidades aunque no las aprovecha para la construcción que quiere.

Veo un hombre que ha explorado con su pensamiento y con su cuerpo de manera sincera y franca, pensando en encontrar caminos, sin darse cuenta que los caminos propios antes de encontrarse se hacen, desconociendo que la historia del Universo se ha hecho sobre intentos, uno tras otro, no fue de otra forma que la vida surgió y que se perpetúa.

Siento un ser humano joven o anciano, que no quiere darle significado heurístico a sus experiencias y fatalmente las llama errores, un humano joven o anciano, hermoso por dentro y por fuera, que insiste en negarle su reflejo a los espejos, a los ojos que lo ven con amor, un humano que insiste en una espera, en la espera del comienzo de su destino, y el comienzo del destino no vuelve, porque es como un barco que anhela olas, brisas, espumas y nuevas tierras, y tú humano, por estar en la espera, te estás perdiendo de las singladuras que ofrece la vida para crecer, surgir y ser diferente y desafiar la construcción de un mundo diferente, porque tú humano, no eres ordinario, ni plebe, el producto es de tus manos y de tú mente. El Mundo que pisas te necesita, más aún lo demanda...para ser mejor. No quieres entender, que una parte del mundo te extraña, te pide a gritos, te requiere en la batalla, pero tú hombre, necesitas resolver un par de asuntos para responder al llamado.

Finalmente, yo veo un humano, que se ha lanzado al mundo a resolver sus asuntos, que tiene derecho a trastabillar y a devolverse, pero de cualquier manera no le luce el abandono.

UN HOMBRE AUSENTE (Lizkno, J)


No importa cuán estrecho sea el portal, cuán
cargada de castigos la sentencia, soy el amo de
mi destino: soy el capitán de mi alma. (Mandela, N).

Manejando sin rumbo a un horizonte borroso, sentía la pesadez en mis hombros, el cansancio acumulado, la energía pausada, el sueño escondido, viré mi rumbo, sólo niebla, sólo frío, ebria de ausencia. Festejando y llorando como nunca, regodeándome del sufrimiento y presumiéndolo ante mis fantasmas. Le grito a la cara y mi ausencia me devuelve un silencio que se me clava en el estómago, había pasado días buscándome, intentando hallar ese yo perpetuo que había vislumbrado años atrás, pero aún el cuerpo me dolía y me faltaba vomitar el veneno que fui guardando a la espera de que todo esto acabase.
Soy una maldita esclava y adicta al dolor, que desgraciadamente se han adueñado de mi alma blindada por la paciencia indómita y rezagada. Dolor y soledad se han adueñado de mí, siempre están conmigo y de repente, se han convertido en las causantes de mis insomnios, son las musas de mis poemas y cuentos, pero que poco a poco han ido acabando con mi vida, llenando cada espacio, con su desagradable compañía, dejándome sin aire, sin aliento, fastidiando mis sueños cuando logro dormir y apartándome de aquellas esencias humanas, que añoran con ansias mi llegada.
Quisiera introducirme en el túnel de su amparo, donde encuentre el “Rey Soledad” y apoderarme de él, desmantelarlo, desmentirlo y desmaterializarlo, despojarlo de su entierro infinito, y aunque el dolor se ría y se burle de mi argamasa, soy la mano que moldea la búsqueda de esa conexión perdida entre lo profundo que convergen, en la inversa de todas las cosas y en la inversa de toda emocionalidad profunda.
Aunque sé que ahora nada me puede ser dado, conmigo creo que ha de morir la esperanza, incluso las imágenes de mis últimos días, de mis momentos prosteros, que desaparecerán como jirones de bruma en la mañana, ya que sólo quedan sombras. Cenizas de lo que fue una vida extraordinaria.
En hombre ausente me he convertido, y de vuelta tras la inmortalidad, frente a la muerte, al dolor y la soledad; al lado de los lustros y el tiempo infinito que cae encima de mi carne vulnerable. Te seguí. Fue difícil. Y fue magnífico. Fue tragicómico. Pero te rescate. Te libere, mi alma ausente, mi sombra perpetua; te quedaste mirándome, casi como si fuese una gran mentira...Y te seguí en la huida inmóvil hacía el silencio. 

BATALLA DE PAPEL (Lizkno,J)


"Aquí, frente al espejo, yo, la inevitable: una imagen en               sombras y   toda la soledad multiplicada." - Olga Orozco

Habían transcurrido menos de cinco minutos. Las manos me sudaban. Hacia frio. Mierda que frio. El miedo me invadía hasta las entrañas. Y de repente un hombre con voz un poco gruesa dice: “Señorita Belona por favor siga”. En ese momento el corazón se me aceleró fuertemente y solo pensaba en todo los deberes que tenía pendiente. Era un día atareado. Era jueves y hacía frío. Olía a tierra seca y a muerte. Me paré del asiento donde me encontraba acompañada de mis viejos. Recuerdo sus caras, un poco intranquilas y a la expectativa. Olía a muerte. Al entrar a la habitación sentía varios ojos sobre mí, como si mil personas estuviesen observándome. Un poco extraño y raro. Olía a muerte. Yo intentaba resguardar mi ser un poco quebrantado y triste por la existencia vacía que me acompañaba. Pero fue imposible. Aquel hombre con mirada triste y oscura a la vez; decepcionado, tal vez, por su trabajo dijo: “Lo siento señorita Belona, pero lo único que le puedo recomendar ahora es la hospitalización. Mierda dije para mis adentros. Y él seguía diciendo: ni el mejor terapeuta de este país puede ayudarla ahora”. ¿En verdad nadie me puede ayudar?, pensé. Mierda. El corazón se me desgarro en mil pedazos. Dolía. Olía a muerte. Olía a cementerio. Olía a soledad. Olía a nostalgia. Mierda. El miedo me encalambró hasta los huesos. Me pregunté ¿estoy loca?, ¿él está loco?, ¿el mundo está loco? Mis viejos sorprendidos, intentaban comprender lo que sucedía. Mierda. ¿Estoy loca?, me preguntaba una y otra vez…una y otra vez, ¿estoy loca? Quería a Tommy un viejo amigo que me acompañaba al empezar el atardecer todos los días. Me sentía sola y olía a muerte, como odiaba ese olor. Pero quería a Tommy. Tommy mi viejo amigo, nos conocimos en una noche de esas un poco desoladas y abandonadas por la luna, fumamos marihuana, recuerdo que hablamos toda la noche y luego hicimos el amor hasta extasiarnos, leímos El Verbo ser y luego volvimos a hacer el amor, como si fuera la primera vez que un hombre tocaba una mujer y una mujer tocaba a un hombre. Al amanecer comimos chocolates, luego fuimos a tomarnos unas cervezas y nos recostamos en un parque a mirar el anochecer que se acercaba, fumamos marihuana y dibujamos con nuestros dedos figuras imaginarias al son del viento. Que día, que noches, que atardeceres.
Y ahí me encontraba. Sola. Casi inexistente, desamparada. Olía a muerte. Quería correr, pero era imposible. Estaba amarrada en la locura. Locura impuesta. De repente una frase se me vino a la mente. Surrealismo y Salvador Dalí revoloteaban en mi mente: “Loco no es el que ha perdido la razón, loco es el que lo ha perdido todo, todo menos la razón”. Me alegraba tener en mi mente esta frase, pues dentro de la desesperanza sabía que no había perdido la razón, pero si el todo. Mi vida, mi alegría, mi ser, mi existencia. Todo.

