domingo, 30 de septiembre de 2012


Carlos Alberto Boaglio




A pesar de que se duermen mis sentidos por rutina.

A pesar de esta apatía que bosteza enmohecida.
A pesar de muchas broncas que quedaron escondidas.
A pesar de mis fracasos, mis pecados, mis caídas.
A pesar ya de ilusiones que están por siempre dormidas,
y de fantasmas internos prendidos de mis pupilas.



A pesar de que me invento muchas veces la sonrisa.
A pesar de que me trague mis verdades, mis mentiras.
A pesar de mis defectos, de mi cólera, de mi ira,
de mis eternos miedos que desde mi alma silban,
y que viva disfrazando mis pequeñas cobardías.



A pesar de mi pasado que me espía a escondidas.
A pesar de mis angustias que rasguñan mis costillas.
A pesar de mi energía que se agota, se termina,
y del paso de los años, de mis luchas, mis heridas.



A pesar de todo eso... sigo apostando a la vida.




domingo, 23 de septiembre de 2012

El silencio (Andrés Caicedo )




Lo que estabamos viendo ya lo sabíamos perfectamente, Era tu fin. No nos importaba nada más... Sólo eso: tu fin.  Veíamos todo pero callábamos. Eso era lo peor: callábamos. Pero en nuestro silencio comprendíamos que se nos iba algo de la vida. Yo y él El y yo Nosotros y ellos Todos. Es que sabes una cosa? Te llegamos a odiar terriblemente, ya no queríamos creer en ti. Ni en tus palabras. Recuerdas cuando nos encontraste? Éramos unas personas que trataban de encontrar la felicidad que prometía la vida en cualquier luciérnaga de apestosa esperanza y fe... Todas falsas. No teníamos nada en que depositar nuestras creencias, no podíamos confiar en nadie, por que a nada encaminábamos nuestros actos. Y nos encontraste. Quisiste librarnos de ese peso, de ese estúpido significado de la vida. Creímos en ti y te seguimos. Ideal, Aceptamos de buena gana tus mensajes. En ti veíamos la verdadera esperanza de nuestras existencias. Eras Nuestra estatua Preferida. Llegó el momento en que casi conocimos la felicidad, y te llegamos a idolatrar, Ideal. Ya el culto que te rendíamos no era como el de una simple y falsa misa; por ti hubiéramos llegado a la idolatría para después vencerla con el idealismo; alcanzábamos lo que nos proponíamos, y por eso amábamos. Por que el hombre nunca odia ni consigue todo lo que ha soñado hacer... Pero si sólo recibe desengaños odia con todas sus fuerzas. Claro, tenía que llegar. Después de todo, esta vida es bonita o no es bonita, eso depende. Y nosotros optamos por lo segundo, sabes por qué? Porque nos dimos cuenta que nos habías engañado... que ya tu presencia nos recordaba el día que el desengaño de nuestros propósitos nos golpeó en la jeta. Sí, Ideal... La vida nos había golpeado. Nos dimos cuenta que ya no podríamos alcanzar nuestros propósitos...Es muy sencillo, ni te das cuenta? Por eso, sencillamente por eso, Te odiamos. Si, tal vez te traicionamos, porque olvidamos tu enseñanza, ignoramos nuestro oficio en el mundo, nuestra búsqueda por la inexistente esperanza... dejamos todo eso para acabarnos en el maldito tedio, eso era lo único que encontrábamos, Por eso En parte tenías razón Pero no debiste dejarnos solos. Y si te dijera que después te buscábamos? Y si te dijera que te llamábamos a gritos y que te suplicábamos que aparecieras y que vinieras de nuevo a darnos un consuelo en nuestra maldita vida? !Ideal! !Ideal! !Ideal! !Ideal! !Ideal! Maldita sea. Por qué no aparecías? Llegó el día en que nos cansamos de buscarte, Ideal. No, no te hagas ilusiones... Te odiábamos pero te considerábamos necesario, solo eso. Entonces nos dimos cuenta que lo mejor era perseguirte y acabar contigo. Para que tu presencia se perdiera, y así poder vivir nosotros en paz sin recordarte

! uno 
dos y tres 
otra vez !

