sábado, 4 de diciembre de 2010

La Historia Interminable/ Resumen (Michael Ende)


Un fuego fatuo estaba vagando por el bosque de Haule; se había perdido. De repente se encontró con un grupo de tres individuos. Era bastante raro encontrar a un grupo de seres de distintas razas en fantasia juntos hablando tranquilamente, ya que no todas las razas eran pacíficas y habían muchas guerras.
El fuego fatuo titubeó antes de salir al encuentro del pequeño grupo que estaba alrededor de la hoguera. Se presentó como “Blubb”, mensajero enviado desde Podrepantano. Su misión era ir a pedir ayuda a la Emperatriz Infantil. En su país estaba pasando una cosa realmente increíble; en algunos sitios, aparecían zonas de “nada”. Aparentemente, según le dijeron sus compañeros eso estaba pasando en toda Fantasia. Después de una pequeña charla, tuvieron un desacuerdo y decidieron ir cada uno por su cuenta.
El reloj de la torre dio las once. Bastián estaba encantado con su nuevo libro, era apasionante: ¡una historia que nunca se acabase! En la clase comenzaría pronto clase de Ciencia, donde lo único que hacían era contas pistilos y estambres de flores. ¡Cuánto se alegraba Bastián de que no estuviera en clase!
Todos se subieron a sus monturas y se fueron. Después de una semana, Vúschvusul, el silfo nocturno llegó a la Torre de Marfil montado en su murciélago. La Torre de Marfil no era una torre cualquiera, era como una pequeña ciudad, y la Torre en sí era muy alta y todo estaba hecho del marfil más blanco de Fantasia. La Torre estaba rodeada de un jardín. Tan grande era el jardín que sería fácil perderse en el laberinto de no tener la gran Torre como referencia.
Para gran sorpresa suya, se encontró con el diminutense, que montaba un caracol de carreras. Al parecer, habían llegado muchísimos mensajeros de todos los países de Fantasia y había una larga lista de espera para tener una audiencia con la Emperatriz Infantil. Encima la Emperatriz Infantil estaba muy enferma, y ni uno de todos lo médicos del reino habían logrado encontrar la cura. Dadas la circunstancias, Vúschvusul renunció a pedir una audiencia con la Emperatriz infantil.
Dos días después, llegó Blubb y finalmente, tres días después de llegar Blubb, llegó Pyernrajzark eso sí, venía a pie porque en un repentino ataque de hambre furiosa se había comido su propia bicicleta.
Durante el largo tiempo de espera, los cuatro mensajeros se hicieron muy amigos, y después, siguieron siendo muy amigos.

Capítulo 2

Todos los médicos del reino habían examinado a la Empertatriz Infantil sin encontrar ninguna cura. Finalmente, la había examinado el médico nº 500: Caíron. Ni el mejor médico de Fantasia había podido averiguar qué era lo que le pasaba a la Empertatriz Infantil, así que ella le dijo que buscara un héroe que se llamaba Atreyu. Al salir del pabellón de la Magnolia -que era la estancia donde se alojaba la Empertatriz Infantil- todos los demás vieron que llevaba a ÁURYN. Partió después de explicarles la situación a los demás médicos.
Después de diez días de viaje sin parar, finalmente llegó al Mar de Hierba, donde vivía el pueblo de los pieles verdes. Al llegar, las mujeres del pueblo le dijeron que Atreyu estaba en su primera caza, que lo convertiría en hombre y que no volvería hasta dentro de una semana. Caíron les dijo que era muy urgente, y que lo fueran a buscar. Al despertarse, se encontró en una tienda. Después de acordarse de dónde estaba, entró un muchacho de unos diez años. Al muchacho le habían interrumpido la caza justo cuando se disponía a deispararle una flecha al búfalo purpúreo y estaba algo mosqueado. Se presentaron y Caíron perdió la razón durante unos instantes al darse cuenta que la Empertatriz Infantil le había dado una misión imposible para un niño de solamente diez años. Por gran sorpresa suya, el muchacho aceptó el desafío. Caíron le aconsejó irse en ese instante, para no tener que despedirse del pueblo, ya lo explicaría todo el Caíron al pueblo. Así que Atreyu cogió su caballo Ártax (que por cierto era muy hablador), y empezó la Gran Búsqueda.
Al mismo tiempo ocurría en otra parte de Fantasia un hecho del que nadie se percató, ni Atreyu, ni Caíron ni la Emperatriz Infantil: las tinieblas se concentraron hasta solidificarse para formar una figura vaga y enorme. La oscuridad se fue espesando hasta que incluso en aquella noche sin luz el páramo pareció un formidable cuerpo hecho de negrura. Sus contornos no eran todavía precisos, pero se sostenían sobre cuatro zarpas y los ofos de su poderosa cabeza pelida ardían con un fuego verde. Levantó el hocico, husmeó el aire y dejó escapar un aullido escalofriatne de triunfo. Comenzó a correr en la misma dirección que Atreyu.
El reloj de la torre dio las once. Ahora empezaría el recreo. A Bastián se le habían dormido las piernas. Se levantó, cogió el bocadillo y la manzana. Estaba frotando la manzana contra el pantalón cuando se dijo que tenía que ahorrar provisiones, al fin y al cabo, no sabía hasta cuándo tendría que estar ahí arriba. Así que guardó el bocadillo y la manzana en la cartera. Comenzó a andar arriba y abajo hasta que notó que se le despertaban las piernas.
Se subió al potro de gimnasia y se imaginó que era Atreyu montado sobre su caballo Ártax. Se inclinó sobre el cuello del caballo y gritó ¡Hala! ¡Galopa Ártax, hala, hala! Avergonzado, se bajó del potro y se dijo que no se comportase como un crío, a lo mejor le habría oído alguien. Cogió el libro.

Capítulo 3

Después de que Atreyu se fuera, Caíron se dejó caer exhausto en el lecho de Atreyu. Cuando las mujeres le encontraron al día siguiente, temieron por su vida. Incluso unos días después, cuando volvieron los cazadores, aún estaba muy débil, pero tuvo suficientes fuerzas como para explicarles por qué se había ido Atreyu, y por qué tardaría tanto en volver.
Por lo demás, el Caíron nunca volvió a la Torre de Marfil. Su destino debía llevarlo por otros caminos. Sin embargo, no se explica en este libro a dónde fue a parar.
Aquella noche, Atreyu cabalgó hasta los Montes de Plata. Atreyu durmió unas horas, y antes de que saliera el Sol ya estaba otra vez en camino.
El primer día atravesaron los Montes de Plata y cuando tuvo hambre, se comió un pedazo de carne de búfalo seca y dos pequeñas tortas de semillas que había guardado en un bolsillo de su silla de montar.
Bastián se dijo que alguna vez tendría que comer así que cogió el bocadillo, lo partió en dos y guardó una mitad en la cartera. Se comió la otra mitad.
El recreo había terminado y Bastián pensó en Geografía, la asignatura que tocaba ahora.había que recitar ríos y afluentes, ciudades y cifras de población, recursos naturales e industrias. Se encogió de hombros y siguió leyendo.
A la puesta de Sol hicieron un alto. Aquella noche Atreyu soó con los búfalos purpúreos. No se podía acercar a ellos, por mucho que espoleara a su caballo.
A la noche siguiente soñó de nuevo con los búfalos purpúreos. Esta vez iba a pie y pasaron por delante en un gran rebaño. Estaban fuera del alcance de su arco y cuando quiso darles caza, no pudo moverse. Hizo tanto esfuerzo para moverse que se despertó. Partió inmediatamente.
Otra vez, por la noche, soñó con aquellos búfalos. Vio cómo uno de los animales se separaba de los demás y se dirigía, lentamente y sin dar señales de miedo ni cólera, hacia donde él estaba. Atreyu puso una flecha en su sólido arco y lo tensó con todas sus fuerzas...pero no pudo disparar. Tenía los dedos pegados a la cuerda.
Durantes las noches siguientes, soñó siempre con el mismo búfalo,y cada vez se acercaba más, pero por alguna razón, nunca podía disparar la flecha.
Durante el día seguía cabalgando, alefándose cada vez más, sin saber a dónde iba ni encontrar a nadie quien pudiera aconsejarlo.
Al séptimo día y en la noche siguiente, le pasaron dos cosas muy distintas que cambiaron su actitud interior y exterior. Al pasar por el bosque de Haule, tres trolls deformados por la nada le enseñaron donde estaba la nada, Hasta entonces, para él había sido sólo un relato, ahora que lo veía, se horrorizó. Cogió su caballo, se fue en la dirección opuesta a la que estaba la nada, y sólo se paró cuando el bosque de Haule había quedado atrás.
Soñó de forma mucho más clara con los búfalos purpúreos y esta vez iba desarmado. El gran búfalo le dijo que tenía que ir a ver a la Vetusta Morla, que vivía en la Montaña de Cuerno. Entoces Atreyu se despertó.
El reloj de la torre dio las doce. Los compañeros de Bastián irían a dar la última clase en el gimnasio. Bastián odiaba la gimnasia, era un inútil en todas las actividades que hacían en gimnasia. Bastián hubiera dado cualquier cosa por ser como Atreyu. Entonces les hubiera dado a todos una lección. Suspiró profundamente.
Atreyu cabalgó hacia el norte, casi sin descansar. Cuanto más avanzaba hacia el norte, más oscuro se hacía. Una mañana, por fin, llegó al Pantano de la Tristeza. Al avanzar por el pantano, el caballo fiel de Atreyu, Ártax, se deprimió tanto que se dejó hundir en uno de los muchos charcos de barro líquido. Atreyu siguió adelante, desanimado porque su caballo había muerto. Cuando por fin llegó a la Montaña de Cuerno, no sintió ninguna satisfacción. Siguió adelante hasta encontrar a la Vetusta Morla. Al encontrarla, se desanimó más al ver que a ella le daba igual morir o no. Por fin consiguió averiguar a quién tenía que ir a ver: Uyulala, en el Oráculo del Sur. Después de decirle eso a Atreyu, la Vetusta Morla se metió en su caparazón.
Bastián pensó que era muy extraño que ninún ser de Fantasia pudiera darle un nuevo nombre a la Emperatriz Infantil. Si sólo se tratara de eso, él los podría ayudar fácilmente. Por otra parte, se alegraba de no estar en Fantasia porque en una región como el Pantanno de la Tristeza, no habría entrado por nada del mundo. ¡Y aquel siniestro ser de las sombras que perseguía a Atreyu sin que lo supiera! Bastián quería avisarlo, pero no podía hacer otra cosa que seguir leyendo.