En el camino me sentía como una muñeca de trapo. Una muñeca de trapo abaleada por las luces de la sirena de una ambulancia, el mareo, la noche y el olor azufre. Tenía ganas de cagar diamantes. Cerré los ojos y de pronto me sentí como un árbol atravesado por cuchillos blancos.

El Hospital era triste. En urgencias había un marica que hablaba solo. Tenía la cara de un niño grande atropellado por la vida. Olía a perfume barato que se mezclaba con el olor de huevo cocido. A un lado había una mujer con ojos tristes. Más allá un viejo que olía a popo de perro. También una chica en estado de manía. En todo caso el recinto olía a cementerio, a sangre, a algodón y a muerte. La tarde estaba descompuesta. La tarde se estaba cayendo a pedazos a mí alrededor, como un absurdo juego de dominó.

No venía a un hospital desde la muerte de una amiga que se inyectó whisky en las venas luego de una decepción amorosa. Le dije al enfermero que no me dejara, que estuviera conmigo todo el tiempo y que por favor me dejara leer un libro, claro preciosa toma tu libro, dijo él y entonces me acarició la cabeza suavemente como si mis sueños fueran copos de algodón. El cuerpo. La noche. La locura. Dentro de mi cuerpo una mano invisible y caliente escarbaba y sacaba manojos de luz y silencio. Un hueco negro se estaba abriendo en mi pecho. Pensaba en Tommy. Después llegó un médico y dijo que el asunto era grave, que no me moviera mientras me asignaban una habitación, luego me pregunto que qué trastorno tenia y le dije que de trastornos poco, que si quería le hablaba un poco de grupos de rock, un poco de Oasis, The pink floyd, The Beatles, qué va dijo el médico, el asunto es grave, y entonces miré al enfermero y me dieron ganas de estar con él en una fiesta bailando with or without you, ganas de estar con un vaso de cerveza, con ganas de darle un beso, con ganas de decirle vámonos de aquí y hacemos el amor en la playa, con ganas de estar en sus manos llenas de árboles. Sin embargo, ya estaba muy mal, estaba mareada y el techo se me vino encima, afuera llovía y no me acordaba ya si me llamaba Belona o Euterpe o Minerva, que ridícula me creía diosa, ya no sabía si era viernes o sábado o jueves en la tarde. No sabía si tenía realmente ganas de morirme o ganas de enloquecerme. Todo era una batalla de papel.

Después me llevaron a una habitación y varios médicos con cara de ballenas blancas se me echaron encima, fresco locos les dije, grave asunto dijo uno de ellos y giré la cabeza y en la puerta vi al enfermero que me mandaba un beso con las manos, con la punta de los dedos. Estiré los brazos. Hice todo lo posible por atrapar ese beso invisible que venía hacía mí y creo que lo atrapé porque sentí un calorcito en la palma de las manos cuando lo agarré y mierda volví a mirar hacia atrás y allí estaba el enfermero y me dijo adiós con las manos y deseé no morirme, deseé en ese momento con todas mis ganas ser un ser normal, para decirle ¿oye me quieres?, para cantar junto a él stop crying your heart out en las mañanas de sol, pero en ese momento morí.

Al día siguiente desperté, me dolía la cabeza. La tarde era una prisión de luces amarillas, una prisión con cielo negro y hojas secas. Pensé en Tommy, que se había ido dos semanas atrás. Deseé con todas las ganas del mundo estar con Tommy en algún bar tomando una copa y escuchando algún cuentero. Simplemente estar con Tommy y verlo a través del efecto del alcohol y después salir a la calle, a algún parque y decirle tranquilo yo te amo, tranquilo yo te quiero, tranquilo todo va bien, tranquilo el próximo sábado vamos a cine y vemos esas películas de guerra que tanto te gustan, sólo importa que estemos los dos, luego iremos al parque a ver las estrellas, contaremos las estrellas, soñaremos que estamos en África, en Asia, en Balí, los dos estaremos presentes en el leve perfume de los árboles, y en las mañanas seremos árboles, seremos hojas, seremos el viento, nos desmoronaremos lentamente en las mañanas de lluvia, en las mañanas de sol, y luego cuando pasen los días no tendremos ni las mañanas, ni la lluvia, ni el sol, también llevaremos alcohol y marihuana para ensopar los días, las mañanas y las noches, los minutos, las horas, las hojas, las nubes, el cielo, el aire, las calles, las montañas con alcohol, con ruido, con babas, con sudor. Y luego escribiremos y todo se convertirá en una batalla de papel.
Levantarse. Acostarse. La locura. Las pastas. La Luz. El dolor. Los días. Mis peores días. Esos días llenos de soledades vacías, de horas eternas que pasaban bajo la luz, días que se fueron diluyendo como cubos de hielo. Fueron días asquerosos. Las mañanas siempre olían a funeral. A perro sucio. En las noches se organizaban a todos los locos en una fila para darles sus dosis de anfetaminas, de barbitúricos, de fluoxetina o neurolépticos y las mujeres hablaban con todo el mundo. Las noches olían a muerte y había preocupaciones. Los días pasaban a través de la luz, a través del olor de los locos, los enfermos. De pronto la felicidad era solamente ir a dormir, cagar en paz, pensar en paz, soñar en paz, odiar en paz. Mientras todos nos consumíamos en el aliento invisible de los días y las noches. La locura. El alcohol. Pensar. Dormir. Levantarse. Acostarse. Puta vida. Las mañanas llenas de pequeñas luces inútiles.

La realidad es un presente perpetuo. Presente, nada más que presente… las cosas son en su totalidad lo que parecen, y detrás de ellas… no hay nada, dice Sartre…Me acordé de mi mamá. Debía estar llorando metida en la mitad de una manta blanca cerca de las flores. Debía estar regando las plantas del antejardín antes de que llegara la enorme nube de ceniza. Una sensación extraña se apoderó de mí. Ánimo. Sobre el universo entero no quedaba nada más que aquella tarde desolada. Y entonces, empecé de nuevo a sentir la muerte venir, y empecé a agradecerle a la vida desesperadamente, como si estuviese escribiendo mi testamento… Agradezco al mundo, que en estos veinte años me dio un cuerpo para existir en dimensiones. Agradezco por el lugar y el tiempo, así como por las personas con que compartí. Entre éstas agradezco a mi familia por el cariño, y al Segundo Contemplativo por la amistad. Agradezco también a la naturaleza, en especial por Iguaque y por el ártico; por la Luna... la indecible Luna, en su reino de la noche y del frío; aunque se paralice la totalidad de mi cuerpo, siempre tendré una sonrisa de agradecimiento.

