¿Te importa mucho que Dios exista? ¿te importa que una nebulosa te dibuje el destino? ¿que tus oraciones carezcan de interlocutor? ¿que el gran hacedor pueda ser el gran injusto? ¿que los torturadores puedan ser hijos de Dios? ¿que haya que amar a Dios sobre todas las cosas y no sobre todos los prójimos y prójimas? ¿Has pensado que amar al Dios intangible suele producir un tangible sufrimiento y que amar a un palpable cuerpo de muchaha produce en cambio un placer casi infinito? ¿acaso creer en Dios te borra del humano placer? ¿habrá Dios sentido placer al crear a Eva? ¿habrá Adán sentido placer cuando inventó a Dios? ¿acaso Dios te ayuda cuando tu cuerpo sufre, o no es ni siquiera una confiable anestesia? ¿te importa mucho que Dios exista? ¿o no? ¿su no existencia sería para tí una catástrofe más terrible que la muerte pura y dura? ¿te importará si te enteras que Dios existe pero está inmerso en el centro de la nada? ¿te importará que desde el centro de la nada se ignore todo y en consecuencia nada cuente? ¿te importaría la presunción de que si bien tú existes Dios quién sabe? |
Bienvenidos a la página Literaria de Julie Paola Lizcano Roa. Aquí, podrán encontrar recopilación de textos de todo tipo de literatura, así mismo algunos textos de la creadora de este blog!
sábado, 25 de diciembre de 2010
Quién sabe (Mario Benedetti)
Preliminar del Miedo (Mario Benedetti)
Por sobre las terrazas alunadas donde se aman cautelosamente los gatos y los brillos esquivan las chimeneas creo que nadie sabe lo que yo sé esta noche algo aprendido a pedacitos y a pulsaciones y que integra mi pánico tradicional modesto ¿cómo desmenuzar plácidamente el miedo comprender por fin que no es una excusa sino un escalofrío parecido al disfrute sólo que amarguísimo y si atenuantes? los suicidas no tienen problemas al respecto deciden derrotarse y a veces lo consiguen entran en el miedo como en una piragua sin remos y con rumbo de cascada son los descubridores del alivio pero la paz les dura una milésima tampoco los homicidas se preocupan mucho limitan el miedo a una coyuntura desenvainan la furia o aprietan el gatillo y todo queda así simplificado y yerto pero los demás o sea los que venimos tironeados por la maravilla y perseguidos por el horror los demás o sea los compinches de la duda los candorosos los irresponsables los violentos pero no tanto los tranquilos pero no mucho los deportados de la buena fe los necesitados de alegría los ambulantes y los turbados los omisos de la vanguardia los atrasados de la vislumbre ésos qué haremos con el mundo sino asediarlo a escaramuzas desmenuzarlo con las uñas extinguirlo con el resuello desmantelarlo a mordiscones hacerlo trizas con la mirada dar cuenta de él con el amor Estrangularlo. |
Pero vengo (Mario Benedetti)
Más de una vez me siento expulsado y con ganas
de volver al exilio que me expulsa
y entonces me parece que ya no pertenezco
a ningún sitio, a nadie.
¿Será en indicio de que nunca más
podré no ser un exiliado?
¿Qué aquí o allá o en cualquier parte
siempre habrá alguien que vigile y piense,
éste a qué viene?
Y vengo sin embargo tal vez a compartir cansancio y vértigo
desamparo y querencia
también a recibir mi cuota de rencores
mi reflexiba comisión de amor
en verdad a qué vengo
no lo sé con certeza
pero vengo.
de volver al exilio que me expulsa
y entonces me parece que ya no pertenezco
a ningún sitio, a nadie.
¿Será en indicio de que nunca más
podré no ser un exiliado?
¿Qué aquí o allá o en cualquier parte
siempre habrá alguien que vigile y piense,
éste a qué viene?
Y vengo sin embargo tal vez a compartir cansancio y vértigo
desamparo y querencia
también a recibir mi cuota de rencores
mi reflexiba comisión de amor
en verdad a qué vengo
no lo sé con certeza
pero vengo.
Pausa (Mario Benedetti)
De vez en cuando hay que hacer
una pausa
contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana
examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa
y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.
Pasatiempo (Mario Benedetti)
Cuando eramos niños los viejos tenían como treinta un charco era un oceano la muerte lisa y llana no existía. Luego cuando muchachos los viejos eran gente de cuarenta un estanque un ocano la muerte solamente una palabra. Ya cuando nos casamos los ancianos estaban en cincuenta un lago era un océano la muerte era la muerte de los otros. Ahora veteranos ya le dimos alcance a la verdad el oceano es por fin el océano pero la muerte empieza a ser la nuestra. |
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