Necesitábamos matarte, Ideal...Era necesario Ahora escribo esto para recordarte, para poder escribir nuevamente tu palabra cinco veces: 

1. Ideal 
2. Ideal 
3. Ideal 
4. Ideal 
5. Ideal

Ya no existes, Ideal. Tal vez vivamos felices, no podría decirlo. Sería igual asegurar que uno -a uno y que dos es igual dos mas d o dds dos. Por eso, porque no existes, no nos preocupamos de nada. No tenemos propósitos, dejamos que todo nos suceda porque sí... No por que nosotros estemos interesados en que pase Por eso, porque no

Existes 
Existirás
Exististe.

Pero, amls 
Pero, mansdd 
Pero, malsd 
Pero, maldiss 
Pero, Mald 
Pero, Maldito Ideal 
Por qué no acudiste a nuestro llanto? 

QUE VIVA LA MÚSICA (FRAGMENTO)




Tú, no te detengas ante ningún reto. Y no pases a formar parte de ningún gremio. Que nunca te puedan definir ni encasillar. Que nadie sepa tu nombre y que nadie amparo te dé. Que no accedas a los tejemanejes de la celebridad.

Si dejas obra, muere tranquilo, confiando en unos pocos buenos amigos. Nunca permitas que te vuelvan persona mayor, hombre respetable. Nunca dejes de ser niño, aunque tengas los ojos en la nuca y se te empiecen a caer los dientes.

Tus padres te tuvieron. Que tus padres te alimenten siempre, y págales con mala moneda. A mí qué. Jamás ahorres. Nunca te vuelvas una persona seria. Haz de la irreflexión y de la contradicción tu norma de conducta. Elimina las treguas, recoge tu amor en el daño, el exceso y la tembladera. Todo es tuyo. A todo tienes derecho y cóbralo caro.

No te sientas llenecita nunca. Aprende a no perder la vista, a no sucumbir ante la miopía del que vive en la ciudad. Ármate de los sueños para no perder la vista. 

Olvídate de que podrás alcanzar alguna vez lo que llaman "normalidad sexual", ni esperes que el amor te traiga paz. El sexo es el acto de las tinieblas y el enamoramiento la reunión de los tormentos. Nunca esperes que lograrás comprensión con el sexo opuesto. No hay nada más disímil ni menos dado a la reconciliación.

Tú, practica el miedo, el rapto, la pugna, la violencia, la perversión y la vía anal, si crees que la satisfacción depende de la estrechez y la posición predominante. Si deseas sustraerte a todo comercio sexual, aún mejor. Para el odio que te ha infectado el censor, no hay remedio mejor que el asesinato. 

Para la timidez, la autodestrucción. 

Adonde mejor se practica el ritmo de la soledad es en los cines. Aprende a sabotear los cines

No accedas al arrepentimiento ni a la envidia ni al arribismo social. Es preferible bajar, desclasarse; alcanzar al término de una carrera que no conoció el esplendor, la anónima decadencia. 

Para endurecer la unidad sellada, ensaya dándote contra las tapias. 

No hay momento más intenso ni angustioso que el despertar del hombre que madruga. Complica y prolonga este momento, consúmete en él. Agonizarás lentamente y de berrido en berrido enfrentarás los nuevos días.

Es prudente oír música antes del desayuno.

Tú, disimula el olvido. Aprende a contemplar inconmovible toda génesis. Si te tienta la maldad, sucumbe: teminaréis por rodar juntas del mismo brazo. 

Come de todo lo que sea malo para el hígado: mango biche y hongos y pura sal, y acostúmbrate a amanecer con los gusanos. Créete ceiba, que también cría parásitos. 