Agradezco a la poesía por Novalis, al teatro por Shakespeare y a la narrativa por Chretien de Troyes. Me siento agradecida con el mundo, por despertar en mí la extrañeza, agradezco a la religión por enseñarme la angustia que mis Maestros profesaron, así como agradezco a las montañas, a los árboles y al espíritu romántico que desde pequeña se posesionó de mí y ahora se niega a abandonarme. Agradezco la oscuridad de la noche y a la sombra de mi Muerte, agradezco que las cosas tengan fin, pues el fin es humano; doy gracias por los profesores que tuve, por mi capacidad de escribir, de jugar, de soñar. Doy gracias por no poder haber conocido más en este mundo, por todo lo que ignoré y por la felicidad y los dolores que nunca viví. Antes de terminar, agradezco a mí ser por la soledad y la melancolía, por haber probado la tristeza y la ternura, la belleza y la dulzura. Agradezco a la ciencia y al saber por la filosofía, la psicología y la astronomía; a la historia por los estoicos y a la evolución por los gatos. Finalmente, agradezco a la vida que me permitió vivirla, y aunque la prodigué durante poco más de veinte años, no busco alargarla, tampoco recortarla; tan solo vivirla e imaginarla… Espero volver a verlos... Gracias y Adiós.

Y así pasaron los días, cuando logre salir del hospital, la ciudad había sido destruida por completo. Era domingo y hacía sol, pero también llovía. La mañana olía un poco a cementerio. La mañana era una prisión de luces amarillas, una prisión con cielo azul y hojas secas. Durante varios días caminé sin rumbo fijo por las ruinas de la ciudad. Luego me encontré a Tommy quien ya había regresado de su viaje, me pregunto qué a donde había estado y le dije que había estado tomando vodka con unos amigos en la lejanía de la ciudad, había visto elefantes volar y tigres llorar…Ya lo tenía decidido. Tenía reservación para ir al Club de Muertos. Después salimos. Caminamos un rato. Fuimos al zoológico y le mostré a Arlex un león que lloraba en las noches, cada vez que había luna llena. Pasamos por la jaula de un oso panda y Tommy me dijo que mi pelo era igual al de ese. Después fuimos al metro. Eran las seis de la tarde. El cielo estaba triste, gris, como si hubieran regado café negro sobre las nubes. El metro empezó a andar. Íbamos en silencio. Antes de bajarme, le di un beso a Tommy. Le dije bueno hasta aquí llego yo, fue maravilloso conocerte, cuídate. Me bajé del metro, en una estación cualquiera. Tommy pegó su rostro contra el vidrio. Corrí unos metros con la mano pegada al vidrio donde Tommy tenía su rostro. Te amo, me dijo en silencio, antes de que el metro se metiera en la oscuridad. Yo también te amo respondí en silencio cuando el metro ya estaba asaltado por la oscuridad. Me sentí rota. Un gusano, rota. Eran las siete de la noche. Me senté un rato allí en esa estación solitaria. Fumé un cigarrillo. Dos cigarrillos. Me dormí en la banca y luego soñé con una nueva vida llena de colores y flores amarillas. Amarillas como el sol, amarilla como la batalla de papel.


Inspirado en el Libro “Opio en las Nubes” de Rafael chaparro M.

La Amistad (Khalil Gibran)

Nuestro amigo es la respuesta a nuestras necesidades. Él es el campo donde se siembra con amor y se cosecha con agradecimiento.El es nuestra mesa y el fuego de nuestro hogar.Nos acercamos a él con nuestra hambre, y le buscamos sedientos de paz. Cuando nuestro amigo manifieste su pensamiento, no temamos al "no" , ni retengamos el "sí".Y cuando él permanezca en silencio, nuestro corazón no debe dejar de oír su corazón. Porque en la amistad, todos los pensamientos, todos los deseos, todas las esperanzas nacen y se comparten en espontánea alegría. Cuando nos alejemos de un amigo, no debemos sentir dolor,Porque lo que más amamos en él quizá esta más claro en su ausencia, igual que la montaña es más clara desde el llano para el que quiere subirla.Y no se debe permitir que haya en la amistad otro interés que el ahondamiento del espíritu.Porque el amor que no busca más que la revelación de su propio misterio no es amor,sino una red tendida que sólo recoge lo inútil.dejen que lo mejor de nosotros sea para nuestro amigo.Si ha de conocer el flujo de nuestra marea,el menguante, que también conozca su reflujo y su creciente Porque, ¿qué amigo seria aquel que se tuviera que buscar para matar las horas? Buscamos a nuestros amigos para vivir las horas. Porque los amigos existen para colmar nuestra necesidad, no nuestro vacío. En la dulzura de la amistad debe flotar la risa y los placeres compartidos. Porque en el rocío de las cosas pequeñas, el corazón encuentra su alborada , su mañana y se refresca.

jueves, 15 de diciembre de 2011

El camino (Lizkno,J)



Siempre luces en el camino, a veces no nos gusta el reflejo que vemos, pero lo bueno de los caminos es que no discriminan y cuando tú lo desees el camino puede tomarte la mano, porque no le molesta sentir los pasos de alguien guerrero como vos, no fue para otra cosa que se construyeron. Tienes todo el derecho a devolverte y a trastabillar, pero algo debes tener en claro, y es que el camino siempre está para que cuando lo desees, lo retomes... pues, él nunca se aparta, es uno quien lo deja.