Capítulo 4

Un ser seguía sin cesar a Atreyu pero él no se daba cuenta, sólo pensaba en el Oráculo del Sur. Cuando ya llevaba un buen rato caminando se encontró con Ygrámul el Múltiple, que había atrapado a un Dragón de la Suerte en su telaraña. El dragón se esforzaba en escapar, pero no lo conseguía, la telaraña era demasiado resistente.
Atreyu reunió el valor que le quedaba y le plantó cara a Ygrámul. Le pidió que liberara al dragón, pero Ygrámul respondió que no tenía derecho a decirle lo que debía hacer. Entonces le preguntó si sabía dónde estaba Uyulala en el Oráculo del sur. Ygrámul no sabía donde estaba, pero sabía la manera de llegar: su veneno le daba el poder a la víctima de teletransportarse al lugar que quisiera. Atreyu se lo pensó durante un momento, y decidió arriesgarse. Dejó que Ygrámul le picara, y acto seguido dijo `A Uyulala, en el Oráculo del Sur', y se desmayó.
De pronto, el lobo perdía el rastro de su víctima: su olor desaparecía. Buscó durante horas y horas, pero no pudo encontrar el rastro de nuevo.
Bastián se encontraba mal, como si él mismo tuviera el veneno de Ygrámul en el cuerpo. `Menos mal que sólo es una historia', pensó. Pero entonces recordó el grito, y cómo Atreyu lo había oído. De verdad era sólo una historia? El libro empezaba a resultarle siniestro.

Capítulo 5

Cuando volvió en si, Atreyu pensó que Ygrámul le había engañado, y que seguía en el desierto de piedra, pero se dio cuenta de que estaba en un desierto muy distinto, formado por grandes losas, apiladas y amontonadas unas sobre otras.
Encontró a Fújur el dragón de la suerte, que le daba su vida a Atreyu por haberle ayudado a salvarse. Atreyu se desmayó.
Cuando abrió los ojos de nuevo, vio el rostro de alguien que estaba inclinado sobre él. Ese alguien le dio una bebida. Atreyu preguntó por Fújur. La persona dijo que se pondría bien. Seguidamente, Atreyu volvió a dormirse, esta vez profundamente.
El reloj de la torre dio las dos.
Bastián ya no podía aguantar más, tenía que ir al lavabo. Bajó a los lavabos, y cuando se disponía a salir, oyó pasos en el pasillo y rápidamente, se escondió detrás de la puerta. Entró el portero del colegio, y miró en todos los retretes. Cuando vio aquel en que el agua corría todavía, quedó desconcertado, pero refunfuñando algo entre dientes, se fue. Bastián estaba temblando. Volvió al desván, y no estuvo tranquilo hasta que la puerta estuvo cerrada con llave otra vez.
Cuando se despertó de nuevo Atreyu, se sentía totalmente recuperado. La mujer que le había curado se presentó. Era Urgl, experta curandera. Tenía un marido que se llamaba Enguivuck. Eran gnomos, y Enguivuck había estado toda su vida estudiando la manera de llegar hasta Uyulala. Quería que Atreyu le ayudara en su estudio, y le llevó al observatorio, para que viera las esfinges. Le enseñó las esfinges y la puerta de piedra. Después volvieron a casa de los gnomos.

Capítulo 6

Fújur seguía durmiendo cuando volvieron Atreyu y Enguivuck. Urgl había preparado una mesa al aire libre, cubriéndola de comida y bebida. Los tres se sentaron a comer.
A Bastián se le hacía la boca agua. Casi podía oler la comida de los gnomos. Naturalmente era solo su imaginación .
Tenía mucha hambre y no podía aguantar más. Cogió lo que quedaba del bocadillo y la manzana y se los comió. Se sintió mejor, aunque distaba mucho de estar lleno. Entonces comprendió que aquella había sido su última comida. Eso lo asustó. Intentó no pensar en ello.
Mientras comían, enguivuck le explicó lo que sabía a Atreyu: había tres puertas. La primera, la Puerta Del Gran Enigma, la segunda, la Puerta del Espejo, y la tercera, la Puerta sin Llave.
Para atravesar la primera puerta, había que pasar entre dos esfinges. Para poder pasar, las esfinges tenían que cerrar los ojos. Si no las cerraban, y se intentaba pasar, se quedaba uno petrificado hasta haber resuelto todos los enigmas del mundo.
Después aparece la segunda puerta. Para pasar por ella, hay que mirar a la puerta (que es un espejo) y la imagen que aparecerá es la del verdadero interior de la persona. Hay que penetrar en sí mismo para atravesarla.
La tercera puerta es la más difícil. Esta cerrada, y no hay nada para abrirla, ni cerrojo, ni pomo. Para poder abrirla, hay que olvidarse de todo y no querer abrirla.
Atreyu partió al acercarse a las esfinges, vio que eran enormes y durante un momento se quedó paralizado, sin embargo, siguió adelante. No miró más hacía arriba, mantuvo la cabeza baja y anduvo muy lentamente, cada vez andaba más lento. Cuando pensó que el miedo ya no le dejaría caminar más, oyó el eco de sus pasos en el interior de la puerta de roca. Se dio cuenta de que a partir de entonces nunca más tendría miedo. Las esfinges le habían dejado pasar. A una distancia de veinte pasos tenía la Puerta del Espejo Mágico.
Al llegar, esperaba ver una imagen aterradora, pero vio solamente a un niño gordo-más o menos de la misma edad que el- de rostro pálido sentado en un lecho de colchonetas y leía un libro. Estaba envuelto en unas mantas grises y desgarradas. Tenía unos ojos grandes y tristes.
Bastián tuvo un sobresalto al comprender que era la descripción de él, coincidía en todos los detalles! Empezaron a temblarle las manos las cosas estaban yendo demasiado lejos! No podía ser que en un libro impreso describiera exactamente lo que estaba haciendo en ese instante Bastián.
Al entrar en la Puerta del Espejo Mágico, Atreyu se rió: cómo podía ser que a él le fuera tan fácil mientras a otra gente les había parecido insuperable. Pero no se dio cuenta de lo que le estaba pasando en realidad. Y es que, al llegar al otro lado, había perdido todo recuerdo de sí mismo y de su misión. A unos pasos delante de él estaba la Puerta sin Llave. Se quedó mirando la puerta un rato, y como no había pomo ni picaporte, ni cerradura, Atreyu se volvió para irse; la puerta no estaba hecha para abrirse. Decidió marcharse.
No, no te marches! - dijo Bastián en voz alta.- tienes que atravesar la Puerta sin Llave!
Volvió a la puerta: quería mirar el resplandor cobrizo. Acarició la puerta y se abrió. Atreyu atravesó la puerta y miró a su alrededor extrañado. La puerta se cerró detrás de él.
El reloj de la torre dio las cuatro.
La luz que entraba por el tragaluz había ido desapareciendo. Bastián ya no podía leer más. Buscó un interruptor, pero no había. Siguió buscando y se acordó del candelabro de siete brazos que había visto. Lo cogió y encendió las mechas de los gruesos pedazos de vela. Bastián respiró otra vez y cogió el libro.

