Oprime el lápiz contra el papel
y por más que se esfuerza
el poema feliz no surge de ese amor.
Obstinado insiste en transformar en oro
el resplandor de esa mujer que le incendia el ánimo,
quisiera traducir
el terciopelo de sus piernas, el reposo de esos muslos
fundados para el asombro, su filosofía vertebral,
eléctrica y danzante, al compás de su cabellera,
el arco de sus formas, tensando y tensando,
las salvajes palabras del amor en caída libre.
Y por más que insiste
no consigue la alquimia que transforma
a esos pájaros que en bandadas atraviesan sus gestos,
al espectáculo de tenerla entre los brazos,
en fin, de tanta y vulgar sensiblería erótica
con anhelo de artificio, de circo, de feria poética,
de reina que reina y enloquece y demuele la poesía.
y por más que se esfuerza
el poema feliz no surge de ese amor.
Obstinado insiste en transformar en oro
el resplandor de esa mujer que le incendia el ánimo,
quisiera traducir
el terciopelo de sus piernas, el reposo de esos muslos
fundados para el asombro, su filosofía vertebral,
eléctrica y danzante, al compás de su cabellera,
el arco de sus formas, tensando y tensando,
las salvajes palabras del amor en caída libre.
Y por más que insiste
no consigue la alquimia que transforma
a esos pájaros que en bandadas atraviesan sus gestos,
al espectáculo de tenerla entre los brazos,
en fin, de tanta y vulgar sensiblería erótica
con anhelo de artificio, de circo, de feria poética,
de reina que reina y enloquece y demuele la poesía.
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