                                                   

sábado, 5 de noviembre de 2011

El poema que Saddam escribió antes de morir


El dictador estaba solo en su celda. Su barba había encanecido, sus hijos estaban muertos y lo esperaba la horca. En esos días finales, Saddam Hussein se volcó a la poesía, que con tanta frecuencia había sido para él fuente de solaz en los momentos difíciles. El poema Libera tu alma es su llamado a la lucha desde la tumba.
Es una mezcla de desafío y reflexión, sin nada de remordimiento. No menciona las miles de vidas que se segaron por orden suya. No expresa culpa ni tristeza ni arrepentimiento. Colmado de las frases floridas que fueron su marca de fábrica, empieza con lo que parece un himno al amor entre él mismo y su pueblo, que estaba a punto de perderlo. Los versos fueron escritos por Saddam tras haber sido sentenciado a muerte y, según su familia, fueron sus últimas palabras por escrito. Una copia manuscrita del poema fue entregada por las autoridades iraquíes a su familia en Tikrit, junto con su última voluntad y testamento, según dijo su primo, Muayed Dhamin al-Hazza. En el poema, Saddam condena a los “lobos” que han causado la ruina de la nación iraquí con la invasión. Se describe a sí mismo como mártir.
Su poesía, como sus discursos, era con frecuencia oscura, llena de alteraciones y difícil de entender, incluso para los hablantes del árabe. Según la prensa, Saddam incluso les regaló muestras de su poesía a sus captores estadounidenses. Los iraquíes familiarizados con su estilo ayudaron a traducir el poema. Fragmentos que hubieran sido ininteligibles en una traducción literal se interpretaron en un sentido amplio en un intento de revelar el significado que quería dar. A continuación, la primera mitad del poema, según fue transcripto por The New York Times a partir de la lectura, por teléfono, que hizo Al-Hazza.
Libérala


Libera tu alma. Libera tu alma. Es la compañera de la mía y tú el amado de mi alma
Ninguna casa podría haber albergado mi corazón como tú lo hiciste
si yo fuera esa casa, tú serías su rocío
Eres la brisa que alivia
tú refrescas mi alma
y nuestro partido Baath florece como una rama que verdea
La medicina no cura al sufriente pero sí la rosa blanca
Los enemigos hacen planes, tienden trampas
y avanzan a pesar de sus defectos
Es un plan de arrogancia y de vacío
que acabará por ser derrotado
lo arruinamos como el óxido devora el hierro
como un pecador consumido por sus pecados
nunca nos sentimos débiles
nuestra moral nos hizo fuertes
Nuestro honorable resiste, el compañero de nuestra alma
los enemigos metieron a la fuerza extraños en nuestro mar
y todo el que los sirve tendrá que llorar por eso
Aquí desnudamos nuestro pecho a los lobos
y no temblaremos ante la bestia
Resistiremos a los retos más difíciles
y los haremos retroceder, si Dios lo quiere
¿Cómo les irá bajo tal presión?
Pueblo mío, jamás te abandonamos
y en las catástrofes, el partido es nuestro líder
Sacrifico mi alma por ti y por nuestra nación
la sangre es barata en los momentos difíciles
Nunca nos arrodillamos ni cedemos en el ataque
pero igual tratamos al enemigo con honor…
Por M. Santora y J. Burns
De The New York Times

viernes, 21 de octubre de 2011

Hans-Georg Gadamer: Textos sobre el lenguaje y el mundo.


“El lenguaje no es un medio más que la conciencia utiliza para comunicarse con el mundo. No es un tercer instrumento al lado del signo y la herramienta que pertenecen también -a la definición esencial del hombre. El lenguaje no es un medio ni una herramienta. Porque la herramienta implica esencialmente que dominamos su uso, es decir, la tomamos en la mano y la dejamos una vez que ha ejecutado su servicio. No ocurre lo mismo cuando tomamos en la boca las palabras de un idioma y las dejamos después de su uso en el vocabulario general que tenemos a nuestra disposición. Esa analogía es errónea porque nunca nos encontramos ante el mundo como una conciencia que, en un estado a-lingüístico, utiliza la herramienta del consenso. El conocimiento de nosotros mismos y del mundo implica siempre el lenguaje, el nuestro propio. Crecemos, vamos conociendo el mundo, vamos conociendo a las personas y en definitiva a nosotros mismos a medida que aprendemos a hablar. Aprender a hablar no significa utilizar un instrumento ya existente para clasificar ese mundo familiar y conocido, sino que significa la adquisición de la familiaridad y conocimiento del mundo mismo tal como nos sale al encuentro.

Es un proceso enigmático y profundamente oculto. Es un verdadero prodigio que un niño pronuncie una palabra, un primera palabra […]. La verdad es que estamos tan íntimamente insertos en el lenguaje como en el mundo […] En todo nuestro pensar y conocer, estamos ya desde siempre sostenidos por la interpretación lingüística del mundo, cuya asimilación se llama crecimiento, crianza. En este sentido el lenguaje es la verdadera huella de nuestra finitud. Siempre nos sobrepasa. La conciencia del individuo no es el criterio para calibrar su ser. No hay, indudablemente, ninguna conciencia individual en la que exista el lenguaje que ella habla. ¿Cómo existe entonces el lenguaje? Es cierto que no existe sin la conciencia individual; pero tampoco existe en una mera síntesis de muchas conciencias individuales.

Ningún individuo, cuando habla, posee una verdadera conciencia de su lenguaje. Hay situaciones excepcionales en las que se hace a la memoria una palabra en la que nos apoyamos, que suena extraña o ridícula y que hace preguntar: ‘¿se puede decir así?’. Ahí aflora por un momento el lenguaje que hablamos, porque no hace lo suyo. ¿Qué es, pues, lo suyo? Creo que cabe distinguir aquí tres elementos.

El primero es el auto-olvido esencial que corresponde al lenguaje. Su propia estructura, gramática, sintaxis, etc. , todo lo que tematiza la ciencia, queda inconsciente para el lenguaje vivo […] Un segundo rasgo esencial del ser del lenguaje es, a mi juicio,-la ausencia del yo. El que habla un idioma que ningún otro entiende, en realidad no habla. Hablar es hablar a alguien. La palabra ha de ser palabra pertinente, pero esto no significa sólo que yo me represente a mí mismo lo dicho, sino que se lo haga ver al interlocutor.[…] En relación con esto aparece el tercer elemento que yo llamaría la universalidad del lenguaje. Este no es ningún ámbito cerrado de lo decible al que se yuxtaponen otros ámbitos de lo indecible, sino que lo envuelve todo. Nada puede sustraerse radicalmente al acto de ‘decir’, porque ya la simple alusión alude a algo. La capacidad de dicción avanza incansablemente con la universalidad de la razón. Por eso el diálogo posee siempre una infinitud interna y no acaba nunca. El diálogo se interrumpe, bien sea porque los interlocutores han dicho bastante o porque no hay nada más que decir. Pero esa interrupción guarda una referencia interna a la reanudación del diálogo”. [Hombre y lenguaje (1965). VM, II, 147-151].

“De este modo se confirma en conjunto lo que comprobábamos antes: en el lenguaje se representa a sí mismo el mundo. La experiencia lingüística del mundo es ‘absoluta’. Va más allá de toda relatividad del ‘poner’ el ser, porque abarca todo ser en sí mismo, se muestre en las relaciones (relatividades) en que se muestre. La lingüisticidad de nuestra experiencia del mundo precede a todo cuanto puede ser reconocido e interpretado como ente. La relación fundamental del lenguaje y mundo no significa por lo tanto que el mundo se haga objeto del lenguaje. Lo que es objeto del conocimiento y de sus enunciados se encuentra por el contrario abarcado siempre por el horizonte del mundo del lenguaje. La lingüisticidad de la experiencia humana del mundo no entraña la objetivación del mundo […].