Capítulo 7

Atreyu se adentró en el bosque de columnas. El suelo estaba cubierto de mosaicos, cada uno diferente. A Atreyu le gustó. Anduvo por él, subió escaleras, llegó a amplias terrazas, bajó otra vez escaleras y recorrió un larga avenida de columnas.
Después de un rato, oyó una voz bella que se le acercaba. Poco a poco, a medida que se le acercaba la voz pudo entender la canción. Atreyu le preguntó a la voz quien era y la voz repitió sus palabras. Entonces Atreyu se dio cuenta de que no sabía quien era. La voz le pidió que le hablara en verso porque no entendía las cosas si no se las decía en verso.
Entonces empezó una conversación un tanto difícil para Atreyu, ya que no estaba acostumbrado a hablar en verso. Descubrió que la uyulala no tenía cuerpo, y se estaba muriendo. Dentro de poco desaparecería. También descubrió que la única manera de salvar a la Emperatriz Infantil era darle un nuevo nombre. La única pega era que tenía que ser un humano quien le debía dar el nuevo nombre.
Se sentó junto a una columna, intentando comprender todo lo que había oído. El silencio lo rodeó y se durmió.
Al despertarse, es sol comenzaba a salir. Las palabras de Uyulala le resonaban en la mente. Ahora sabía qué tenía que hacer: encontrar una criatura humana y llevarla hasta la Emperatriz Infantil. Se puso de pie de un salto.
Bastián pensó que le gustaría ayudarles, se inventaría un nombre para la Emperatriz Infantil y se curaría. Si supiera la manera de ir a Fantasia, ¡iría en seguida! Pero entonces pensó: “eso no puede ser…¿o quizá sí?”.
Entonces dijo en voz baja: “si hay alguna forma de llegar hasta vosotros, decídmelo. Iré sin dudarlo.
Cuando Atreyu miró a su alrededor, vio que las columnas habían desaparecido. Se puso de pie y miró en todas direcciones, y descubrió que cerca de donde estaba, había aparecido ya la Nada. Se volvió y comenzó a correr tan deprisa como podía en la dirección contraria.
Después de muchas horas de caminar, llegó al sitio donde había estado la Puerta del Gran Enigma. Todo estaba destrozado y las esfinges ya no estaban. Se preguntó si Fújur y los gnomos habrían huido de la Nada, pero entonces vio el observatorio de Enguivuck y gritó: “¡Eh! ¿Estáis ahí?” tan pronto como hubo acabado de decir esto, una figura grande se alzó en los aires volando directamente hacia él. Era Fújur.
Fújur le llevó de vuelta a la morada de los gnomos, allí cenaron y Atreyu descubrió que había estado fuera durante siete días. Le relató el encuentro con Uyulala a Enguivuck, y después de decirle que había muerto, Enguivuck se desesperó porque su trabajo ya no valía para nada. Los otros acabaron de cenar y al acabar, Urgl dijo que se iban a otro sitio. Fújur y Atreyu se despidieron de Urgl y se fueron volando.
Bastián miró a la claraboya y se imaginó que venían Atreyu y Fújur a llevarle a Fantasia. “Eso no estaría mal” pensó.

Capítulo 8

Fújur y Atreyu llevaban incontables días volando. Ya no sentían el mismo horror hacia la Nada como al principio: al ver tantos charcos de la Nada, se habían vuelto indiferentes. Fújur sugirió que volvieran a la Torre de Marfil, ya que habían cumplido con su misión; encontrar la cura para la enfermedad de la Emperatriz Infantil. No tenían que buscar a la criatura, sólo encontrar la manera de salvar a la Emperatriz, porque a lo mejor ella tenía un método o camino que no conociera nadie para traer a un humano a Fantasia. Atreyu dijo que volaran una hora más, y si no encontraban alguna frontera, pues volverían a la Torre.
De repente se encontraron con los cuatro gigantes del viento, el del norte, este, sur y oeste. Atreyu les preguntó si sabían dónde estaban las fronteras. Los gigantes dijeron que no había fronteras en Fantasia, y acto seguido volvieron a su pelea. Fújur y Atreyu, con la violencia del viento, fueron arrojados muy lejos el uno del otro.
Cuando se despertó Atreyu, estaba en una playa. Su capa de piel de búfalo estaba cerca de él. Se lo puso y se sorprendió por lo poco húmedo que estaba. Eso significaba que llevaba ahí bastante tiempo.
El reloj de la torre dio las seis.
La lluvia había cesado, reinaba un silencio fantasmal. Entonces Bastián creyó oír alguien que respiraba. Se preguntó si sería un fantasma. Entonces se dijo que no existían los fantasmas, aunque…a lo mejor la gente que decía que no existían lo decían porque tenían miedo de reconocerlo.
Se puso a caminar, y después de aproximadamente una hora encontró un sendero que daba vueltas y más vueltas. Siguió el sendero. Mientras caminaba, oyó el murmullo de tambores y de muchos pies caminando. Se escondió, y al cabo de un rato vio a un grupo grande de silfos nocturnos, fantasmas brujas y demás que iban como extasiados a un sitio concreto. Atreyu decidió seguirlos (desde una distancia segura, claro).
Después de mucho caminar, llegaron a un campo. Al otro lado del campo había un enorme `charco' de la Nada, y todos los presentes se tiraron dentro. Atreyu les miró horrorizado, y acto seguido se dio la vuelta y corrió en la dirección contraria, siguiendo el sendero que lo había conducido allí. No paró hasta llegar a los muros negros de una ciudad espectral. Entró en la ciudad.
Cada vez hacía más frío en el desván. Bastián pensó que a lo mejor cogía una pulmonía, como un chico de su clase. Entonces moriría solo en el desván. Cogió las otras mantas militares y se los puso alrededor del cuerpo. Poco a poco iba entrando en calor.

Capítulo 9

Hacía tiempo que los gigantes del viento se habían ido a luchar en otro punto del océano. Fújur había estado desde entonces intentando encontrar a Atreyu. Cuando se cayó Atreyu, Fújur había intentado seguirlo pero lo gigantes del viento lo habían arrastrado muy lejos. Fújur se esforzó en encontrar el sitio donde se había caído Atreyu, pero no podía distinguir el diminuto puntito verde que sería el cuerpo de Atreyu. Aun así no renunció. Volaba justo por encima del mar describiendo círculos gritando ¡Atreyu! ¿Dónde estás?
Atreyu vagaba por las calles de una ciudad abandonada. Al principio se había deslizado de esquina en esquina para no ser descubierto pero pronto no se esforzó en ocultarse. No había nadie. Entró en algunas casas y encontró comida. Se lo comió, aunque era repulsivo.
Bastián estaba muy debilitado por el hambre. Entonces de repente se acordó de la tarta de manzana que le hacía la Srta. Anna. Venía tres veces a la semana y ponía orden en la casa.
Tenía una hija, que le caía muy bien a Bastián, se llamaba Christa. Bastián le contaba historias y Christa lo escuchaba con ojos muy abiertos. Pero hacía un año, la srta. Anna había llevado a Christa a un colegio en el campo. Ahora no se veían casi nunca.
Bastián se preguntaba cuánto podía aguantar un hombre sin comer. ¿Tres días? ¿dos?
¡Si al menos se hubiera guardado al menos la manzana!
El reloj de la torre dio las siete.
Atreyu salió a la calle otra vez y vagó sin rumbo por la ciudad. Se encontró con un hombre lobo que se llamaba Gmork. La Princesa Tenebrosa le había puesto una cadena en las patas y la había clavado en el suelo. Atreyu le ofreció sacarle la cadena, pero Gmork le dijo que solo la Princesa se lo podría quitar, y estaba muerta.
Estuvieron hablando y Gmork le explicó a Atreyu cómo pasar al mundo de los humanos: sólo tenía que saltar a la Nada. Lo que pasaba era que se convertiría en mentira, y Atreyu no quería eso.
Cuando estuvo a punto de morir, Gmork le contó a Atreyu que estaba buscando a un tal Atreyu (Atreyu le había dicho que se llamaba Nadie) y lo tenía que matar. Atreyu se apartó, diciéndole: `Yo soy Atreyu'. Entonces Gmork se murió haciendo un sonido que era una risa. Atreyu se le acercó y acarició su piel negra. En ese mismo instante, los dientes de Gmork se cerraron sobre la pierna de Atreyu.

Capítulo 10

Mientras Atreyu vagaba por las calles de la Ciudad de los Espectros, Fújur había visto un rayo de luz dorado que se encendía y se apagaba. Se aproximó al lugar, y cuando llegó pudo comprobar que venía desde las profundidades del mar. Fújur no sabía qué hacer: el agua es mortal para los dragones; pueden apagarse de golpe en el agua, como si de una vela se tratase.
Sin embargo no se lo pensó mucho. Subió muy alto en el aire y luego orientó la cabeza hacia abajo, se puso rígido y se impulsó hacia el mar. Iba a tal velocidad que pudo coger a ÁURYN. Se lo colgó al cuello y se desmayó.
Al despertarse, se sorprendió al ver que volaba a toda velocidad en línea recta hasta llevarle a una isla en la cual había casas.
Atreyu llamaba a todos los amigos que conocía, hasta a su caballo muerto, pero nadie venía. La Nada estaba cada vez más cerca. Fújur le oyó y bajó a por él. Aterrizando se hizo una herida grave en el vientre con una torre que había.
Fújur con su suerte pudo liberar la pierna de Atreyu de la mandíbula de Gmork. En cuanto lo liberó, Atreyu corrió hacia la Nada, y Fújur tuvo que darse prisa para alcanzarle antes de que saltara dentro. Entonces Fújur le dijo a Atreyu que se subiera a su espalda y comenzó a volar.
El reloj de la torre dio las nueve.
Los dos se habían dormido, y cuando se despertaron, vieron a lo lejos la torre de Marfil. Durante el trecho que les faltaba para llegar a la torre, hablaron sobre los poderes de ÁURYN y de la Emperatriz Infantil.
Atreyu tuvo que pasar por algunos sitios antes de llegar a la sala donde estaba la Emperatriz Infantil.
A Bastián de repente se le apareció la Emperatriz Infantil. Se asustó ya que sabía que no era su imaginación, la veía tan claramente y con más detalles que ponía en el libro.
El reloj de la torre dio las diez.

