sábado, 18 de febrero de 2012

Kodak paper (Luis Yuseff)


Hay días en que me prohíbo tener amigos. 
Sin embargo tengo amigos. 
Los he amado con el ardor de la pólvora mojada en la garganta. 
Con el delirio del que está viviendo sus últimos días 
y posee sólo algunos pájaros que alimenta entre las manos. 
Cosas sin sentido: Tal vez porque no tienen ya sentido 
las cosas. Y duele como si pegara el rostro al fuego de la lámpara 
donde ardía la mariposa de tus juegos nocturnos. 
De tu llegada a deshora pidiendo un poco de conversación. 
Palabras que sirvieron de consuelo 
para que el deseo no terminara entristeciéndonos. 
Soledad del tercero que podías ser tú. O yo. 
Todo dependía de la habilidad conque desplazabas 
las sombras sobre la cama. 
Cosas que sólo entendemos los dos. Sabes cuánto oprimen. 
Hubiera querido celebrar juntos el año del conejo. 
Bebernos de un golpe las tristezas 
como en los tangos de Contursi. 
Tenerte por sabio y hermoso. Recibirte con la noche 
rezumando en el cristal de la taza 
donde bebías el primer café de la mañana. 
Tenías peces. Cerámicas. Graffitis en las paredes. 
Me imitabas. Uno termina pareciéndose a lo que ama (recuerdas?) 
Cómo temblaba tu voz. 
El plomo de la traición cuajando. Y unas pocas palabras 
para justificar. Palabras que terminaron por confundirnos 
tratando de escribir el nombre de las ciudades 
a las que soñabas (sueñas) partir algún día. 
Groningen. Hamburg. Poznan. Países de hielo. 
Versos que serán de agua entre tus manos. 
Altas cumbres y tú que pedías un poema para el amor 
que hace figuras de barro. 
País de hielo. Miro la fotografía donde posas. 
Llevas mi camisa negra. 
Tratas de hurgar en la lujuria balcánica. 
La punta del deseo. 
El labio que escupa sobre las sábanas tu esperma. 
País de hielo ya nada puedes hacer 
para acabar con los días en que me prohíbo tener amigos. 

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