domingo, 17 de junio de 2012

Jaime Sabines




Morir es retirarse, hacerse a un lado,
ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar al aire de una orilla a nado
y estar en todas partes en secreto.

Morir es olvidar, ser olvidado,
refugiarse desnudo en el discreto
calor de Dios, y en un cerrado
puño, crecer igual que un feto.

Morir es encenderse bocaabajo
hacia el humo y el hueso y la caliza
y hacerse tierra y tierra con trabajo.

 Apagarse es morir, lento y aprisa,
tomar la eternidad como a destajo
y repartir el alma en la ceniza.

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