Capítulo 11
En el gran laberinto de la Torre de Marfil ya había llegado llegado la Nada, y no quedaba ningún guardia vigilando la Torre.
Atreyu fue a buscar a la Emperatriz infantil. Antes de llegar había un trecho donde no había escalera ni nada, y la forma de llegar se le `regalaba' a cada uno. Nadie sabía cómo subir ese trecho. Al final, Atreyu pudo subir y llegar hasta la Emperatriz. Atreyu tenía miedo de que le hubiera decepcionado a la Emperatriz, pero La Emperatriz le dijo que había hecho todo lo que podía y que ella estaba satisfecho. Dijo que el salvador estaba al alcance de la mano, sólo que les separaba un muro transparente. Le contó a Atreyu el grito que oyó junto a Ygrámul, y la imagen que apareció en el Espejo Mágico.
Habló del salvador de una manera que Bastián supo que hablaba de él. De repente la Emperatriz se le apareció en la mente. Bastián estaba nervioso, no sabía cómo ir a Fantasia. Entonces la Emperatriz dijo:
“Lo único que tiene que hacer es llamarme por mi verdadero nombre”
Bastián no se decidía, si iba a lo mejor se decepcionarían porque esperaban a alguien como Atreyu, atlético, guapo - mientras que él era feo.
Como no pasaba nada, la Emperatriz dijo que sólo había una persona que podía traer al salvador; el Viejo de la Montaña Errante. Atreyu y Fújur se ofrecieron para llevarla allí, pero dijo que no hacía falta, que iría con sus últimos sirvientes leales. Dijo que les dejaría tres de sus cuatro poderes a Atreyu y a Fújur.
El reloj de la torre dio las once.
Atreyu se fue a dormir un rato. Cuando se despertó vio una fuente con dos serpientes, una blanca y la otra negra. Las serpientes se mordían la cola mutuamente. Atreyu se volvió a dormir, pero esta vez sin pesadillas. De mientras, la Emperatriz Infantil salía del palacio, transportada por cuatro sirvientes invisibles.

Capítulo 12

Después de muchos días de viaje, la Emperatriz por fin llegó a la montaña Errante. Aquella montaña tenía la cumbre más formidable de toda Fantasia. Ni los más famosos, ni los más valientes o mejores alpinistas se atrevían a subir y los únicos seres que vivían allí eran gelidores, que se pensaban los únicos seres del universo. Para dar un solo paso, tardan siglos.
La emperatriz subía por la Montaña dormida en su camilla. Al llegar a la cima, se encontró con un huevo gigantesco. Había una escalera que conducía a la cima del huevo. Comenzó a subir. Mientras subía, se fijó que en los peldaños había frases como `¡Vuelve!' `¡Vete!' `esto no es ningún juguete' hasta el último peldaño, que ponía `Bienvenido, soy el Viejo de la Montaña Errante'. Después de subir el último peldaño, vio a un hombre escribir en un libro titulado `La Historia Interminable'.
Bastián se preguntaba cómo podría aparecer el libro que él mismo estaba leyendo dentro de sí mismo.
La emperatriz estuvo hablando con el hombre, que estaba escribiendo todo lo que pasaba en Fantasia. Le dijo que el Salvador se enteraba de todo lo que pasaba y decían gracias al libro que el hombre estaba escribiendo.
La emperatriz propuso leer de nuevo toda la historia y así sería una vida nueva y el Salvador podría socorrerlos. El Viejo de la Montaña Errante le preguntó a la emperatriz que si confiaría en un humano. Ella dijo que sí que confiaba en él. Entonces el Viejo empezó a leer la Historia interminable de nuevo.
Bastián oía la voz del Viejo en su interior. Se tapó las orejas, pero no solucionó nada, aún seguía oyendo la voz.
El Viejo siguió leyendo hasta donde estaban ellos, y luego empezó de nuevo una y otra vez, hasta que Bastián gritó:
¡Hija de la Luna! ¡Voy!
Las luces del desván se apagaron y revolotearon todas las cosas que había en el desván. El reloj de la torre dio las doce.

Capítulo 13

Bastián se encontraba solo a oscuras. Estaba flotando. Llamó a la Hija de la Luna. Entonces oyó la voz de ella, pero no la veía. Le preguntó dónde estaba y qué había pasado con Fantasia. Ella dijo que Fantasia había desaparecido, y que renacería con los deseos de Bastián.
El primer deseo de Bastián era ver de nuevo a la Emperatriz Infantil. De pronto empezaron a crecer plantas por todos sitios. Empezó a formarse una selva. Bastián la llamó Perelín, la selva Nocturna.
Miró a Hija de la Luna a los ojos y le pasó lo mismo que la otra vez: no podía apartar los ojos. Estaba mejor otra vez, y ya no tenía la túnica rasgada.
La Emperatriz le preguntó a Bastián por qué no había venido cuando le había llamado , y Bastián respondió que no era digno de ella. Entonces ella le dijo que la mirara a los ojos. Vio a un joven apuesto, vestido ricamente, con unas manos hermosas.
De repente se dio cuenta de que aquel joven era él mismo, reflejado en los ojos de la Emperatriz. Se miró, y en efecto, se había vuelto delgado y guapo. Cuando se volvió para mirar a la Emperatriz otra vez, había desaparecido. Se preguntó por qué se habría ido, y mientras pensaba eso, cogió el colgante que llevaba al cuello y lo miró. ¡Era ÁURYN! Se quedó mirándolo, y vio que en la parte de atrás había una inscripción que leía `Haz lo que quieras'. Decidió hacer caso: hacer lo que quisiera.
Bastián empezó a andar sin rumbo por la selva. Mientras caminaba, deseó ser el más fuerte del mundo, y se olvidó de que una vez fue gordo con piernas torcidas.
Entonces tuvo ganas de observar su reino desde lo alto. Trepó un árbol, más y más alto, hasta que estaba más alto que cualquier árbol.
Se sentó en la flor que había en el punto más alto del árbol y se quedó allí mucho tiempo, empapándose de aquella vista. ¡Era su reino! ¡Lo había creado él! Lanzó un grito de júbilo salvaje.

Capítulo 14

Nunca había dormido mejor Bastián. Cuando abrió los ojos, aun era de noche, pero mientras pensaba qué era lo que iba a hacer, amaneció. Surgió en él un nuevo deseo: atravesar un desierto.
En aquel momento una fuerte sacudida recorrió la planta en que estaba. Miró en derredor y con gran espanto, ¡vio que ya no quedaba casi nada de la selva!
Su planta empezó a desintegrarse y Bastián bajó tan deprisa como pudo. Cuando llegó abajo, vio que la selva se había convertido en un desierto, y que la arena de cada colina era de color diferente a las otras. Bastián lo llamó Goab, el Desierto de Colores.
Bastián se dio cuenta de que tenía que salir de allí pronto, si no se moriría de sed. Cogió a ÁURYN, esperando que lo guiase. Luego se puso en camino. Después de muchas horas, decidió escribir tres letras gigantescas en la arena, por si alguien lo viera, y pudiera rescatarlo. Escribió tres Bs.
A Bastián se le olvidó que antes era sensible. Ya se anunciaba en él un nuevo deseo. Quiso ser valeroso. Quería enfrentarse a un monstruo peligroso y poder ganarle, y… entonces sintió que la arena vibraba bajo sus pies.
De pronto apareció un león gigantesco. Bastián y el león se enfrentaron con la mirada. Hasta que al final el león bajó la mirada y proclamó a Bastián como su señor. El león se llamaba Graógraman.
Graógraman llevó a Bastián a su palacio. Cuando llegaron, había una sala ya preparada con comida y bebida para Bastián. Graógraman le dijo a Bastián que a lo mejor oiría ruidos extraños durante la noche, pero no tenía que preocuparse, no pasaría nada.
Bastián comió hasta hartarse, entonces se bañó, y cuando hubo acabado quiso ver cómo estaba Graógraman. Para gran horror suyo, Graógraman se había convertido en piedra. No supo qué hacer. Salió afuera y se llevó un susto al ver que ya no había desierto, sino que se había convertido en Perelín otra vez.
Bastián volvió a la caverna, se acurrucó entre las poderosas patas delanteras del león y se durmió.

Capítulo 15

Cuando Bastián se despertó oyó que Graógraman le preguntaba si había dormido toda la noche ahí. Entonces Graógraman lo llevó a Bastián al mismo sitio en que se encontraron el día anterior. Estuvieron hablando durante el resto del día, hasta que tuvieron que volver al palacio.
Durante muchos días, Graógraman y Bastián se pasaban el día jugando. También luchaban entre ellos, y en eso Graógraman y Bastián estaban igualados.
Después de muchos días, cuando estaban jugando, Bastián le preguntó a Graógraman si no se podía quedar allí para siempre. El león le dijo que no, que Bastián tenía que vivir su propia historia. Entonces Bastián le enseñó a Graógraman la inscripción del reverso de AURYN, y Graógraman le dijo que lo que quería decir era que Bastián tenía que hacer su Verdadera Voluntad, y que eso era lo más difícil del mundo. Cuando Bastián le preguntó cómo salir del desierto para poder hacer su Voluntad Verdadera. El león le dijo que sólo había una forma: atravesando el Templo de las Mil Puertas. Se accedía al Templo de las Mil puertas cuando una puerta cualquiera de Fantasia se convertía en la entrada. El Templo era un laberinto de puertas. Cuando se entra, sólo un deseo verdadero puede guiar a uno a la salida.
Una noche después de esa converdación, Bastián tenía la sensación de que aquella noche pasaría algo, y que no tenía que dormirse. Sin embargo, sí que se durmió, porque de repente se despertó de golpe y vio que había una rendija de luz que salía de la puerta que daba a la alcoba. Supo de pronto que era la entrada al oalacio de las Mil Puertas.
Se volvió, le dio las gracias a Graógraman por todo y se deslizó por la abertura de la puerta. La puerta se cerró tras él.