El mundo que se manifiesta y constituye lingüísticamente no es en sí ni es relativo en el mismo sentido en que pueden serlo los objetos de la ciencia. No es en sí en cuanto que carece por completo del carácter de objeto, y en cuanto que nunca puede estar dado en la experiencia por su cualidad de ser un todo abarcante. Sin embargo, como el mundo que es, tampoco puede considerárselo relativo a una determinada lengua. Pues vivir en un mundo lingüístico, como se hace cuando se pertenece a una comunidad lingüística, no quiere decir estar confiado a un entorno como lo están los animales en sus mundos vitales. No se puede querer mirar desde arriba el mundo lingüístico de la manera descrita antes; pues no existe ningún lugar fuera de la experiencia lingüística del mundo desde el cual éste pudiera convertirse por sí mismo en objeto […]. Tener lenguaje significa precisamente tener un modo de ser completamente distinto de la vinculación de los animales a su entorno. Cuando los hombre aprenden lenguas extrañas no alteran su relación con el mundo como lo haría un animal acuático que se convirtiera en terrestre; sino que mantienen su propia relación con el mundo y la amplían y enriquecen con los mundos lingüísticos extraños. El que tiene lenguaje ‘tiene’ mundo.

Si retenemos esto, ya no podremos seguir confundiendo la objetividad del lenguaje con la objetividad de la ciencia. La distancia inherente a la relación lingüística con el mundo no proporciona por sí misma y en cuanto tal ese otro género de objetividad que producen las ciencias naturales eliminando los elementos subjetivos del conocer" (VM, 539-543).

“Nadie negará que nuestro lenguaje ejerce una influencia en nuestro pensamiento. Pensamos con palabras. Pensar significa pensarse algo. Y pensarse algo significa decirse algo. En este sentido Platón conoció a la perfección la esencia del pensamiento cuando lo define como el diálogo interno del alma consigo misma, un diálogo que es un constante transcenderse, una reflexión sobre sí mismo y los propios juicios opiniones, en actitud de duda y objeción. Y si algo caracteriza al pensamiento es precisamente este diálogo interminable consigo mismo que nunca lleva a nada definitivo. Esto nos diferencia de ese ideal de un espíritu infinito para el cual todo lo que es y todo lo verdadero aparece en una única intuición. Es nuestra experiencia lingüística, la inserción en este diálogo interno con nosotros mismos, que es a la vez el diálogo anticipado con otros y la entrada de otros en diálogo con nosotros, la que abre y ordena el mundo en todos los ámbitos de la experiencia. Pero esto significa que no tenemos otro camino de orden y orientación que el que ha llevado desde los datos de experiencia a los esquemas que conocemos Como el concepto o como lo general que hace del caso respectivo ejemplo particular suyo […].

Lo que nos ocurre en el lenguaje, nos ocurre también en nuestra propia orientación vital: estamos familiarizados con un mundo preformado y convencional. La cuestión es saber si llegado tan lejos en nuestra propia autocomprensión como creemos llegar a veces en esos contados casos que acabo de describir, en que alguien dice realmente lo que quiere decir. Pero ¿significa eso llegar tan lejos que se entiende lo que realmente es? Ambas cosas, la comprensión total y el decir adecuado son casos límite de nuestra orientación en el mundo, de nuestro diálogo interminable con nosotros mismos. Y yo creo sin embargo que justamente porque este diálogo es interminable, porque esta orientación objetiva que se nos ofrece en esquemas preformados del discurso entra constantemente en el proceso espontáneo de nuestro entendimiento con los otros y con nosotros mismos, por todo ello se nos abre así la infinitud de aquello que comprendemos, de aquello que podemos hacer espiritualmente nuestro. No hay ninguna frontera para el diálogo del alma consigo misma. Tal es la tesis que yo opongo a la sospecha de ideología lanzada contra el lenguaje.

Es, pues, la pretensión de universalidad del lenguaje lo que voy a defender con razones. Podemos convertir todo en lenguaje y podemos tratar de ponernos de acuerdo sobre todo. Es cierto que permanecemos encerrados en la finitud de nuestro propio poder y capacidad y que sólo un diálogo infinito podría satisfacer plenamente esta pretensión. Pero eso es algo obvio. La pregunta es más bien: ¿no hay una serie de objeciones contra la universalidad de nuestra experiencia del mundo mediada por el lenguaje? Aquí aparece la tesis de la relatividad de todas las cosmovisiones lingüísticas, tesis que los americanos extrajeron del legado humboldtiano y enriquecieron con nuevas reflexiones sobre la investigación empírica, según la cual las lenguas son modos de ver y de concebir el mundo, de suerte que es imposible salirse de la cosmovisión respectiva, cuyos esquemas involucran al individuo. Los aforismos de Nietzsche sobre la ‘voluntad de poder’ incluyen ya la observación de que la verdadera obra creadora de Dios consiste en haber producido la gramática, esto es, habernos instalado en estos esquemas de nuestro dominio del mundo sin que podamos evadirnos de ellos” [¿Hasta qué punto el lenguaje preforma el pensamiento? (1973), VM, II, 195-197].

La agonia de existir- Homenaje a Hidekki Anno (Neon Genesis Evangelion)

"…Nada es... Todo está permutado…"
                                 
                                      Hassan-i-Sabbah

"…un instante, no más,
No más que el mínimo
perpetuo instante del quebranto,
cuando la forma en sí, la pura forma,
se abandona al designio de su muerte
y se deja arrastrar, nubes arriba,
por ese atormentado remolino
en que los seres todos se repliegan
hacia el sopor primero,
a construir el escenario de la nada.
Las estrellas entonces ennegrecen.
Han vuelto al dardo insomne
a la noche perfecta de su aljaba."

La voluntad de amar (Arthur Schopenhauer)

“El convencimiento de que el mundo, y por consiguiente el hombre, son tales que no debieran existir, es de naturaleza a propósito para llenarnos de indulgencia unos con otros. ¿Qué puede esperarse en efecto, de tal especie de seres? A veces me parece que la manera conveniente de saludarse de hombre a hombre, en vez de decir señor, sir, etc ; pudiera ser: “Compañero de sufrimientos o compañero de miserias”. Por extraño que parezca esto, la expresión es justa, y recuerda la necesidad de la tolerancia, de la paciencia, de la indulgencia, del amor, y de que por consiguiente, cada uno es un deudor de algo.”