Tú, no te preocupes. Muérete antes que tus padres para librarlos de la espantosa visión de tu vejez. Y encuéntrame allí donde todo es gris y no se sufre. Somos muchas.

Andrés Caicedo 

El despescuezamiento de Andrés Caicedo "El Cuento de mi vida. Memorias Inéditas".




Antes de viajar de Medellín tuve mi primera novia, que se llamó, de forma coincidente, Patricia. Es curioso, pero recuerdo esa época como la más feliz de mi vida. Teníamos en el barrio La Flora, una especie de pandilla de delincuentes juveniles, jugábamos escondite americano con las muchachas. El juego consiste en que ellas o uno se esconde y si lo descubren tiene que dejarse dar un beso. Hacíamos cagadas como quebrar ventanas en las casas de los vecinos, y en diciembre tirarle bombas de agua a los buses o estallar papeletas y tronantes. La pasé feliz. Pero cuando regresé de Medellín los muchachos se habían cambiado de barrio, las muchachas andaban con hombres mayores. Mi impresión fue tal que les pedi a mis padres que me enviaran de nuevo a Medellín, pero no se pudo, por razones economicas y de falta de cupo. Me tuve que acostumbrar, pues, de nuevo a Cali. Aquí ya leía mucho a Edgar Allan Poe, aunque aun no soñaba con llegar a ser un escritor. Iba mucho al cine, y cuando, años despues, leí en la revista HABLEMOS DE CINE del Perú que todas mis preferencias eran de importancia, me fui volviendo cinéfilo a conciencia y empecé a llevar un diario de films vistos, cosa que hago hasta ahora.

...fui haciéndome, luego, a un reconocimiento nacional como entendido en cine, pero aún tenía problemas con la droga, sobre todo con las pepas, pues yo comencé a tomar Valuim 10 cuando hacía viajes por tierra de Cali a Bogotá. No tenía mujer, ni me interesaba. Tomaba mucha cerveza y me la pasaba contento en Cali, mucho más despues que me hice muy amigo de Clarisol y Guillermo Lemos, dos niños super precoces y super perversos y fui dando la imagen del niño que no ha crecido o se niega a crecer: ellos me hicieron probar los hongos y el Daprisal, y yo estaba contento con mi pose silvestre porque así desconcertaba a los intelectuales de profesión, a los que he detestado siempre y bastante es el mal, con puyas indirectas, que me han hecho. Pero como todo el mundo deseaba y admiraba a Clarisol, no se podían meter conmigo, pensaban "ese va a acabar mal", pero no decían nada. Con Clarisol hicimos un pacto: "Tú aparentas mi edad y yo la tuya", y así pasábamos el tiempo, cada uno desconcertando a su manera. Pero llegó Patricia y todo se acabó.

Con Clarisol había conocido una especie de vida salvaje. El amor salvaje de Patricia me trajo a una cercana realidad, aunque también peligrosa. Yo la conocía a ella desde hace dos años, pero no le había parado bolas, desinteresado como estaba por toda mujer hecha y derecha. Pero mentiras; Patricia resultó ser una niña malcriada, exigente y desconfiada. Ella me sedujo y me atrapó. Su amor fue como un viaje sin regreso por la selva más tenaz de todas, la del Chocó; fue como pasar hambre y darse después un festín y emborracharse con cerveza helada. Yo creo que eramos unos niños al conocernos y juntamos nuestras malas crianzas y hacíamos el amor de una forma perfecta. Por varios meses yo fui se segundo hombre hasta que las circunstancias me llevaron a ser el único, el primero. Su matrimonio iba ya muy mal cuando nos conocimos, y por pura coincidencia feminista yo me dejé seducir, porque era testigo de lo mal que la trataba su marido. Además él, Carlos Mayolo, había arruinado por su mal genio un film que realizamos en 1971; "Angelita y Miguel Angel", en 16 mms. y con guión mio. Pero no creo que haya sido venganza; hice a medias el amor con ella y me gustó muchísimo y estuvo: quedé enamorado como nunca en mi vida. De alli, nuestra relación fue siempre incompleta, y su marido, como dice el proverbio, fue el ultimo en saberlo; nos pillo in fraganti en el último Festival de Cine de Cartagena. Pero con él ya todo estaba dañado, y la cosa no fue muy grave. En el intervalo yo trabajé durísimo con el grupo de teatro de la U. del Valle en mi obra "El mar", sobre el desorden, el trabajo acumulado y sobre la relacion dificil con los objetos (incapacidad manual), ademas de ser, a la vez, un comentario critico (no sé cómo me las arreglé para lograrlo) a dos novelas magnificas: MOBY DICK de Melville y ARTHUR GORDON PYM de Poe. Con perdón de todo el mundo, esa fue mi (fatua) obra maestra. No duró más que tres dias en cartelera, ya que el protagonista celebró tan duro el éxito del estreno que hasta hoy sigue borracho.