Capítulo 16


Mientras Bastián atravesaba el templo de las mil puertas, en cada puerta tenía que tomar una decisión. Habían puertas de muchos tipos. Iba atravesando puerta tras puerta, guiandose por el intinto. Al final llegó a una puerta del color madreperla y la travesó, pensando en el color de las escamas de Fújur.
Después había una de hierba tejida. Atravesó ese pensando en el mar de hierba, del país de Atreyu. Después había una puerta de cuero y otra de fieltro. Escogió la puerta de cuero. Entonces se econtró ante un dilema; ahora habían dos puertas. Una de color púrpura, y la otra de verde oliva. En las dos puertas había signosblancos. Como las dos puertas le recordaban a Atreyu, al principio no sabía cuál atravesar, pero luego pensó que la capa de Atreyu no tenía esos signos blancos, así que se decidió por la puerta de color verde oliva. Abrió la puerta oliva…¡y se encontró al aire libre!
Salió y se puso a caminar. Después de un rato llegó a un claro que había en el bosque. Allí se encontró con un grupo de caballeros: Hýnreck, Oglamar (una princesa), Hýsbald, Hýkron, Hydorn. Bastian se presentó. Le dijeron que había un torneo para buscar “el salvador”, el responsable de que Fantasia siguiera existiendo. Atreyu era el único que podía reconocer al salvador porque era el único que lo había visto. Bastian se dio cuenta de que Hýnreck el héroe estaba enamorado de Oglamar. Bastian sé subió a yicha, la mula que le habían dejado para no ir a pie. Ella en seguida supo quién era Bastián. Amarganz se situaba en medio de un lago.
Los amarganzias eran fáciles de descubrir porque llevaban los trajes de color plata. Cuando llegaron a la plaza de la ciudad, el torneo estaba en pleno auge. De un balcón salió Atreyu y Fújur.
Hýnreck el héroe ganó a tres contincantes a la vez y entonces Bastián se iba a enfrentar a él. Bastian le ganó en todo. Hýnreck estaba furioso y atacó a Bastián. Hýnreck quería matar a Bastián. Sikanda se desenvainó y comenzó a defenderse. Cortó en pedacitos a laespada de Hýnreck. Después de la espectacular pelea, Bastián desveló su identidad verdadera ante Amarganz.

Capítulo 17

Casi todos se fueron a dormir y Fújur estaba cantando mientras sobrevolaba la zona. Era la primera vez que Atreyu y Bastián escuchaban cantar. Cuando acabó, el anciano despertó y les dijo que se fueran a dormir. Bastián le preguntó a Atreyu si Fújur no iba a dormir adentro. Atreyu le contestó que Fújur dormía volando y que no le gustaba dormir en los edificios. Bastián le enseñó a Atreyu AURYN y le enseñó la inscripción que había. Atreyu le dijo que cuando lo tenía él era distinto, pero Bastián dijo que siempre era igual y luego se fueron a dormir. A la mañana siguiente el anciano le pidió a Bastián que contase historias nuevas, ya que los amargancios sólo conocían un número reducido de cuentos.
Todos se sentaron y Bastián esperó a que acabaran todos de contar las historias que conocían para contar la suya. al anciano le gustó mucho el cuento de Bastián.
Los amargancios querían más historias, así que Bastián les dijo que había un edificio donde estaban todas las historias que se había inventado Bastián. Luego le pidieron a Bastián que le diera un nombre a una piedra preciosa en la que había una inscripción. La inscripción decía que si alguien le daba un nombre a la piedra, ésta se iluminaría durante cien años, mas si alguien pronunciase su nombre de fin a principio, esta luz se apaagaría. Bastián la llamó Al-tshair y la piedra se iluminó. Los tres caballeros le pidieron que les dejara acompañarle ya que querían su propia historia. Bastián aceptó.
El héroe Hýnreck estaba hundido porque la princesa no lo quería, ya que no era el mejor del mundo. Bastián le dijo a Hýnreck que un dragón había raptado a la princesa. Le dijo que tenía que ir a rescatarla de las garras del monstruo.

Capítulo 18

Durante el largo camino iba Bastian cantando su canción favorita. Estaba lloviendo muchísimo. Mientras tanto se preguntaba si había sido realmente buena idea poner en peligro a la princesa Oglamar. ¿Y si el dragón la mataba? No podría perdonárselo.
Una noche, mientras estaban alrededor del fuego, Atreyu quería hablar de Christa, pero Bastián ya no se acordaba de ella, ni del mundo real. Más tarde Atreyu le dijo a Bastián que AURYN le estaba borrando los recuerdos que tenía del mundo real con cada deseo que pedía.
Bastían pensó que era mentira y que Atreyu sólo le quería robar ÁURYN, así que no le hizo caso. Más tarde escucharon un ruido muy raro. Se levantaron y vieron que eran los ayayai, las criaturas más infelices de fantasía.
Bastián los quería ayudar, para que no estuvieran tan desgraciados y tristes, así que trató de cambiarles, dándoles un nuevo nombre. Les llamó los schlabuffos, los que se ríen siempre. Luego se fue a dormir. Cuando se despertaron por la mañana, vieron a los schlabuffos destrozando una de las torres que habían estado construyendo. Bastián intentó hacerles entrar en razón, pero ellos ya no se acordaban de él, ni de que antes habían sido unos desgraciados. Bastián ya no estaba seguro de haber hecho una cosa buena al haber transformado a los ayayai.

Capítulo 19

La lluvia había cesado por fin, y la comitiva estaba atravesando una zona rocosa. Después de un par de días, de noche, Atreyu le dijo a Bastián que si quería montar sobre Fújur, Bastián dijo que sí enérgicamente, y se montó. el vuelo le recordó a cuando había montado sobre Graógraman, pero era muy diferente, más rápido.
Una noche, Atreyu volvió a sacar el tema de los deseos, diciéndole a Bastián que tenía que volver a su casa, que su padre lo estaría esperando. Bastián le dijo con cierta malicia que su padre a lo mejor se alegraba y todo de que Bastián se hubiera ido. Bastián se ofendió, diciéndoles que ellos sólo querían deshacerse de él cuanto antes.
Los tres caballeros, mientras tanto, habían salido a cazar. Poco después de que acabaran la discución, volvieron con una perdiz, un faisán y una liebre.
Siguieron el viaje hasta que llegaron a un castillo en ruinas, donde pasaron la noche. Al día siguiente, cabalgaron hasta el atardecer. Cuando acamparon, se dieron cuenta de que habían descrito un círculo enorme, y que habían acabado donde empezaron aquella mañana. Se fuerona dormir, y al día siguiente pasó lo mismo. Cuando Bastián llevó a yicha con los caballos, ella le dijo que sabía por qué no avanzaban. Era porque Bastián no quería avanzar. Le dijo que hasta entonces habían estado yendo hacia la Torre de Marfil. Eso le animó a Bastián.
A la mañana siguiente, Atreyu le dijo lo mismo, y Bastián le dijo que ya no iba a hacer caso de su consejo, ya que desde que lo había seguido, no habían avanzado. Aquél día avanzaron mucho, y llegaron al linde del bosque.
Eligieron como campamento un fortín abandonado, y como siempre hacía, Fújur se durmió volando. A la mañana siguiente, llegaron siete seres, y dijeron que querían unirse a la comitiva de Bastián. Bastián les dejó unirse y se pusieron en camino. A lo largo del día iban llegando otros seres que querían unirse también. Al final del día eran alrededor de cien, con los tres caballeros y Bastián a la cabeza de la comitiva. Al acampar aquella noche Bastián y Atreyu recogieron musgo para hacerse una cama cómoda. El aire estaba caliente, y había algo en él que anunciaba desgracias.