miércoles, 19 de octubre de 2011

Emil Cioran: Adios a la filosofía


Me aparté de la filosofía en el momento en que se hizo imposible descubrir en Kant ninguna debilidad humana, ningún acento de verdadera tristeza; ni en Kant ni en ninguno de los demás filósofos. Frente a la música, la mística y la poesía, la actividad filosófica proviene de una savia disminuida y de una profundidad sospechosa, que no guardan prestigios más que para los tímidos y los tibios. Por otra parte, la filosofía -inquietud impersonal, refugio junto a ideas anémicas- es el recurso de los que esquivan la exuberancia corruptora de la vida. Poco más o menos todos los filósofos han acabado bien: es el argumento supremo contra la filosofía. El fin del mismo Sócrates no tiene nada de trágico: es un malentendido, el fin de un pedagogo, y si Nietzsche se hundió fue como poeta y visionario; expió sus éxtasis y no sus razonamientos.
No se puede eludir la existencia con explicaciones, no se puede sino soportarla, amarla u odiarla, adorarla o temerla, en esa alternancia de felicidad y horror que expresa el ritmo mismo del ser, sus oscilaciones, sus disonancias, sus vehemencias amargas o alegres.
¿Quién no está expuesto, por sorpresa o por necesidad, a un desconcierto irrefutable, quién no levanta entonces las manos en oración para dejarlas caer a continuación más vacías aún que las respuestas de la filosofía? Se diría que su misión es protegernos en tanto que la inadvertencia de la suerte nos deja caminar más acá del desquiciamiento y abandonarnos en cuanto somos obligados a zambullirnos en él. Y ¿cómo podría ser de otra manera, cuando se ve qué pocos de los sufrimientos de la humanidad han pasado a su filosofía? El ejercicio filosófico no es fecundo, sólo honorable. Se es siempre impunemente filósofo: un oficio sin destino que llena de pensamientos voluminosos las horas neutras y vacantes, las horas refractarias al Antiguo Testamento, a Bach y a Shakespeare. Y ¿acaso esos pensamientos se han materializado en una sola página equivalente a una exclamación de Job, a un terror de Macbeth o a una cantata? El universo no se discute; se expresa. Y la filosofía no lo expresa. Los verdaderos problemas no comienzan sino después de haberla recorrido o agotado, después del último capítulo de un inmenso tomo que pone el punto final en signo de abdicación ante lo desconocido, donde se enraizan todos nuestros instantes, y con el que nos es preciso luchar porque es naturalmente más inmediato, más importante que el pan cotidiano. Aquí el filósofo nos abandona: enemigo del desastre, es tan sensato como la razón y tan prudente como ella. Y quedamos en compañía de un anciano apestado, de un poeta instruido en todos los delirios y de un músico cuya sublimidad trasciende la esfera del corazón. No comenzamos a vivir realmente más que al final de la filosofía, sobre sus ruinas, cuando hemos comprendido su terrible nulidad, y que era inútil recurrir a ella, que no iba a sernos de ninguna ayuda.
(Los grandes sistemas no son en el fondo más que brillantes tautologías. ¿Qué ventaja hay en saber que la naturaleza del ser consiste en la «voluntad de vivir», en la «idea», o en la fantasía de Dios o de la Química? Simple proliferación de palabras, sutiles desplazamientos de sentidos. Lo que es repele el abrazo verbal y la experiencia íntima no nos revela nada fuera del instante privilegiado e inexpresable. Por otro lado, el ser mismo no es más que una pretensión de la Nada.
Sólo se define por desesperación. Hace falta una fórmula; incluso hacen falta muchas, no fuera más que por dar justificación al espíritu y una fachada a la nada.
Ni el concepto ni el éxtasis son operativos. Cuando la música nos sumerge hasta las «intimidades» del ser, volvemos a salir rápidamente a la superficie: los efectos de la ilusión se disipan y el saber se declara nulo.
Las cosas que tocamos y las que concebimos son tan improbables como nuestros sentidos y nuestra razón; sólo estamos seguros en nuestro universo verbal, manejable a placer, e ineficaz. El ser es mudo y el espíritu charlatán. Eso se llama conocer.
La originalidad de los filósofos se reduce a inventar términos. Como no hay más que tres o cuatro actitudes ante el mundo -y poco más o menos otras tantas maneras de morir- los matices que las diversifican y las multiplican sólo dependen de la elección de vocablos, desprovistos de todo alcance metafísico.

Estamos abismados en un universo pleonástico, en el que las interrogaciones y las réplicas se equivalen.)


Texto tomado del libro "Breviario de Podredumbre" del mismo autor rumano-francés.

lunes, 17 de octubre de 2011

Carta de dios al Hombre (Isaac Asimov)


Me dirijo a usted para hacerle llegar un ruego que espero pueda ser atendido por su parte. Seguramente habrá usted oído hablar de mí, soy dios, ese ser que los suyos crearon hace muchos, muchísimos años, cuando todavía su especie apenas si se distinguía del resto de los animales. Cuando el desconocimiento, el temor, el deseo de protección y la ignorancia les hacia tan vulnerables como cualquier otro animal.

Me crearon ustedes a su imagen y semejanza, adornado con todos sus defectos y virtudes, en aquellos tiempos primitivos era hasta divertido ser dios, mejor dicho ser dioses, por que eran demasiadas sus necesidades como para crear un solo dios.

Me crearon, pero me crearon esclavo de sus creencias y necesidades. Me imaginaron bajo distintas formas y atributos. Cada nuevo creyente me ataba, y me sigue atando, con sus cadenas exigiendo de mi que le ayude a paliar su dolor y su ignorancia.


Me crearon, nos crearon cuando todavía no comprendían el mundo que les rodea y las leyes que lo rigen. Cuando ignoraban que podían existir leyes que rigen el mundo y el universo. Por eso me crearon, nos crearon tan disparatados, nos crearon con arreglo a sus propias fantasías y temores. Tan disparatado como solo la mente un niño puede crear un ser inventado para que le ayude. Mi historia

Señor es muy triste, es la historia de un ser creado para paliar sus temores, sus ambiciones, su ignorancia y sus enfermedades. Desde el primer momento se me utilizó como justificación de todos los desmanes y egoísmos propios de su especie. Se me utilizó para justificar sus enfrentamientos, para justificar el poder que algunos hombres se atribuían, para que unos hombres dominaran a otros, para imponer sus normas y sus creencias diciendo que procedían de mí. Para que unos hombres se proclamaran portavoces de mi voluntad descalificando, en mi nombre, a todos aquellos que no creían en sus palabras.

Desde el primer momento ustedes crearon guerras entre nosotros para justificar sus intereses. Nos utilizaron para justificar sus deseos de conquista, para vencer al contrario, para someterlo. Nos utilizaron para justificar la inmensidad de muertos, heridos, torturados que esas guerras generaron y generan.

Nos utilizaron para justificar sus odios, su voracidad, sus deseos de venganza. No creo que haya maldad en que ustedes no hayan invocado mi nombre. Creo Hombre, que no ha habido ocasión en su historia personal y colectiva donde no se haya invocado mi nombre, o nuestros nombres, para defender sus intereses manifiestos y ocultos.