Mi relación con Patricia ha estado sujeta (ya no) a un grado tal de inestabilidad que yo tuve que recurrrir al triple Valium 10. Primero que todo ella se demoró en dejar de amar a Carlos, a mi me tocó presenciar una escena de súplica y de amor en vano tal, que me pegó uno de los mayores sustos de mi vida. Y lo que lo acaba a uno no es la droga sino los sustos. Después de eso yo me porté muy duro con ella, repitiéndole que ya no habia caso, que ya no la quería, y eso y la separación con su esposo la condujeron a una especie de locura por los hombres; hizo el amor con el más grande y el más chiquito de los cineclubistas de Bogotá, pero siempre venía hacia mi. Y yo estaba bastante golpeado, a medias destruido, ya que "el más grande" era uno de mis mejores amigos, y yo nunca le perdoné lo que hizo con Patricia. La verdad fue que ella me utilizó como muleta, me expuse como escudo de su inestabilidad, y yo tenía que estarla cuidando, impidiendo toda clase de rumba, convencido, como dice la canción, "que las rondas no son buenas, que hacen daño y que dan penas". Además ese ambiente para mi ya estaba completamente pasado de moda. Hará unos tres años yo fui un muchacho super rumbero, tanto que escribí una novela sobre todo eso. Pero me aburrió el esnobismo y la vulgaridad de la rumba, y fue precisamente en mitad de una rumba que yo intenté suicidarme por primera vez, cortándome las venas despues de tomar veinticinco blues, como le decimos nosotros al Valium de 10 mgs. Me despertó el mismo ruido de mi sangre goteando sobre el piso de madera, y minutos después cicatrizaría. Pero como no me hicieron lavado de estómago estuve todo pepo como quince días. Después, quedé muy propenso al llanto, por todo lloraba como un niño, y hablaba imitando a Patricia. La segunda vez que me intenté suicidar esta rodeada de ciurcunstancias más allá de mi memoria. Según parece me tomé 125 pepas y discutí mucho con ella. A los varios cinco o seis días me vine a despertar en Cuidados Intensivos creyendo, por la calefacción, que estaba en Cali.

Me llegaba el recuerdo de Patricia como el de un ángel guardián y experimentaba ráfagas de felicidad indefinida e inconclusa. Ahora, pasado ya un mes de estar en esta clinica tengo planes urgentes para un futuro inmediato; sacar un número cinco de OJO AL CINE que sea mejor que los anteriores, gestionar la publicación de mi novela QUE VIVA LA MUSICA! con las dos editoriales que me la han comprado y arreglar la publicación de un libro de Eduardo Agudelo, el dueño de la editorial que me saca la revista; asimismo, comenzar dándole forma al libro que tengo planeado sobre los Rolling Stones, entroncandolo con el relativo fracaso de mi generación. Yo siempre estuve muy influenciado por la música de los Stones, por su postura lumpenesca en la vida, aunque estuvieran disfrutando el puesto número uno en la industria (que hoy esta en plena decadencia artística) del Rock'n Roll. Ya creo haber salido de ese estado de confusión en el que no recordaba los sueños, en el que perdia un bolígrafo todos los dias, y no terminaba ningún trabajo ni terminaba la lectura de ningún libro y para todos era una intolerancia que me estaba haciendo enemigos de todos los que eran amigos mios. Quiero escribir un libro ante la decadencia del cine mundial ligado a la super perfección técnica, se llame "Por un cine imperfecto", parafraseando un artículo del cubano Julio García Espinosa, y análisis de los films que más admiro: PERSONA, de Ingmar Bergman, PSICOSIS de Alfred Hitchcock y LILITH de Robert Rossen. Así es. He podido ser mejor, pero qué le vamos a hacer.