Capítulo 20

Cuanto más se adentraban en el bosque Bastián, sus compañeros de viaje y la comitiva más razones encontraron para haber puesto guardias la noche anterior. Y es que la mayoría de las plantas eran carnívoras, y si bien no se movían por sí solas, sí que eran lo suficientemente grandes como para tragarse a un cordero entero.
En Bastián se le había despertado un nuevo deseo: Bastian quería ser peligroso y temido.
Illúan, el yinni azul que se les había unido en el fortín abandonado, le dijo a Bastián que los últimos en unirse a ellos conocían la comarca, y que el bosque se llamaba el Jardín de Oglais y pertenecía al castillo encantado de la Mano Vidente. En él vivía la maga más poderosa y perversa de Fantasia llamada Xayide. Bastián dijo que no había de qué preocuparse, no tenían por qué encontrarse con esa Xayide.
Bastián propuso que fueran a ir a ver al castillo. Atreyu y él montaron sobre Fújur, que fue volando hacia el castillo. De camino, Atreyu le sugirió que le diera ÁURYN porque Bastián ya no era como antes. Bastián se enfadó diciendo que Atreyu tenía celos porque la emperatriz le había quitado la alhaja y se lo había dado a él. Justo antes de llegar al castillo, Fújur dio la vuelta y volvió al campamento porque ya no podía volar más.
Al llegar al campamento, comprobaron que un grupo de cincuenta hombres en armaduras negras había atacado el campamento. Aquellos gigantes eran invencibles, y habían secuestrado a los tres caballeros,mientras que uno decía: “este es el mensaje de Xayide, señora del castillo de hórok, a Bastián Basltasar Bux. Ella exige que el salvador se le rinda sin condiciones y jure servirla ccomo fiel esclavo con todo lo que es, posee y sabe. Si no estuviera dispuesto a ello y quisiera, con cualquier artimaña, contrariarla voluntad deXayide,sus tres amigos,Hykrion, Hýsbald y Hydorn morirán en el tormento una muerte lenta, ignominiosa y atroz. Habrá de decidirse rápidamente, porque el plazo acabará mañana al salir el sol. Éste es el mensaje de Xayide, señora del castillo de Hórok, a Bastián Baltasar Bux. Ha sido transmitido.”
Elaboraron un plan: que la caravana fuera en dirección opuesta al castillo, para hacer ver que huían. Así Atreyu y Bastián podrían acercarse con sigilo al castillo, y salvar a los tres caballeros.
Al llegar al castillo en forma de mano, Atreyu y Fújur mantuvieron ocupados a los guardias mientras Bastián trepaba por la fachada.
Bastián entró por una alcoba, y acto seguido bajó a las mazmorras, donde se encontraban sus amigos. Los liberó, y justo cuando estaban a punto de irse, llegaron muchos soldados de armadura negra. En el último instante, Sikanda saltó de su funda y empezó a despedezar a los soldados. Cuando hubo acabado con todos, salió afuera, donde lo esperaban Fújur y Atreyu.
Bastián quiso conocer personalmente a Xayide así que subieron todos hasta el gran salón donde estaba ella. Xayide era mucho más alta que Bastián. Al entrar, Xayide se lanzó a sus pies diciéndole que le serviría para siempre.
Montaron todos sobre Fújur y fueron a reunirse con la caravana. Al llegar, habían cinco de los soldados de Xayide esperándola. A Atreyu no le gustó eso, porque eso significaba que ella ya había planeado venir con ellos. Bastián no le hizo caso.

Capítulo 21

Por consejo de Xayide, Bastián se había deshecho de la mula Yicha. Le dijo que un corcel blanco la estaba esperando y que estaba enamorado de ella. También dijo que tendría un hijo con ese corcel. Así que Yicha se fue con el corcel.
En otra ocasión Xayide le regaló un cinturón de invisibilidad. Cuando Bastián se lo ponía, se volvía invisible. Según Xayide, Atreyu le quería robar ÁURYN y que el cinturón le protegería. Bastián se enfadó con ella y se fue a su tienda a pensar un poco. Entonces nació en él un nuevo deseo: ser sabio. Salió de la tienda.
Después llegaron tres lechuzas diciéndole que los tres pensadores querían verlo.
Fueron al monasterio y los tres pensadores le reguntaron qué era Fantasia. Bastián respondió que era la Historia Interminable. Los pensadores le dijeron que se reunieran allí al día siguiente para comentar su respuesta.
Al día siguiente le preguntaron dónde estaba el libro de la historia interminable. Él respondió que estaba en el desván de un colegio. Como el día anterior, dijeron que se reunirín allí al día siguiente para enseñarles dónde estaba ese desván. A la noche siguiente se reunieron todos, y Bastián se subió al punto más alto de la cúpula. Sacó de su bolsillo la piedra Al-Tsahir y dijo su nombre al revés. En aquel momento se produjo un relámpago tan luminoso que durante un segundo se vio el desván de un colegio. Conmovidos por la aparición, se congregaron en el gran aula. Entonces los tres pensantes le dieron las gracias a Bastián por enseñarles la visión, y se despidieron.

Capítulo 22

El tropel había llegado ya al linde del gran laberinto de la Torre de Marfil. Bastián envió un mensajero a la torre antes de acostarse. En mitad de la noche, Illuan le despertó, diciendo que el mensajero traía un mensaje tan urgente que no podía esperar hasta la mañana. El mensaje era que la Emperatriz ya no estaba en la Torre, y nadie sabía dónde estaba.
Bastián se sentía solo, quería hablar con Atreyu, pero no quería pedirle perdón, así que se puso el cinturón de invisibilidad y fue en busca de donde estaban. Al llegar, oyó que Atreyu le decía a Fújur que le robaría la alhaja a Bastián para que pidiera más deseos.
Bastián volvió a su tienda y mandó llamar a los tres caballeros. Les dijo que tenía razones para pensar que esa noche un ladrón intentaría robarle ÁURYN y les pidió que montaran guardia. Estuvieron de acuerdo y se pusieron cómodos.
Se dirigió a la litera de Xayide y se dirigió a las cinco armaduras. Les dijo que fueran a donde se encontraba Fújur y que lo hicieran prisionero. Los cinco negros fueron en busca de Fújur. Xayide sonrió en sueños.
Bastián no volvió a su tienda; no quería estar presente cuando atraparan a Atreyu. Se quedó debajo de un árbol que había cerca de su tienda. Justo antes del amanecer, se oyó un estrépito y Atreyu salió de la tienda con las manos atadas, seguido de Hykrion. Ordenó que trajeran a Fújur también. Cuando hubieron traído a Fújur, dictó su sentencia. Desterró a Fújur y a Atreyu. Entonces Atreyu le dijo algo al oído de Fújur y acto seguido se fueron volando.
Volvió a su tienda, y entro Xayide ella dijo que Bastián era el sucesor de la emperatriz, y que él podría crear y destruir las cosas a su antojo.
Entonces partieron hacia la torre de marfil. Cuando llegaron, hubo una gran celebración en honor a la llegada de Bastián. Fue al pabellón de la magnolia, pero no pudo subir.
Decidió que setenta y siete días después, se coronaría a sí mismo emperador de Fantasia. En las semanas siguientes Bastián no hacía nada, entonces se le ocurrió que se deseaba que viniera la emperatriz, vendría. Así que se pasaba las noches dicienso “ven hija de la luna, ven.”
El día de su coronación llegaba, y los emisarios volvieron, con delegaciones de los países que habían visitado, o con las manos vacías porque esos países se habían rebelado.
El día de la coronación llegó. Y en mitad de la ceremonia, llegó un fantasio corriendo y dijo que Atreyu había reunido un ejército y querían que Bastián les entregara la alhaja. Si no se lo entregaba, lo tomarían por la fuerza. Entonces comenzó una batalla feroz. La batalla duró todo el día. Por la noche, Bastián buscó a Atreyu y sacó a Sikanda, que no se le había saltado a la mano. Con la espada, hirió de gravedad a Atreyu, quien cayó de la muralla. Antes de que cayera al suelo, Fújur le cogió y se lo llevó.
Este acto cambió la suerte de la batalla. Si antes, parecía seguro que ganaran los rebeldes, ahora comenzó a huir.
Bastián bajó a la calle, donde lo esperaba lo que quedaba de su ejército. Ahora todas las miradas estaban sobre la torre de marfil, que se estaba derrumbando. Bastián gritó que seguiría a Atreyu hasta encontrarle. Entonces se subió a un caballo y partió con su ejército.

Capítulo 23

Mientras Bastián iba en camino para vengarse de Atreyu, se preguntaba por qué Atreyu no le clavó la espada en el último momento. De repente el caballo explotó y Bastián cayó al suelo. Al levantarse, vio un gran cráter en el cual había unas casas muy extrañas y los hombres también eran muy extraños.
Era la ciudad de los Antiguos Emperadores, la gente que había ido a Fantasia a darle un nuevo nombre a la Emperatriz, pero que se habían quedado allí para siempre, queriendo ser los emperadores de Fantasia. Al haber gastado su último deseo, ya no se acordaban de quiénes eran y por tanto estaban atrapados allí. Al ver eso Bastián preguntó al mono si él podría volver a su casa Árgax le respondió que era difícil pero no imposible.
Al salir de la ciudad por la noche, Bastián decidió enterrar la espada para que quien la encontrara hiciera un buen servicio de ella, no como él que la había sacado de su vaina y herido a un amigo suyo, una de las personas que más quería.
Siguió caminando hasta que un día llegó a la orilla del mar, o al menos eso pensó al principio, hasta que se dio cuenta que no era agua, sino niebla. Había llegado al Mar de la Niebla. Bastián se encontró con tres hombres, y les pidió que lo llevaran con ellos en su barco. Ellos accedieron.
Ya en el mar, Bastián se convirtió lentamente en uno del grupo, les ayudaba en su peculiar forma de avanzar, mediante un baile y una canción simples. Al principio eso le gustaba, pero después de un tiempo se dio cuenta de que no había amora, solo harmonía. Sin embargo, él quería ser querido tal por lo que era. Desde entonces no participó en el baile peculiar, sino se sentaba en proa mirando el mar todo el día. Hasta que un día llegaron al otro lado del mar. Bastián les dio las gracias y se fue.

