sábado, 25 de diciembre de 2010

El sur tambien existe (Mario Benedetti)


Con su ritual de acero 
sus grandes chimeneas 
sus sabios clandestinos 
su canto de sirenas 
sus cielos de neón 
sus ventas navideñas 
su culto de dios padre 
y de las charreteras 
     con sus llaves del reino 
     el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo 
el hambre disponible 
recurre al fruto amargo 
de lo que otros deciden 
mientras el tiempo pasa 
y pasan los desfiles 
y se hacen otras cosas 
que el norte no prohibe 
    con su esperanza dura 
    el sur también existe
con sus predicadores 
sus gases que envenenan 
su escuela de chicago 
sus dueños de la tierra 
con sus trapos de lujo 
y su pobre osamenta 
sus defensas gastadas 
sus gastos de defensa 
    con sus gesta invasora 
    el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo 
cada uno en su escondite 
hay hombres y mujeres 
que saben a qué asirse 
aprovechando el sol  
y también los eclipses 
apartando lo inútil  
y usando lo que sirve 
    con su fe veterana 
    el Sur también existe
con su corno francés 
y su academia sueca 
su salsa americana  
y sus llaves inglesas 
con todos su misiles  
y sus enciclopedias 
su guerra de galaxias 
y su saña opulenta 
    con todos sus laureles 
    el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo 
cerca de las raíces 
es donde la memoria 
ningún recuerdo omite 
y hay quienes se desmueren 
y hay quienes se desviven 
y así entre todos logran 
lo que era un imposible 
    que todo el mundo sepa 
    que el Sur también existe 

El soneto del Rigor (Mario Benedetti)


Tal vez haya un rigor para encontrarte 
el corazón de rosa rigurosa
 
ya que hablando en rigor no es poca cosa
 
que tu rigor de rosa no te harte.
Rosa que estás aquí o en cualquier parte 
con tu rigor de pétalos, qué sosa
 
es tu fórmula intacta, tan hermosa
 
que ya es de rigor desprestigiarte.
Así que abandonándote en tus ramos 
o dejándote al borde del camino
 
aplicarte el rigor es lo mejor.
Y el rigor no permite que te hagamos 
liras ni odas cual floreros, sino
 
apenas el soneto de rigor.

Desganas (Mario Benedetti)


Si cuarenta mil niños sucumben diaramente 
en el purgatorio del hambre y de la sed 
si la tortura de los pobres cuerpos 
envilece una a una a las almas 
y si el poder se ufana de sus cuarentenas 
o si los pobres de solemnidad 
son cada vez menos solemnes y más pobres 
ya es bastante grave 
que un solo hombre 
o una sola mujer 
contemplen distraídos el horizonte neutro
pero en cambio es atroz 
sencillamente atroz 
si es la humanidad la que se encoge de hombros.