(Andrés Caicedo, "El Cuento de mi vida. Memorias Inéditas")

sábado, 1 de septiembre de 2012

Erica Jong, Culinaria poética (fragmento)


Una vez que el pene ha sido introducido en el poema, la poeta se baja hasta quedar sentada sobre el muso, con sus piernas hacia afuera. Él no necesita moverse. la poeta estará en posición erguida y subirá y bajará su cuerpo rítmicamente hasta alcanzar la última línea. Ella podrá hacer una pausa en sus movimientos y también podrá mover su pelvis y abdomen hacia adelante y atrás, o hacia los costado
s, o con un movimiento circular de tirabuzón. Este método resulta en imágenes excepcionalmente agudas y es frecuentemente recomendado para llegar a la cumbre del goce estético. La penetración es más profunda que en otras posturas. Sin embargo, la concepción es menos posible.

Esta postura es también conveniente cuando el muso está cansado o falto de vigor, ya que la poeta toma el papel más activo. La penetración es más profunda cuando el cuerpo de la poeta hace un ángulo de 45 grados con el del muso. Un muso en erección a medias permanecerá en posición cuando se esté en esta postura, ya que no puede deslizarse fuera del poema.


INFECCIÓN / Andrés Caicedo 



Bienaventurados los imbéciles,porque de ellos es el reino de la tierra
El sol. Cómo estar sentado en un parque y no decir nada. La una y media de la tarde. Camino caminas. Caminar con un amigo y mirar a todo el mundo. Cali a estas horas es una ciudad extraña. Por eso es que digo esto. Por ser Cali y por ser extraña, y por ser a pesar de todo una ciudad ramera.
-Mirá, allá viene la negra esa.
-Francisco es así, como esas palabras, mientras se organiza el pelo con la mano y espera a que pasa ella. Ja! Ser igual a todo el mundo.
Pasa la negra-modelo. Mira y no mira. Ridiculez. Sus 1,80 pasan y repasan. Sonríe con satisfacción. Camina más allá y ondula todo, toditico su cuerpo. Se pierde por fin entre la gente, ¿y queda pasando algo? No nada. Como siempre.
(Odiar es querer sin amar. Querer es luchar por aquello que se desea y odiar es no poder alcanzar por lo que se lucha. Amar es desear todo, luchar por todo, y aún así, seguir con el heroísmo de continuar amando. Odio mi calle, porque nunca se rebela a la vacuidad de los seres que pasan por ella. Odio los buses que cargan esperanzas con la muchacha de al lado, esperanzas como aquellas que se frustran en toda hora y en todas partes, buses que hacen pecar con los absurdos pensamientos, por eso, también detesto esos pensamientos: los míos, los de ella, pensamientos que recorren todo lo que saben vulnerable y no se cansan. Odio mis pasos, con su acostumbrada misión de ir siempre con rumbo fijo, pero maldiciendo tal obligación. Odio a Cali, una ciudad que espera, pero que no le abre las puertas a los desesperados)
Todo era igual a las otras veces. Una fiesta. Algo en lo cual uno trata desesperadamente de cambiar la tediosa rutina, pero nunca puede. Una fiesta igual a todas, con algunos seductores que hacen estragos en las virginidades femeninas… después, por allá… por Yumbo o Jamundí, donde usted quiera. Una fiesta con tres o cuatro muchachas que nos miran con lujuria mal disimulada. Una fiesta con numeritos que están mirando al que acaba de entrar, el tipo que se bajó de un carro último modelo. Una fiesta con uno que otro marica bien camuflado, y lo más chistoso de todo es que la que tiene al lado trata inútilmente de excitarlo con el codo o con la punta de los dedos. Una fiesta con muchachas que nunca se han dejado besar del novio, y que por equivocación