Capítulo 24

El final de Xayide fue muy rápido,los soldados acorazados la desobedecieron y la pisotearon hasta que murió.
En cuanto a Bastián, siguió un sendero hasta llegar a “la Casa del Cambio”, donde residía doña Aiuola. Durante muchos días, Bastián se quedó en la casa del cambio, recibiendo todo el amor de Aiuola. Ella le daba toda la fruta de comer que quería. Resultaba que la casa estaba viva, y las habitaciones cambiaban cada cuanto, por voluntad de la casa.
Por las noches mantenían conversaciones sobre lo que había hecho Bastián desde que estaba en Fantasia.
Ella le dijo que para salir de Fantasia, tenía que encontrar la fuente de donde brota el Agua de la Vida. Le dijo que la fuente estaba en las fronteras de Fantasia.
Con su último deseo, había olvidado que alguna vez tuviera madre o padre. Entonces Aiuola le dijo que tenía que dejarla. Se fue a dormir, y al día siguiente, se encontró con que Aiuola había perdido todas sus hojas y parecía un árbol marchitado. Bastián se la quedó mirando mucho rato, entonces se dio la vuelta y salió de la casa.
Afuera había llegado el invierno. La nieve le llegaba hasta las rodillas a Bastián. Tiritando, siguió su camino.

Capítulo 25

Bastián, depués de muchos días de caminar, llegó a la cabaña del minero ciego Yor.
Yor le enseñó a Bastián a recoger las imágenes de la mina que había cerca de la cabaña. En la mina estaba todo a oscuras, y le costó mucho trabajo a Bastián aprender a desprender las imágenes de la pared de la mina. Bastián tenía que encontrar al menos una imagen suya para poder acordarse de todo lo que había olvidado por culpa de sus deseos.
Después de muchas semanas de buscar imágenes, al final encontró una imagen que buscaba. Era la imagen de su padre trabajando en su taller. Se lo dijo a Yor. Y entonces se fue. Estuvo caminando muchas horas, hasta que por desgracia, se encontró con los schlabuffos. Con tremendas carcajadas el grupo descendió y revolotearon alrededor suyo parloteando.
Los schlabuffos querían que Bastián les mandara y les prohibiera cosas, pero Bastián dijo que no. Entonces ellos dijeron que no lo dejarían en paz nunca más. Entonces todos le cogieron e intentaron elevarle por los aires. De repente se oyó un ruido suave, como el resonar de unas campanas de bronce. Los schlabuffos huyeron mientras el niño sin nombre se arrodillaba mirando lo que quedaba de la imagen que había sacado de la mina de Yor.
Levantó la vista y vio a dos seres viniendo, uno grande y otro pequeño. Eran Fújur y Atreyu.

Capítulo 26

Bastián dio unos pasos hacia Atreyu y se quedó allí de pie. Los dos se miraron durante mucho tiempo. Entonces Bastián cogió ÁURYN y se lo descolgó del cuello. Lo puso en el suelo delante de Atreyu. Entonces, el resplandor de la alhaja hizo que cerraran los ojos. Cuando abrieron los ojos, vieron que estaban en un salón. Habían dos serpientes, uno blanco y el otro negro. Cada uno mordiendo la cola del otro. Al sujetarse, protegían el Agua de la Vida.
Las aguas preguntaron el nombre de los tres, y luego preguntaron por qué Bastián no hablaba. Respondieron que era porque ya no tenía recuerdos de nada. Las aguas dijeron que entonces no podría beber, pero Atreyu dijo que él respondía por Bastián. Entonces las aguas accedieron.
Atreyu llevó de la mano a Bastián hasta las aguas, y a cada paso, volvía cada más como era antes. Al fin estuvo delante del gran círculo dorado. Bastián saltó a las aguas y sació su sed. Entonces fue a la puerta para volver a su mundo, pero no se abría. Entonces las aguas dijeron que sólo podría salir si contaba todas las historias que se había inventado otra vez. Atreyu se ofreció para hacerlo, así Bastián podria volver. Bastián y Atreyu se despidieron, y Bastián atravesó la puerta.
En el desván de nuevo, se escapó del colegio por la ventana y volvió a casa. Allí encontró a su padre, que tenía un aspecto demacrado. Le contó todo lo que había pasado, y luego fue a la librería a decirle al dueño que había perdido el libro. Cuando fue, tuvieron una charla muy larga sobre Fantasia, ya que el dueño de la librería también había ido a Fantasia. Le dijo a Bastián que podía ir las veces que quería, lo único que hacía falta era darle un nuevo nombre a la Emperatriz Infantil. Bastián volvió a su casa.

El lobo (Hermann Hesse)

Nunca antes las montañas francesas habían sufrido un invierno tan frío y largo. Hacía semanas que el aire se mantenía claro, áspero y helado. Durante el día, los grandes campos de nieve, color blanco mate, yacían inclinados e interminables bajo el cielo estridentemente azul; de noche los atravesaba la luna pequeña y clara, una luna helada, furibunda, con un brillo amarillento cuya luz fuerte se volvía azul y sorda sobre la nieve, y que parecía la escarcha en persona. Los seres humanos evitaban todos los caminos y, sobre todo, las alturas; apáticos y llenos de maldiciones, permanecían en las cabañas cuyas ventanas rojas, de noche, aparecían empañadas y turbias junto a la luz azul de la luna, y se apagaban rápido.

Fue un tiempo difícil para los animales de la zona. Los más pequeños murieron congelados en grandes cantidades; también los pájaros sucumbieron a la helada, y sus cadáveres enjutos se convirtieron en botín de águilas y lobos. Pero aun éstos sufrían terriblemente de frío y de hambre. Sólo unas pocas familias de lobos vivían allí, y la necesidad las empujó hacia una unión más fuerte. Durante el día salían solos. Aquí y allá, uno de ellos cruzaba la nieve, flaco, hambriento y vigilante, silencioso y temeroso como un fantasma. Su sombra delgada se deslizaba a su lado sobre la superficie nevada. Levantaba el hocico puntiagudo en el viento y de vez en cuando emitía un llanto seco, tortuoso. Pero de noche salían todos juntos y rodeaban los pueblos con aullidos roncos. Allí estaban a buen resguardo el ganado y las aves, y detrás de los postigos se apoyaban las escopetas. En escasas ocasiones les tocaba una presa menor, por ejemplo un perro, y ya habían sido muertos dos lobos de la manada.
La helada persistía. Muchas veces los lobos se echaban juntos, en silencio y pensativos, calentándose uno contra el otro, y escuchaban acongojados el vacío mortal que los rodeaba, hasta que uno, martirizado por los maltratos espantosos del hambre, de pronto pegaba un salto con un alarido terrorífico. Entonces todos los demás dirigían sus hocicos hacia él, temblaban, y rompían al unísono en un aullido terrible, amenazador y quejumbroso.
Por fin la parte más chica de la manada decidió partir. Abandonaron sus madrigueras temprano a la mañana, se reunieron y olisquearon excitados y temerosos el aire helado. Luego partieron al trote, rápido y con un ritmo parejo. Los que quedaban atrás los miraron con ojos muy abiertos y vidriosos, los siguieron una docena de pasos, se detuvieron indecisos y desorientados, y regresaron lentamente a sus cuevas vacías.
Los emigrantes se separaron al mediodía. Tres de ellos se dirigieron hacia el oeste, a los montes del Jura suizo; los otros siguieron hacia el sur. Los tres primeros eran animales hermosos, fuertes, pero terriblemente flacos. El estómago de color claro, combado hacia dentro, era delgado como una correa; en el pecho se destacaban tristemente las costillas; las bocas estaban secas y los ojos abiertos y desesperados. De a tres se internaron lejos en los montes; al segundo día cazaron un carnero, al tercero, un perro y un potrillo, y fueron perseguidos en todas partes por los campesinos furiosos. En la zona, rica en pueblos y ciudades, se diseminó el miedo y el temor ante los invasores desacostumbrados. La gente armó los trineos del correo; nadie iba sin su arma de un pueblo a otro. En esa zona desconocida, luego de tan buen botín, los tres animales se sentían a la vez temerosos y a gusto; se volvieron más arriesgados de lo que jamás habían sido en casi y asaltaron el corral de una granja a plena luz del día. Griterío de vacas, crujido de listones de madera que se partían, sonido de cascos y una respiración caliente, jadeante, llenaron el ambiente angosto y cálido. Pero esta vez interfirieron los humanos. Habían puesto un precio a la cabeza de los lobos, lo que duplicó el coraje de los granjeros. Y mataron a dos de ellos: a uno le perforó el cuello una bala de escopeta, el otro fue muerto con un hacha. El tercero escapó y corrió tanto tiempo hasta que se desplomó sobre la nieve, casi muerto. Era el más joven y hermoso de los lobos, un animal orgulloso con formas armónicas y una fuerza imponente. Durante un rato largo quedó echado, jadeando. Delante de sus ojos se arremolinaban círculos rojos y sanguinolentos, y de vez en cuando emitía un quejido sibilante, doloroso. Un hachazo le había dado en el lomo. Pero se recuperó y pudo volver a levantarse. Sólo entonces vio cuán lejos había corrido. En ningún lado se podían ver personas o casas. Delante de él se encontraba una montaña imponente, nevada. Era el Chasseral. Decidió rodearlo. Como lo atormentaba la sed, comió pequeños pedazos de la corteza congelada y dura que cubría la nieve.
Más allá de la montaña se topó de inmediato con un pueblo. Estaba anocheciendo. Esperó en un tupido bosque de pinos. Luego rodeó con cuidado los cercos de los jardines, persiguiendo el olor de los establos tibios. No había nadie en la calle. Arisco y anhelante, espió por entre las casas. Entonces sonó un disparo. Levantó la cabeza hacia lo alto y se dispuso a correr, cuando ya estalló el segundo tiro. Le habían dado. El costado de su abdomen blancuzco estaba manchado con sangre que caía en gotas gruesas. A pesar de todo logró escapar con unos grandes saltos y alcanzar el bosque más alejado de la montaña. Allí esperó un instante, atento, y oyó voces y pasos provenientes de varios lados. Con miedo, miró hacia la montaña. Era escarpada, boscosa y difícil de trepar. Pero no tenía opción. Con respiración agitada escaló la pared empinada mientras que abajo, a lo largo de la montaña, avanzaba una confusión de insultos, órdenes y luces de linternas. El lobo herido trepó temblando a través del bosque de pinos, casi a oscuras, mientras la sangre marrón corría despacio por su costado.
El frío había cedido. El cielo occidental se veía brumoso y parecía prometer nieve.
Por fin el animal agotado alcanzó la cima. Ahora se encontraba sobre un gran campo de nieve, levemente inclinado, cerca de Mont Crosin, muy por encima del pueblo del que había escapado. No sentía hambre, pero sí un dolor turbio y punzante en la herida. Un ladrido seco y enfermo nació de su hocico entregado; su corazón latía pesado y dolorido, y el lobo sentía que la mano de la muerte lo presionaba como una carga indescriptiblemente pesada. Un pino aislado, de ramas anchas, lo atrajo; allí se sentó y clavó sus ojos perdidos en la noche gris de nieve. Pasó media hora. Una luz roja y apagada cayó sobre la nieve, extraña y blanda. El lobo se levantó con un quejido y dirigió su cabeza hermosa hacia la luz. Era la luna, que se levantaba por el sudoeste, gigantesca y color rojo sangre, y subía lentamente por el cielo cubierto. Hacía muchas semanas que no se la había visto tan roja y grande. El ojo del animal moribundo se aferraba con tristeza al astro opaco y en la noche volvió a oírse un estertor débil, doloroso y ronco.
Un poco más tarde surgieron luces y pasos. Campesinos con abrigos gruesos, cazadores y muchachos jóvenes con gorros de piel y botas toscas avanzaban por la nieve. Se escucharon alaridos de alegría. Habían descubierto al lobo moribundo, le dispararon dos tiros y ambos fallaron. Entonces vieron que el animal ya estaba por fallecer y le cayeron encima con palos y garrotes. Él ya no lo sintió.
Lo arrastraron hacia abajo, a Sankt Immer, con los miembros quebrados. Reían, alardeaban, se alegraban por el aguardiente y el café que beberían, cantaban, maldecían. Ninguno vio la belleza del bosque nevado, ni el brillo de la alta meseta, ni la luna roja que colgaba sobre el Chasseral y cuya luz débil se reflejaba en los caños de las escopetas, en los cristales de nieve y en los ojos quebrados del lobo muerto.