En mi nombre, en nuestro nombre se han cometido y se siguen cometiendo infinidad de matanzas, crímenes y tropelías que no tienen más justificación que sus propios intereses.

Bajo la apariencia de seres infinitamente poderosos no somos mas que esclavos de sus creencias, esclavos nos crearon y esclavos seguimos, y así seguiremos mientras no nos liberen de esas cadenas que a ustedes les parecen tan justas, creyendo que nos alaban y que nos gustan.

Son las mismas cadenas con que los poderosos de su especie les atan a ustedes cuando dicen que interpretan nuestra voluntad, nuestras palabras y nuestros deseos.

Su especie, Hombre, ha avanzado mucho, no tanto como debiera porque en nuestro nombre también se ha procurado detener el avance de su especie, se han forjado mentiras inmensas, espantosas falsedades destinadas a detener su avance, se han matado y destruido a aquellos hombres y obras que abrían brechas en las murallas de la ignorancia.

Pese a todo ha avanzado lo suficiente para que ya no necesite creer en seres mágicos creados por su imaginación hace mucho, muchísimo tiempo. Pese a todo hoy sabe que el mundo, el universo se rige por leyes, no por mi voluntad, no por nuestra voluntad.

Todavía les falta por descubrir las muchas leyes que permanecen ocultas, pero sí saben que esas leyes existen, aunque aún no las conozcan. Ya no tienen necesidad de nosotros, ya no tienen necesidad de seres mágicos que guíen sus pasos en la oscuridad y en la ignorancia.

Tomen en sus manos las riendas de su destino, averigüen las leyes que rigen todo y déjenme, déjennos descansar en paz. No me usen para justificar sus ambiciones, sus deseos, sus intereses, sus desmanes o sus atrocidades.

Por eso Hombre Todopoderoso te dirijo esta carta rogándote que me liberes de tus cadenas, de tus creencias, de tu ignorancia y de tus miedos. Cada vez que sientas la tentación de creer en mí pregúntate quién ha creado a quién, si dios al hombre, o el hombre a dios.

Por eso Señor, Hombre Todopoderoso, te lo ruego, libérame de la esclavitud a que me tienes sometido, deja que me disuelva en la nada de la que un día me creaste, nos creaste, a tu imagen y semejanza.

jueves, 13 de octubre de 2011

Y SI LOS HOMBRES.... (Florence Thomas. EL TIEMPO, 16 de agosto de 2011)


Y si los hombres tuvieran manos solo para acariciar y comprender la profundidad de nuestra piel, para buscar nuestras manos cuando necesitamos tranquilizarnos o para hacernos un masaje en la espalada en los días de cansancio. Y si los hombres pudieran aprender la humildad, la atenta escucha de una voz femenina, el silencio, la certeza de que no pueden saber todo; convencerse de que hay una mitad del cielo que no les pertenece, de que el planeta y la tierra son femeninos y masculinos al mimo tiempo.
    Y si los hombres, al resolver su amor obsesivo a la madre, pudieran aprender de una vez por todas a ser adultos. Y si los hombres lograran aprender a ser padres dejando un poco de ser hombres con H mayúscula y confesar que están cansados de ser ese sujeto universal que carga el peso del mundo entero sobre sus hombros. Y si los hombres pudieran ser solo compañeros y amantes de las mujeres y compartir este mundo con ellas, tal vez entonces entenderían lo que no logran comprender.
    Y si pudieran aceptar que hay historias que nunca vivirán, que hay misterios que nunca entenderán, que hay secretos que nunca conocerán porque hay saberes que no les pertenecen. Y si los hombres pudieran aprender a controlar la rabia que nace bajo los efectos del alcohol que los vuelve idiotas cuando no violentos. Y si pudieran aprender a amar menos el poder y más la vida; y si los hombres inteligentes pudieran explicar a sus congéneres que lo que sus padres vivieron como ansiosa pérdida de poder, ellos lo viven como ampliación de su humanidad.
    Y si las mujeres tuviésemos valor para tomar la palabra, para hablar, para denunciar y, excepcionalmente, para callar; y si las mujeres pudiéramos aprender de ellos la solidaridad y la complicidad para romper milenarios silencios ante lo inaceptable, lo insoportable ante el embate de unos puños cerrados, ante el golpe que va directo al alma e invalida nuestro derecho a una vida libre de violencias, de cualquier violencia, humillaciones y prohibiciones. Y si las mujeres aprendiéramos a decir "no más" cada vez que nos encontramos con la exclusión, con la discriminación, con la agresión, con el irrespeto y con la violación de nuestros derechos, con el abuso y la apropiación de nuestros cuerpos y de nuestras mentes. Y si las mujeres pudiéramos convencernos de que no saber decir "no" en el momento preciso casi nos mata. Y si las mujeres nos convenciéramos de que es posible construir otro mundo y juntarnos todas para que nuestras palabras de mediación, nuestros afanes de felicidad y nuestra sed de justicia no sigan como frágiles ecos que no logran cambiar el curso de los acontecimientos. Y si las mujeres violentadas aceptáramos que a veces es imperativo alejarse de un hombre para empezar a existir, entonces tal vez ellos se preguntarían si vale la pena violentarnos y golpearnos. Y si las mujeres pudiéramos comprender que si no se cuestiona la insoportable hombría de los varones, está se llevará a toda la humanidad a la tumba. Y si las mujeres lográramos encontrar en los hombres no solo inseguridad y duelos, sino compañía y consuelo, entonces la vida tendría sentido.
    Y si hombres y mujeres pudiéramos encontrarnos y amarnos sin negarnos, sin trampas, sin juramentos de eternidad, sin reprimir deseos, sin engaños mezquinos, sin celos enfermizos, sin tantos silencios, amarguras, decepciones; si pudiéramos amarnos sin puños y sin palabras que hieren y dejan profundas heridas, solo amarnos y saber decirnos adiós serenamente, en el justo momento en que el amor se aleja, entonces los Bolillos no existirían.

lunes, 10 de octubre de 2011

TENGO TANTO SENTIMIENTO - FERNANDO PESSOA

Tengo tanto sentimiento
que es frecuente persuadirme
de que soy sentimental,
mas reconozco, al medirme,
que todo esto es pensamiento
que yo no sentí al final.

Tenemos, quienes vivimos,
una vida que es vivida
y otra vida que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.

Mas a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar;
y vivimos de manera
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar.