son lindas. Y también con F. Upegui que entra pomposamente, viste una chaqueta roja, hace sus poses de ocasión y mira a todos lados para mirar-miradas. Una fiesta con la mamá de la dueña de casa, que admira el baile de su hijita pero la muy estúpida no se imagina si quiera lo que hace su distinguida hija cuando está sola con un muchacho, y le gusta de veras. Una fiesta donde los más hipócritas creen estar con Dios, maldita sea, y lo que están es defecándose por poder amachinar a la novia de su amigo… piensan en Dios y se defecan con toda calma mientras piensas en poder quitársela.
Sí, odio a Cali, una ciudad con unos habitantes que caminan y caminan… y piensan en todo, y no saben si son felices, no pueden asegurarlo. Odio a mi cuerpo y mi alma, dos cosas importantes, rebeldes a los cuidados y normas de la maldita sociedad. Odio mi pelo, un pelo cansado de atenciones estúpidas, un pelo que puede originar las mil y una importancias en las fuentes de soda. Odio la fachada de mi casa, por estar mirando siempre con envidia a la de la casa del frente. Odio a los muchachitos que juegan fútbol en las calles, y que con crueldades y su balón mal inflado tratan de olvidar que tienen que luchar con todas sus fuerzas para defender su inocencia. Sí, odio a los culicagados que cierran los ojos a la angustia de más tarde, la que nunca se cansan de atormentar todo lo que encuentra… para seguir otra vez así: con todo nuevamente, agarrando todo, todo !. Odio a mis vecinos quienes creen encontrar en un cansado saludo mío el futuro de la patria. Odio todo lo que tengo de cielo para mirar, sí, todo lo que alcanzo, porque nunca he podido encontrar en él la parte exacta donde habita Dios.
Conozco un amigo que le da miedo pensar en él, porque sabe que todo lo de él es mentira, que él mismo es una mentira, pero que nunca ha podido –puede- podrá aceptarlo. Sí, es un amigo que trata de ser fiel, pero no puede, no, lo imposibilita su cobardía.
Odio a mis amigos… uno por uno. Unas personas que nunca han tratado de imitar mi angustia. Personas que creen vivir felices, y lo peor de todo es que yo nunca puedo pensar así. Odio a mis amigas, por tener entre ellas tanta mayoría de indiferencia. Las odio cuando acaban de bailar y se burlan de su pareja, las odio cuando tratan de aparentar el sentimiento inverso al que realmente sienten. Las odio cuando no tratan de pensar en estar mañana conmigo, en la misma hora y en la misma cama. Odio a mis amigas, porque su pelo es casi tan artificial como sus pensamientos, las odio porque ninguna sabe bailar go go mejor que yo, o porque todavía no he conocida ninguna de 15 años que valga la pena para algo inmaterial. Las odio porque creen encontrar en mí el tónico ideal para quitar complejos, pero no saben que yo los tengo en cantidades mayores que los de ellas… por montones. Las odio, y por eso no se lo dejo de hacer porque las quiero y aún no he aprendido a amarles.
No sé, pero para mí lo peor de este mundo es el sentimiento de impotencia. Darse cuenta uno de que todo lo que hace no sirve para nada. Estar uno convencido que hace algo importante, mientras hay cosas mucho más importantes por hacer, para darse cuenta que se sigue en el mismo estado, que no se gana nada, que o se avanza terreno, que se estanca, que se patina. Rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr——————rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr———————rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr no poder uno multiplicar talentos, estar uno convencido que está en este mundo haciendo un papel de estúpido, para mirar a Dios todos los días sin hacerle caso.
