sábado, 25 de diciembre de 2010

Entre siempre y jamás (Mario Benedetti)


Entre siempre y jamás 
el rumbo el mundo oscilan
 
y ya que amor y odio
 
nos vuelven categóricos
 
pongamos etiquetas
 
de rutina y tanteo
 -jamás volveré a verte 
 -unidos para siempre
 
 -no morirán jamás
 
 -siempre y cuando me admitan
 
 -jamás de los jamases
 
 -(y hasta la fe dialéctica
 
 de) por siempre jamás
 
 -etcétera etcétera
de acuerdo 
pero en tanto
 
que un siempre abre un futuro
 
y un jamás se hace un abismo
 
mi siempre puede ser
 
jamás de otros tantos
siempre es una meseta 
 con borde con final
 
jamás es una oscura
 
caverna de imposibles
 
y sin embargo a veces
 
nos ayuda un indicio
que cada siempre lleva 
su hueso de jamás
 
que los jamases tienen
 
arrebatos de siempres
así 
incansablemente
 
insobornablemente
 
entre siempre y jamás
 
fluye la vida insomne
 
pasan los grandes ojos
 
abiertos de la vida.
 

Enamorarse y No (Mario Benedetti)



Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo.


En pie (Mario Benedetti)


Sigo en pie
por latido
por costumbre
por no abrir la ventana decisiva
y mirar de una vez a la insolente
muerte
esa mansa
dueña de la espera

sigo en pie
por pereza en los adioses
cierre y demolición
de la memoria

no es un mérito
otros desafían
la claridad
el caos
o la tortura

seguir en pie
quiere decir coraje

o no tener
donde caerse
muerto.

Empero (Mario Benedetti)


Cierro los ojos para disuadirme.
Ahora no es, no puede ser la muerte.
Está el escarabajo a tropezones,
mi sed de ti, la baja tarde inmóvil.
De veras está todo como antes:
el cielo tan inerme,
la misma soledad tan maciza,
la luz que se devora y no comprende.
Todo está como antes
de tu rostro sin nubes,
todo aguarda como antes la anunciada
estación en suspenso,
pero también estaba entonces este pánico
de no saber huir y no saber
alejarme del odio.
De veras todo está
destruido, indescifrable,
como verdad caída inesperadamente
del cielo o del olvido
y si alguien, algo, me golpea los párpados
es una lenta gota empecinada.
Ahora no es, no puede ser la muerte.
Abro los ojos para convencerme. 

Ella que pasa (Mario Benedetti)


Paso que pasa
rostro que pasabas
qué más quieres
te miro
después me olvidaré
despues y solo
solo y después
seguro que me olvido

Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
te quiero
te quiero sólo dos
o tres minutos
para conocerte más
no tengo tiempo.

Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
ay no
ay no me tientes
que si nos tentamos
no nos podremos olvidar
adiós.