NO EXISTE EL INFINITO - CHANTAL MAILLARD

No existe el infinito:
el infinito es la sorpresa de los límites.
Alguien constata su impotencia
y luego la prolonga más allá de la imagen, en la idea,
y nace el infinito.
El infinito es el dolor
de la razón que asalta nuestro cuerpo.
No existe el infinito, pero sí el instante:
abierto, atemporal, intenso, dilatado, sólido;
en él un gesto se hace eterno.
Un gesto es un trayecto y una trayectoria,
un estuario, un delta de cuerpos que confluyen,
más que trayecto un punto, un estallido,
un gesto no es inicio ni término de nada,
no hay voluntad en el gesto, sino impacto;
un gesto no se hace: acontece.
Y cuando algo acontece no hay escapatoria:
toda mirada tiene lugar en el destello,
toda voz es un signo, toda palabra forma
parte del mismo texto.

De "Matar a Platón" 2004

EL MEJOR MOMENTO DEL AMOR – SULLY PRUDHOMME

El mejor momento del amor
no es aquel en que se dice: «Te amo»
Se halla en ese mismo silencio que está a punto
de romperse todos los días.
Está en la rápida y furtiva comprensión de los corazones.
Está en los fingidos rigores y en las secretas indulgencias.
Está en el estremecimiento del brazo
en que se apoya la mano temblorosa,
en esa página que volvemos juntos,
pero que ninguno de los dos leemos.
¡Momento único, en que los labios callan
y dicen tantas cosas con su pudor;
en que se abre el corazón,
estallando quedamente como un botón de rosa!
En que el solo perfume de los cabellos
parece un favor conquistado.
¡Momento de deliciosa ternura,
en que el respeto mismo es una confesión!

TAL VEZ NO ERA PENSAR - IDEA VILARIÑO


Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.

Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.

Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.

Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.

Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente...

DERROTA - RAFAEL CADENAS

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme
(creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente
y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables
que yo que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo («Ud. es muy quedado, avíspese, despierte»)
que nunca podré viajar a la India
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos que siempre babeo sobre mi historia que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el día del juicio final.

HIMNO AL DESACATO - VIVIANE NATHAN

Pienso violar todas las leyes,
los órdenes, los ritos, los sistemas.
Voy a treparme a un árbol
y a patear cientos de piedras,
y caminando boca abajo
quizá le vea el trasero
a este mundo embalsamado
donde todo lo que brilla apesta…
Quiero robarme un manojo de estrellas,
pintar la luna de verde
y al sol ponerle una careta.
Así, cuando me tomen de la mano
y me lleven a una celda,
cantaré un himno al desacato,
me pondré las rejas en los ojos
y entonces quedarán encerrados los de afuera…

PRECAUCIONES DE ÚLTIMA HORA - MARIO MELÉNDEZ


Debo cuidarme de los gusanos
cuando me entierren
lo más seguro
es que hablen mal de mí
que escupan sobre mis poemas
y orinen las flores frescas
que adornarán mi tumba
llegado sea el caso
que hasta devoren mis huesos
me arranquen los intestinos
o en el colmo de la injusticia
se roben mi diente de oro
y todo esto porque en vida
jamás escribí sobre ellos

ANTIBIÓTICO - MARITA TROIANO


Quiero advertir
que todos estos versos
son productos de un mal
que me provoca una bacteria
susceptible a la penicilina

productos finalmente irracionales
como deben de ser algunos poemarios
brotados de una mente enardecida con la fiebre
treinta y ocho y medio para mí ya es un tango
y un corazón en diálogo perpetuo con el fuego

Versos nacidos de partos complicados,
algunos prematuros
con cesáreas obligadas y uso de especiales anestesias
con profundos cortes,
sobre los que se trabaja veintiséis horas al día
otros, versos venidos a la luz extemporáneos
con la matriz encallecida,
pero todos, hijos dolidos
respetados
consentidos de salir volando al viento
todos cercenando con certeza,
la cabeza de un silencio eyaculado
a fuerza de inhibir a la conciencia.

SOY UNA MUJER SIN PROBLEMAS - JUANA BIGNOZZI


Todos lo saben
y entonces buscan mi compañía para charlar por las noches.
Sin embargo yo conozco a alguien que quiere morir en paz consigo mismo
y me produce estremecimientos, insomnio, soledad,
porque la paz conmigo misma sería una guerra sin fin,
dos o tres asesinatos inevitables y alguna entrega desmedida
que no entra en mis planes.
Sin embargo yo sueño por las noches
con un jardín inmenso donde los muertos se levantan para saludarme;
yo sueño con un hombre que me inquieta y como lo ignora
me habla amigablemente del resto del mundo
y de mis múltiples amores, tan simpáticos,
tan apropiados como tema de conversación.

De "Mujer de cierto orden" 1967

ENTONCES - NACHO BUZÓN


Hay un dragón a los pies de mi cama
esperando que un día
me levante con mal pie
entonces ñam ñam
Hay un tiburón dentro de mi bañera
esperando que un día
me resbale y caiga dentro
entonces ñam ñam
Hay un oso polar metido en mi nevera
esperando que un día
me beba una cerveza
entonces ñam ñam
Hay un zoológico metido en mi cabeza
esperando que un día
te metas en mi cama
entonces ñam ñam

ANIMAL PENSATIVO - ALVARO YUNQUE


Pobre amigo filósofo, tu marchas por la calle pensando,
qué tontera, pensando en cosas graves,
en cosas que te impiden reír de lo que ocurre
a las bestias y hombres que atiborran la urbe.

Oye aquí un caballero y una dama disputan,
-rufián el caballero, la dama prostituta-
aquí ante una pizarra de carreras, cien jóvenes
hablan, con qué energía, de caballos y jockeys.
Allí rueda un ruido y una bocina atruena
y allí ruge un confuso murmullo de marea.
Ésto, amigo filósofo, esto sí es divertido;
Pero tú nada escuchas, nada ves, ¡pobre amigo!

A ti quizás, oh amigo, te entristecen las cosas
que a los demás divierten y, satisfechos, gozan;
porque tú, pobre amigo, ya has perdido la gracia
de Dios, porque has perdido la divina ignorancia;
Tú hacia los libros fuiste lleno de ardor; oh amigo,
y has vuelto pesaroso, callado de los libros;
Tú, curioso, quisiste saberlo todo,
y hoy sabes tanto que te hallas solo, solo.
La vida de la urbe tan grotesca y risible
tu espíritu acongoja, por eso marchas triste,
por eso en estas calles, dominio de la injuria
y el ruido, paseas tu orgullo y tu amargura
y en medio de animales que no piensan, oh, amigo,
eres un melancólico animal pensativo.

QUÉ LÁSTIMA - CLARIBEL ALEGRÍA


Qué lástima que duermas
y se interrumpa el diálogo
y no sientas mi beso
en tus ojos cerrados.

Qué lástima tu infancia
así truncada,
ese tiempo sin tiempo
a medio abrir
por el que ya empezaba
a vislumbrarte.

Mañana todo habrá cambiado:
otra vez hablándonos
de lejos
desde nuestras esquivas
soledades.

Qué lástima
los signos de mi amor,
mis apretados círculos
de miedo
que no sé si entendiste.