¿Y qué? ¿Busca algo positivo uno? ¿Lo encuentras? Ah, no. Lo único que hace usted es comer mierda. Vamos hombre, no importa en que forma se encuentra su estómago, piense en su salvación, en su destino, por Dios, en su destino, pero esta bien, eso no importa. ¿Qué no? Vea, convénzase: por más que uno haga maromas en esta vida, por más que se contorsione entre las apariencias y haga volteretas en medio de los ideales, desemboca uno a la misma parte, siempre lo mismo… lo mismo de siempre. Pero eso no importa, no lo tome tan en serio, porque lo más chistoso, lo más triste de todo es que UD. Se puede quedar tranquilamente, s u a v e m e n t e,  d e f e c á n d o s e, p u d r i é n d o s e,  p o c o  a   p o c o,   t ó m e l o   c o n   c a l m a… ¡Calma! ¡Por Dios, tómelo con calma!
Odio la avenida sexta por creer encontrar en ella la bienhechora importancia de la verdadera personalidad. Odio el Club Campestre por ser a la vez un lugar estúpido, artificial e hipócrita. Odio el teatro Calima por estar siempre los sábados lleno de gente conocida. Odio al muchacho contento que pasa al lado que perdió al fin del año cinco materias, pero eso no le importa, porque su amiga se dejó besar en su propia cama. Odio a los maricas por estúpidos en toda la extensión de la palabra. Odio a mis maestros y sus intachables hipocresías. Odio las malditas horas de estudio por conseguir una maldita nota. Odio a todos ellos que se cagan en la juventud todos los días.
¿Es que sabes una cosa? Yo me siento que no pertenezco a este ambiente, a esta falsedad, a esta hipocresía. Y ¿Qué hago? No he nacido en esta clase social, por eso es que te digo que no es fácil salirme de ella. Mi familia está integrada en esta clase social que yo combato, ¿Qué hago? Sí, yo he tragado, he cagado este ambiente durante quince años, y, por Dios, ahora casi no puedo salirme de él. Dices que por qué vivo yo todo angustiado y pesimista? ¿Te parece poco estar toda la vida rodeado de amistades, pero no encontrar siquiera una que se parezca a mí? No sé que voy a poder hacer. Pero a pesar de todo, la gloria está al final del camino, si no importa.
La odio a ella por no haber podido vencer a su propia conciencia y a sus falsas libertades. La odio porque me demostró demasiado rápido que me quería y me deseaba, pero después no supo responder a estas demostraciones. La odio porque no las supo demostrar, pero ese día se fue cargando con ellas para su cama. Yo la quiero muchacha estúpida, ¿no se da cuenta? Pero apartándonos de eso la odio porque me originó un problema el berraco y porque siempre se iban con mis palabras, con mis gestos y mis caricias, con todo… otra vez para su cama. Pero, tal vez, para nosotros exista otra gloria al final del camino, si es que todavía nos queda un camino… quién sabe…
Odio a todas las putas por andar vendiendo añoraciones falsas en todas sus casas y calles. Odio las misas mal oídas… Odio todas las misas. Me odio, por no saber encontrar mi misión verdadera. Por eso me odio… y a ustedes ¿les importa?
Sí, odio todo esto, todo eso, todo. Y la odio porque lucho por conseguirla, unas veces puedo vencer, otras no. Por eso la odio, porque lucho por su compañía. La odio porque odiar es querer y aprender a amar. ¿Me entienden?. La odio, porque no he aprendido a amar y necesito de eso. Por eso odio a todo el mundo, no dejo de odiar a nadie, a nada…
A nada
A nadie
Sin excepción!
Tomado de “Destinitos Fatales”
Andrés Caicedo Estela

1