En la clínica mental vivo 
un pedazo de mi vida. 
Allí me levanto con el sol 
y entre tanto escribo 
mi dolor y mi angustia. 
Sin angustias ni dolores 
ataraxia del espíritu 
en que mi corazón 
como una mariposa 
brilla con la luz 
y se opaca como un pájaro 
al darse cuenta 
de los barrotes que lo encierran.
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