Oda a Hölderlin (Hermann Hesse)

Amigo de mi juventud, a ti regreso agradecido
ciertos atardeceres, cuando entre los saúcos
en el jardín que duerme suena sólo
la fuente susurrante.
Hoy nadie te conoce, amigo mío; en estos tiempo nuevos
muchos se han apartado del encanto tranquilo de la Hélade,
sin oraciones y sin dioses
prosaicamente el pueblo camina sobre el polvo.

Pero para una secreta multitud de absortos entrañables
a los que el dios llenó el alma de anhelos
aún suenan las canciones
de tu arpa divina.

Cansados del trabajo regresamos ansiosos
a la ambrosiaca noche de tu canto,
cuyas flotantes alas nos protegen
con un sueño dorado.

Y cuando nos encanta tu canción más ardiente se enciende,
más dolorosamente arde hacia el país dichoso del pasado
hacia los templos de los griegos
esta nostalgia que jamás termina.

Lobo estepario (Hermann Hesse)

Yo, lobo estepario, troto y troto,
la nieve cubre el mundo,
el cuervo aletea desde el abedul,
pero nunca una liebre, nunca un ciervo.

¡Amo tanto a los ciervos!
¡Ah, si encontrase alguno!
Lo apresaría entre mis dientes y mis patas,
eso es lo más hermoso que imagino.
Para los afectivos tendría buen corazón,
devoraría hasta el fondo de sus tiernos perniles,
bebería hasta hartarme de su sangre rojiza,
y luego aullaría toda la noche, solitario.

Hasta con una liebre me conformaría.
El sabor de su cálida carne es tan dulce de noche.
¿Acaso todo, todo lo que pueda alegrar
una pizca la vida está lejos de mí?
El pelo de mi cola tiene ya un color gris,
apenas puedo ver con cierta claridad,
y hace años que murió mi compañera.

Ahora troto y sueño con ciervos,
troto y sueño con liebres,
oigo soplar el viento en noches invernales,
calmo con nieve mi garganta ardiente,
llevo al diablo hasta mi pobre alma.

jueves, 2 de diciembre de 2010

LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA Y LA GLOBALIZACIÓN (Lizkno, J.)


“La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación que la hija de un campesino puede convertirse en médico, que el hijo de un minero puede convertirse en jefe de la mina, que un niño de los trabajadores agrícolas pueden llegar a ser el presidente de una gran nación”. (Mandela, N.)

La globalización,  a implicado una serie de modificaciones económicas, políticas y culturales para las diferentes sociedades del planeta (nuestro país no se queda atrás), que ha llevado a replantear el papel de las estructuras organizativas, las interacciones sociales, los procesos de producción de bienes y servicios y por supuesto, la educación.

Los procesos educativos, como formas culturales y estructurales de las sociedades, han sido fuertemente tocados por la globalización. Y aquí debemos entender por educación no únicamente la que se imparte en las escuelas, sino también la que concretamos día a día en nuestra sociedad civil y las otras instituciones y medios de comunicación a través del intercambio cotidiano de información, de interacciones, de modos de organizarnos y muy importante, de entender el mundo y nuestro papel en él. Estamos en una nueva y compleja era del capitalismo global, una era que ofrece grandes oportunidades para el dinamismo económico, pero a su vez esta lleva grandes riesgos de insatisfacción en nuestra población, y la educación no se queda atrás, arrasada y afectada por fuertemente por una búsqueda de un “mejor educación” para todos.

Según John Dewey (1902), la escuela debe desarrollar todas las formas posibles de la actividad humana, sin reducirse a ninguna de ellas. Así también, todo saber debe dejar de emanar exclusivamente del maestro, debe ser un proceso de descubrimiento, hallazgo, investigación, cuya fuente sea el interés y tenga una utilidad rápida. La escuela debe funcionar como una comunidad y en un clima de democracia (ésta se encuentra tan vinculada a la educación en la obra de Dewey, que obligó a una reflexión alrededor de los fines que se desean alcanzar), con lo que se obtendría por parte del niño, el desarrollo de los valores que los educadores desean implantar.

La educación del niño no depende exclusivamente de la escuela; la familia como institución social es el escenario educativo de la cotidianeidad que no tiene un método o técnica que guíe el proceso de formación del niño. Su escenario de socialización, de vinculación, de apego y sexualidad generaran las normas de conducta, que por medio de valores fueron adquiridas, esto teniendo en cuenta su responsabilidad que la sociedad y las instituciones le exigen con otros. La educación implica relaciones, principalmente entre un sujeto que enseña (el educador) y un sujeto que aprende (el educando). Tradicionalmente, las expectativas de los adultos frente al niño han sido un modelo único a configurar, un molde deseable por la sociedad que sea competitivo y capaz de enfrentar desafíos por obtener el poder social y económico. Pero casi siempre, olvidamos que al formar a niños competentes estamos formando niños que anulan y descalifican al otro, pasar por encima de otros no es la solución para convivir, esto teniendo en cuenta el concepto de justicia desde la igualdad: educación para todos.

El fenómeno del desplazamiento es una realidad que se ha difundido en nuestro país, cada vez aumenta la desescolarización debido a que los niños de familias inmigrantes por desplazamiento no cuentan con los recursos económicos para acceder a la institución, sin embargo, quienes tienen la oportunidad de acceder a la educación viven la exclusión dentro de la escuela ya que sus costumbres y hábitos no se aceptan dentro de dicha institución. Frente a este fenómeno, se ha hecho muy poco, la globalización exige necesidades para las sociedades, prescindiendo a la cultura, finalmente concluyo con dos interrogantes, ¿la exclusión social se debe a la violencia que ha mantenido la pobreza, en todo sentido, nuestro país? O, ¿por un momento podemos pensar en la globalización como un detonante de la exclusión social frente a la educación?

Referencias:

Brunner, J. (2000): “Globalización y el futuro de la educación: tendencias, desafíos, estrategias”. Santiago de chile.
Dorantes, C. y Matus, G. (2007). La Educación Nueva: la postura de John Dewey. Odiseo, revista electrónica de pedagogía. Recuperado el 29 de octubre del 2010 de: http://www.odiseo.com.mx/2007/07/dorantes-matus-dewey.html